Capitulo 1 Capitulo 2 Capitulo 3 Capitulo 4
Capitulo 6 Capitulo 7

 

NEVILLE

CAPÍTULO V

 

Lo que Harry había echado de menos, eran los ronquidos de Neville. Se levantó para ver si estaba en su cama sin poder dormir, pero el lugar de Neville estaba vacío, aunque con las cortinas corridas.

Harry recordó que no lo había visto desde que se bajaron del tren, por lo que empezó a preocuparse. ¿Qué podría haber atraído a Neville de tal manera que le hubiera hecho perder el suculento banquete de Hogwarts?

Un escalofrío recorrió su espalda

¿Qué podía hacer?

Lo primero que se le ocurrió fue despertar a Ron. Ambos pensarían juntos en algo, y si no irían al cuarto de las chicas, aunque estuviera prohibido. Después de todo, una emergencia es una emergencia.

Zarandeó a Ron, que dormía profundamente.

-   ¡Despierta Ron!

-   ¿Qué pasa? ¿Es ya de día? – Dijo su amigo con voz somnolienta

-   No, pasa algo grave.

-   ¿Qué?

-   Neville no está en su cama.

 

Ron se incorporó y se frotó con fuerza los ojos. Después preguntó :

-   ¿Pero crees que estará bien? Es que... ya sabes... No lo hemos visto desde que el tren paró.

-   Por eso te he despertado. No sé lo que ha podido pasar, la única manera de averiguarlo es ir a buscarle. Podemos ir a despertar a Hermione.

-   ¿Hermione? Pero ya sabes que el cuarto de las chicas está prohibido.

-   Sí, pero estoy seguro de que ella no se enfadará.

 

Mientras Ron se levantaba y se lavaba la cara para poder ver a través de las legañas que cubrían sus ojos, Harry salió corriendo de la habitación para llamar a Hermione.

Llegó al inicio de las escaleras, donde se dividían en dos.

Subió por el otro tramo y empezó a leer los cartelitos de las habitaciones.

Encontró fácilmente las habitaciones del primer, segundo y tercer curso, pero las demás parecían estar escondidas.

-   ¿Será posible que sean tan desconfiados?

 

Se dijo Harry mientras intentaba buscar algún tapiz o alguna estatua a la que dar una contraseña.

De pronto, se dio cuenta de que si para llegar a las habitaciones había que decir alguna contraseña estaría perdido.

Sin embargo, siguió buscando hasta que vio un enorme tapiz que le pareció un poco sospechoso.

Apoyó su brazo en medio del tapiz, y en vez de caer sobre la sólida pared de ladrillo, cayó al vacío, atravesando el lienzo.

Muy contento, Harry pasó a través del mismo, y empezó a subir otras escaleras de caracol, hasta que llegó a la habitación, en la que al igual que la suya, había un cartelito en el que las palabras “Quinto curso” se podían leer.

Entró intentando apenas respirar, para no despertar a las demás chicas, y se encontró en la habitación circular, que era una copia exacta a la suya, pero con las paredes de colores más claros, que rotaban por toda la pared. Cuatro de las cinco corrinas estaban corridas, por lo que Harry se asomó disimuladamente a la que no estaba protegida, para no arriesgarse a correr una cortina y llevarse una sorpresa.

Pero allí dormía Lavender Brown, que hacía un extraño ruido con su garganta.

Entonces miró a su alrededor.

Esperaba ver alguna señal que le indicara donde dormía su mejor amiga, hasta que oyó un leve maullido, y sintió que algo le arañaba la pierna.

-   ¡Crockshans! – susurró – No pienses mal, necesito hablar con Hermione por un asunto de suma importancia – añadió al ver la cara desconfiada con la que le miraba. – Por favor, indícame donde duerme.

 

Aún desconfiadamente, el gato se acercó a la cama en la esquina del cuarto, y dando un salto, se subió en la cortina y la descorrió.

En ese momento, sin duda debido al brusco movimiento hecho por Crockshans, Hermione se despertó sobresaltada.

Harry rogó con toda su alma que no gritara, y por suerte sus plegarias fueron escuchadas.

Hermione, con el pelo más enmarañado que nunca y la cara somnolienta, miró a Harry sorprendida y preguntó:

-   ¿Qué pasa?

-   Neville.

-   ¿Qué pasa con él?

-   No está en el cuarto. Tampoco estuvo en el banquete. No lo hemos visto desde que el tren llegó.

-   Es verdad. – Dijo Hermione empezando a despertarse. – pero aún así no deberías estar en el cuarto. Avisa a Ron y os veo dentro de un par de minutos en la sala común.

-   Ya lo he avisado. Sólo quería que tú también lo supieras. Voy a decirle que baje.

 

Harry salió corriendo antes de que las demás chicas tuvieran tiempo de despertarse, y se dirigió, rápidamente adonde su amigo Ron le esperaba impaciente.

Contó a Ron lo que Hermione le había dicho, y antes de volver a salir, para dirigirse a la sala común de Gryffindor, sacó de su baúl la capa invisible y el mapa de Hogwarts. Le echó una mirada rápida, aunque como se imaginaba, en el mapa no aparecía ningún cartelito con el nombre de Neville.

Bajaron a la sala, donde Hermione les esperaba, con un jersey sobre su camisón.

 

Lo primero que ésta hizo fue coger el mapa de Hogwarts que Harry llevaba, pero se llevó una gran desilusión.

Entonces dijo:

-   Si no está en Hogwarts, puede estar en cualquier sitio. – dijo Hermione con voz seria.

-   A lo mejor el mapa no lo señala por algo... – Dijo Harry, intentando que sus palabras sonaran convincentes a sus propios oídos.

-   Sabes perfectamente que si Neville estuviera en el colegio, o en sus terrenos, el mapa lo mostraría sin falta. – Dijo Hermione con la misma voz seria, pero más firme.

-   ¿Pero qué podemos hacer?. – Dijo Ron, que aún estaba algo adormilado.

-   Vayamos a buscarlo. Tiene que estar en algun lugar donde cogimos las diligencias, ya que allí fue donde desapareció.

-   Esperemos que no haya decidio “moverse” – Dijo Hermione tan seriamente que Harry y Ron sintieron un escalofrío, pensando en donde podría encontrarse el pobre Neville, si aún “se encontraba”

 

Se pusieron la capa invisible de modo que los cubriera a todos, por si se encontraban con Filch o con su gata, la señora Norris.

Sujetando el mapa de Hogwarts con una mano, y la capa co la otra, Harry y sus amigos salieron de la sala común, diciéndole la contraseña a la señora Gorda, que se sintió muy contrariada al despertarse y no ver a nadie.

Sin embargo, dejó el paso libre por si acaso, y después volvió a dormirse en su cuadro, suponiendo sin duda que habría sido algún delirio de su sueño.

 

Llegaron hasta los terrenos de Hogwarts sin ningún problema, habiendo visto en el camino sólo a la espantosa gata del conserje, que aunque maulló desconfiadamente, no consiguió adivinar donde se hallaban los “fugitivos”

 

Salieron, y el frío les golpeó como una bofetada en la cara.

Se dirigieron a las grandes puertas del castillo, donde las diligencias reposaban, aunque ya no serían útiles hasta el año que viene.

Se acercaron, y decidieron subirse a una, para ver lo que pasaba.

Al instante, una voz preguntó:

¿Dónde se dirigen?

Aunque asombrados, respondieron:

-   A la estación de tren.

 

En un principio pensaron que tal vez habría que darle explicaciones a la diligencia, para que les llevara al sitio exacto donde querían, pero el objeto parecía obedecer más a sus pensamientos que a sus órdenes, y en breve se encontraron de nuevo en el lugar donde les habían recogido al llegar al colegio.

 

Por la noche, la estación estaba muy oscura, y Harry, Ron y Hermione se arrepintieron de haberse alejado tanto de Hogwarts.

Si alguien supiera donde estaban, se meterían en un gran lío, y probablemente serían expulsados del colegio.

Aún asustados, empezaron a buscar a Neville, llamándolo con voz baja, pero firme.

De repente, Ron gritó:

-   ¡¡Auch!!

¿Qué pasa? – Preguntaron a la vez Harry y Hermione

-   Me he tropezado con una... ¡Ehh! ¡venid pronto! ¡he encontrado a Neville!

Se acercaron corriendo adonde Ron los llamaba. En el suelo, tendido sobre unas plantas y matojos y completamente helado, yacía Neville.

-   ¿Está...? – Preguntó Ron con voz temblorosa

-   Espera un momento – respondió Hermione nerviosamente.

Se acercó al cuello del niño e intentó tomarle el pulso.

Tras unos segundos que se hicieron eternos para todos, Hermione respondió:

-   No... sólo está completamente congelado. Es mejor que lo metamos dentro de la diligencia y lo llevemos a Hogwarts. Si ha pasado aquí todo este tiempo, no es de extrañar que se encuentre en este estado.

Entre todos lo cogieron, y lo llevaron a la diligencia, donde se tumbó ocupando uno de los lados entero. Harry, Ron y Hermione se sentaron en frente, aún asustados y sin pronunciar palabra.

La diligencia preguntó con voz metálica y fría:

¿Vuelta?

Todos asintieron, y le debió parecer bastante, ya que empezó a recorrer el camino de vuelta al colegio.

 

Al llegar al colegio, Hermione murmuró “Mobili Corpus” y el cuerpo de Nevill empezó a flotar a una leve distancia de el suelo.

Nunca supiern cómo, pero llegaron a la torre de Gryffindor sin que la señora Norris in Filch los descubrieran, ya que habaría sdo muy extraño ver un cuerpo levitando por los pasillos, y nadie alrededor (ellos estaban cubiertos por la capa invisble).

Al llegar a la sala común, se despidieron hasta la mañana siguiente, rogando que Neville estuviera bien.

Se separaron para subir a sus dormitorios, y Harry y Ron subieron sus escaleras, mientras que los pies de Neville rozaban cada escalón, ya que estaban muy cerca del suelo.

 

A llegar a la habitación, metieron al Neville en la cama,  y se acostaron en las suyas. Harry rogó que su amigo se encontrara bien al día siguiente, ya que de lo contario, quizá se veían obligados a confesar la manera en la que habían salido del castillo de noche, sin avisar ni dar parte a ningún profesor.

Con todos estos pensamientos,se quedó dormido.

 

A la mañana siguiente, Harry no podía recordar por qué le costaba tanto trabajo abrir los ojos.

Pero tras unossegundos, todos los sucesos de la noche anterior vinieron a su mente, y Harry, miró a su amigo que reposaba en la cama, aún dormido.

 

Se acercó a la cama de Neville, y gritó en voz bien alta: ¡A despertarse!

Todos los demás saltaron en sus camas, pero Neville no se movió.

Por primera vez desde que lo habían encontrado, Harry sintió miedo.

Corrió la cortina de la cama de su amigo, y zarandeándolo volvió a gritar lo mismo.

Dean, que se había levantado al oír el primer grito, dijo a Ron:

-   ¿Pero qué le pasa hoy? ¿Por qué ese interés en despertar a Neville?

 

Ron hiz ocomo que no sabía nada, y de encogió de hombros.

Por su parte, Neville empezó a moverse en la cama, y Harry suspiró de alivio.

Le preguntó como estaba, y éste, extrañado por ese repentino interés, respondió que como siempre.

Haryr supuso que Neville no se acordaría de lo ocurrido, pero debían hacer que lo recordara todo, para poder saber qué era lo que le había pasado.

Al salir de la habitación para tomar el desayuno, se encontraron con Hermione, que iba a ver como estaba Neville.

Junttos, se pusieron en camino hacia el Gran comedor, y Harry empezó a explicar en la situación que habían encontrado la noche anterior a Neville.

Éste entonces exclamó:

-   ¡Ah,ya me acuerdo!Al bajarme del tren os busqué con la mirada, para ver en qué diligencia íbais a ir. Cuando os vi, me dirigí hacia vosotros, y os tenía justo en frente cuando sentí que algo me golpeaba y caí. Supongo que debí desmayarme ya que no me acuerdo de nada más.

-          ¿Pero cómo es que nadie te vio al caerte? – preguntó Hermione – Es decir, supongo que quedaría alguien en el tren que te vería caer y no levantarte.

-   Sí... bueno. La verdad es que la mayoría de la gente ya estaba en sus diligencias, pero de todos modos, la verdad es que ya sabéis que la gente no se preocupa por mí. Aunque me hubieran visto, habrían creido que era uno de mis accidentes.

 

Harry, Ron y Hermione se sintieron bastante incómodos ante esa aclaración.

Pero la verdad es que el chico tenía razón, había poca gente que se preocupara por el despistado de Neville.

 

Llegaron al comedor, y tomaron sus desayunos. Hermione, como prefecta tuvo que ir a recoger los horarios que la profesora McGonagall les dio, para repartirlos entre la gente.

Ron y Harry observaron atentamente el suyo:

-   ¡Oh, no! ¡Volvemos a tener dobles pociones con los de Slytherin! ¡Y además en Viernes! Va a ser horrible. – dijo Ron medio enfadado.

-   Pero eso no es todo, Cuidado de Criaturas Mágicas va a seguir siendo con ellos también.

-   ¿Y cúando hay adivinación? – Preguntó Ron buscando en el horario con la mirada. – ¡El jueves a primera hora! Cero que preferiré quedarme en la cama...

-   Al menos la profesora Trewlaney no predice tu muerte cada cinco minutos – dijo Harry con el ceño fruncido.

 

Hermione llegó con la cara enfurruáda por haber tenido que repartir todosl os horarios.

Ron pensó, que definitivamente, Hermione había cambiado mucho.

-   ¿Qué tenemos ahora? – preguntó

-   Transformaciones – Respondió Harry señalando con el dedo. – Y después doble clase de herbología, que compartiremos con Hufflepuff.

-   Vamos rápido o llegaremos tarde – Dijo Hermione – No quiero perder puntos el primer día de clase.

 

Se pusieron en camin, y llegaorn a la calse, justo cuando la campana sonaba. La profesora McGonagall estaba cerrando la puerta de la clase, cuando desde le pasillo los hcicos gritaron:

-    ¡Un momento profesora! ¡Ya llegamos!

 

Alcanzaron la clase, ignorando la mirad de la profesora, y se sentaron en el fondo para poder hablar tranquilamente.

La profesora McGonagall les dio a cada uno un pollo dormido por la poción de sueño en vida, y les dijo que debían transformarlos en joyeros.

Algunos joyeros como el de Hermione, y asombrosamente, el de Harry, ganaron puntos por poseer bonitas decoraciones, pero el de Neville perdió por tener todavía plumas pegadas a la caja.

 

Mientras Neville era regañado por la profesora MacGonagall, Harry vio como le flaqueaban las piernas. Pero como muy bien adivinó, no era debido a la regañina.

Se los dijo a Ron y Hermione, y ésta última se levantó corriendo de su mesa, y se lanzó hacia donde la profesora regañaba a Neville.

La profesora, asombrada, e dirigió a Hermione y dijo:

-   Granger, espero que tenga un buen motivo para ...

-   ¡Cuidado profesora!

 

En ese momento Neville cayó hacia delante, pero fue sujetado a tiempo por Hermione, o mejor dicoh por su varita.

La profesora McGonagall, pálida del susto, miró al aluno desvanecido con expresión de espanto, mientras Hermione le dijo:

-   Profesora, sabía que iba a pasar esto. Justamente ahora Neville nos decía que se encontraba un poco mal, y al verle que las piernas le flaqueaban, he creído que se iba a desmayar.

-   Y ha acertado, Granger. – Dijo la profesora todavía asustada.

-   ¿Le parece bien que le llevemos a la enfermería? No se preocupe – añadió corriendo Hermione al ver que la profesora dudaba – Nosotros podemos hacerlo fácilmente.

 

Y haciéndole un gesto a Harry y a Ron con la cabeza, volvió a decir Mobili corpus, y los tres salieron de la clase, sin dejar tiempo de que la profesora replicara.

Al salir al pasillo, Harry se volvió a Neville y dijo: Enervate. Al instante Neville, como provocado por una sacudida, abrió sus ojos y dejó escapar un suspiro.

 

Todos se volvieron hacie él, y empezaron a caminar hacia la enfermería, para que la serñora Pomfrey examinara al Neville convaleciente.

Neville, con los ojos muy asustados preguntó:

-   ¿Qué ha pasado?

-   Te desmayaste – dijo Harry – Las piernas empezaron a flaquearte y caíste.

-   ¿Cómo? – preguntó Neville – Lo último que recuerdo es que a mi joyero le salieron plumas

-   Sí, -dijo Harry impaciente – y después la profesora McGonagall empezó a regañarte y tú te caíste.

-   ¿La profesora McGonagall? ¿Pero dónde estaba ella?

-   Estaba justo en frente de ti. Por Dios, Neville, ¿es que no puedes acordarte? – Dij Hermione muy preocupada.

-   Tengo un dolor de acbeza terrible – Dijo Neville cambiando de tema. Quizá sea por eso por lo que aú estoy un poco confuso.

-   Está bien – dijeron Hermione y Harry tirando la toalla. – Vamos a que la señora Pomfrey te de algo.

 

Llegaron a la enfermería, y dejaron al pobre Neville, que se acostó en una cama, bajo los horrorizados gritos de la señora Pomfrey, que aseguraba que necesitaba mucho reposo.

De vuelta a clase, los tres amigos empezaron a hablar de todo lo que había pasado.

-   Quizá deberíamos decírselo a Dumbledore – dijo Hermione seriamente.

-   ¿Estás loca? – Grito Ron - ¡Nos expulsarían!

-   Sí, pero Neville quizá necesite otro tipo de atenciones, y si no decimos lo que le pasó a lo mejor no sabe qué le ocurre.

-   No vayas a delatarnos – dijo Ron enfadado

-   ¡Cómo si fuera a hacerlo! – respondió Hermione indignada.

-   Entonces, ¿por qué sigues hablando de ello?

-   Sólo digo que quizá sería mejor que lo comentáramos, nada más.

-   Vamos, o llegaremos tarde a Herbología – Dijo Harry para cambiar de tema.

 

 

 

 

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