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NEVILLE
CAPÍTULO
V
Lo
que Harry había echado de menos, eran los ronquidos de Neville. Se levantó
para ver si estaba en su cama sin poder dormir, pero el lugar de Neville estaba
vacío, aunque con las cortinas corridas.
Harry
recordó que no lo había visto desde que se bajaron del tren, por lo que empezó
a preocuparse. ¿Qué podría haber atraído a Neville de tal manera que le
hubiera hecho perder el suculento banquete de Hogwarts?
Un
escalofrío recorrió su espalda
¿Qué
podía hacer?
Lo
primero que se le ocurrió fue despertar a Ron. Ambos pensarían juntos en algo,
y si no irían al cuarto de las chicas, aunque estuviera prohibido. Después de
todo, una emergencia es una emergencia.
Zarandeó
a Ron, que dormía profundamente.
- ¡Despierta
Ron!
- ¿Qué
pasa? ¿Es ya de día? – Dijo su amigo con voz somnolienta
- No,
pasa algo grave.
- ¿Qué?
- Neville
no está en su cama.
Ron
se incorporó y se frotó con fuerza los ojos. Después preguntó :
- ¿Pero
crees que estará bien? Es que... ya sabes... No lo hemos visto desde que el
tren paró.
- Por
eso te he despertado. No sé lo que ha podido pasar, la única manera de
averiguarlo es ir a buscarle. Podemos ir a despertar a Hermione.
- ¿Hermione?
Pero ya sabes que el cuarto de las chicas está prohibido.
- Sí,
pero estoy seguro de que ella no se enfadará.
Mientras
Ron se levantaba y se lavaba la cara para poder ver a través de las legañas
que cubrían sus ojos, Harry salió corriendo de la habitación para llamar a
Hermione.
Llegó
al inicio de las escaleras, donde se dividían en dos.
Subió
por el otro tramo y empezó a leer los cartelitos de las habitaciones.
Encontró
fácilmente las habitaciones del primer, segundo y tercer curso, pero las demás
parecían estar escondidas.
- ¿Será
posible que sean tan desconfiados?
Se
dijo Harry mientras intentaba buscar algún tapiz o alguna estatua a la que dar
una contraseña.
De
pronto, se dio cuenta de que si para llegar a las habitaciones había que decir
alguna contraseña estaría perdido.
Sin
embargo, siguió buscando hasta que vio un enorme tapiz que le pareció un poco
sospechoso.
Apoyó
su brazo en medio del tapiz, y en vez de caer sobre la sólida pared de
ladrillo, cayó al vacío, atravesando el lienzo.
Muy
contento, Harry pasó a través del mismo, y empezó a subir otras escaleras de
caracol, hasta que llegó a la habitación, en la que al igual que la suya, había
un cartelito en el que las palabras “Quinto curso” se podían leer.
Entró
intentando apenas respirar, para no despertar a las demás chicas, y se encontró
en la habitación circular, que era una copia exacta a la suya, pero con las
paredes de colores más claros, que rotaban por toda la pared. Cuatro de las
cinco corrinas estaban corridas, por lo que Harry se asomó disimuladamente a la
que no estaba protegida, para no arriesgarse a correr una cortina y llevarse una
sorpresa.
Pero
allí dormía Lavender Brown, que hacía un extraño ruido con su garganta.
Entonces
miró a su alrededor.
Esperaba
ver alguna señal que le indicara donde dormía su mejor amiga, hasta que oyó
un leve maullido, y sintió que algo le arañaba la pierna.
- ¡Crockshans!
– susurró – No pienses mal, necesito hablar con Hermione por un asunto de
suma importancia – añadió al ver la cara desconfiada con la que le miraba.
– Por favor, indícame donde duerme.
Aún
desconfiadamente, el gato se acercó a la cama en la esquina del cuarto, y dando
un salto, se subió en la cortina y la descorrió.
En
ese momento, sin duda debido al brusco movimiento hecho por Crockshans, Hermione
se despertó sobresaltada.
Harry
rogó con toda su alma que no gritara, y por suerte sus plegarias fueron
escuchadas.
Hermione,
con el pelo más enmarañado que nunca y la cara somnolienta, miró a Harry
sorprendida y preguntó:
- ¿Qué
pasa?
- Neville.
- ¿Qué
pasa con él?
- No
está en el cuarto. Tampoco estuvo en el banquete. No lo hemos visto desde que
el tren llegó.
- Es
verdad. – Dijo Hermione empezando a despertarse. – pero aún así no deberías
estar en el cuarto. Avisa a Ron y os veo dentro de un par de minutos en la sala
común.
- Ya
lo he avisado. Sólo quería que tú también lo supieras. Voy a decirle que
baje.
Harry
salió corriendo antes de que las demás chicas tuvieran tiempo de despertarse,
y se dirigió, rápidamente adonde su amigo Ron le esperaba impaciente.
Contó
a Ron lo que Hermione le había dicho, y antes de volver a salir, para dirigirse
a la sala común de Gryffindor, sacó de su baúl la capa invisible y el mapa de
Hogwarts. Le echó una mirada rápida, aunque como se imaginaba, en el mapa no
aparecía ningún cartelito con el nombre de Neville.
Bajaron
a la sala, donde Hermione les esperaba, con un jersey sobre su camisón.
Lo
primero que ésta hizo fue coger el mapa de Hogwarts que Harry llevaba, pero se
llevó una gran desilusión.
Entonces
dijo:
- Si
no está en Hogwarts, puede estar en cualquier sitio. – dijo Hermione con voz
seria.
- A
lo mejor el mapa no lo señala por algo... – Dijo Harry, intentando que sus
palabras sonaran convincentes a sus propios oídos.
- Sabes
perfectamente que si Neville estuviera en el colegio, o en sus terrenos, el mapa
lo mostraría sin falta. – Dijo Hermione con la misma voz seria, pero más
firme.
- ¿Pero
qué podemos hacer?. – Dijo Ron, que aún estaba algo adormilado.
- Vayamos
a buscarlo. Tiene que estar en algun lugar donde cogimos las diligencias, ya que
allí fue donde desapareció.
- Esperemos
que no haya decidio “moverse” – Dijo Hermione tan seriamente que Harry y
Ron sintieron un escalofrío, pensando en donde podría encontrarse el pobre
Neville, si aún “se encontraba”
Se
pusieron la capa invisible de modo que los cubriera a todos, por si se
encontraban con Filch o con su gata, la señora Norris.
Sujetando
el mapa de Hogwarts con una mano, y la capa co la otra, Harry y sus amigos
salieron de la sala común, diciéndole la contraseña a la señora Gorda, que
se sintió muy contrariada al despertarse y no ver a nadie.
Sin
embargo, dejó el paso libre por si acaso, y después volvió a dormirse en su
cuadro, suponiendo sin duda que habría sido algún delirio de su sueño.
Llegaron
hasta los terrenos de Hogwarts sin ningún problema, habiendo visto en el camino
sólo a la espantosa gata del conserje, que aunque maulló desconfiadamente, no
consiguió adivinar donde se hallaban los “fugitivos”
Salieron,
y el frío les golpeó como una bofetada en la cara.
Se
dirigieron a las grandes puertas del castillo, donde las diligencias reposaban,
aunque ya no serían útiles hasta el año que viene.
Se
acercaron, y decidieron subirse a una, para ver lo que pasaba.
Al
instante, una voz preguntó:
¿Dónde
se dirigen?
Aunque
asombrados, respondieron:
- A
la estación de tren.
En
un principio pensaron que tal vez habría que darle explicaciones a la
diligencia, para que les llevara al sitio exacto donde querían, pero el objeto
parecía obedecer más a sus pensamientos que a sus órdenes, y en breve se
encontraron de nuevo en el lugar donde les habían recogido al llegar al
colegio.
Por
la noche, la estación estaba muy oscura, y Harry, Ron y Hermione se
arrepintieron de haberse alejado tanto de Hogwarts.
Si
alguien supiera donde estaban, se meterían en un gran lío, y probablemente serían
expulsados del colegio.
Aún
asustados, empezaron a buscar a Neville, llamándolo con voz baja, pero firme.
De
repente, Ron gritó:
- ¡¡Auch!!
- Me
he tropezado con una... ¡Ehh! ¡venid pronto! ¡he encontrado a Neville!
Se
acercaron corriendo adonde Ron los llamaba. En el suelo, tendido sobre unas
plantas y matojos y completamente helado, yacía Neville.
- ¿Está...?
– Preguntó Ron con voz temblorosa
- Espera
un momento – respondió Hermione nerviosamente.
Se
acercó al cuello del niño e intentó tomarle el pulso.
Tras
unos segundos que se hicieron eternos para todos, Hermione respondió:
- No...
sólo está completamente congelado. Es mejor que lo metamos dentro de la
diligencia y lo llevemos a Hogwarts. Si ha pasado aquí todo este tiempo, no es
de extrañar que se encuentre en este estado.
Entre
todos lo cogieron, y lo llevaron a la diligencia, donde se tumbó ocupando uno
de los lados entero. Harry, Ron y Hermione se sentaron en frente, aún asustados
y sin pronunciar palabra.
La
diligencia preguntó con voz metálica y fría:
¿Vuelta?
Todos
asintieron, y le debió parecer bastante, ya que empezó a recorrer el camino de
vuelta al colegio.
Al
llegar al colegio, Hermione murmuró “Mobili Corpus” y el cuerpo de
Nevill empezó a flotar a una leve distancia de el suelo.
Nunca
supiern cómo, pero llegaron a la torre de Gryffindor sin que la señora Norris
in Filch los descubrieran, ya que habaría sdo muy extraño ver un cuerpo
levitando por los pasillos, y nadie alrededor (ellos estaban cubiertos por la
capa invisble).
Al
llegar a la sala común, se despidieron hasta la mañana siguiente, rogando que
Neville estuviera bien.
Se
separaron para subir a sus dormitorios, y Harry y Ron subieron sus escaleras,
mientras que los pies de Neville rozaban cada escalón, ya que estaban muy cerca
del suelo.
A
llegar a la habitación, metieron al Neville en la cama,
y se acostaron en las suyas. Harry rogó que su amigo se encontrara bien
al día siguiente, ya que de lo contario, quizá se veían obligados a confesar
la manera en la que habían salido del castillo de noche, sin avisar ni dar
parte a ningún profesor.
Con
todos estos pensamientos,se quedó dormido.
A
la mañana siguiente, Harry no podía recordar por qué le costaba tanto trabajo
abrir los ojos.
Pero
tras unossegundos, todos los sucesos de la noche anterior vinieron a su mente, y
Harry, miró a su amigo que reposaba en la cama, aún dormido.
Se
acercó a la cama de Neville, y gritó en voz bien alta: ¡A despertarse!
Todos
los demás saltaron en sus camas, pero Neville no se movió.
Por
primera vez desde que lo habían encontrado, Harry sintió miedo.
Corrió
la cortina de la cama de su amigo, y zarandeándolo volvió a gritar lo mismo.
Dean,
que se había levantado al oír el primer grito, dijo a Ron:
- ¿Pero
qué le pasa hoy? ¿Por qué ese interés en despertar a Neville?
Ron
hiz ocomo que no sabía nada, y de encogió de hombros.
Por
su parte, Neville empezó a moverse en la cama, y Harry suspiró de alivio.
Le
preguntó como estaba, y éste, extrañado por ese repentino interés, respondió
que como siempre.
Haryr
supuso que Neville no se acordaría de lo ocurrido, pero debían hacer que lo
recordara todo, para poder saber qué era lo que le había pasado.
Al
salir de la habitación para tomar el desayuno, se encontraron con Hermione, que
iba a ver como estaba Neville.
Junttos,
se pusieron en camino hacia el Gran comedor, y Harry empezó a explicar en la
situación que habían encontrado la noche anterior a Neville.
Éste
entonces exclamó:
- ¡Ah,ya
me acuerdo!Al bajarme del tren os busqué con la mirada, para ver en qué
diligencia íbais a ir. Cuando os vi, me dirigí hacia vosotros, y os tenía
justo en frente cuando sentí que algo me golpeaba y caí. Supongo que debí
desmayarme ya que no me acuerdo de nada más.
-
¿Pero cómo es que nadie te vio al caerte? – preguntó Hermione – Es
decir, supongo que quedaría alguien en el tren que te vería caer y no
levantarte.
- Sí...
bueno. La verdad es que la mayoría de la gente ya estaba en sus diligencias,
pero de todos modos, la verdad es que ya sabéis que la gente no se preocupa por
mí. Aunque me hubieran visto, habrían creido que era uno de mis accidentes.
Harry,
Ron y Hermione se sintieron bastante incómodos ante esa aclaración.
Pero
la verdad es que el chico tenía razón, había poca gente que se preocupara por
el despistado de Neville.
Llegaron
al comedor, y tomaron sus desayunos. Hermione, como prefecta tuvo que ir a
recoger los horarios que la profesora McGonagall les dio, para repartirlos entre
la gente.
Ron
y Harry observaron atentamente el suyo:
- ¡Oh,
no! ¡Volvemos a tener dobles pociones con los de Slytherin! ¡Y además en
Viernes! Va a ser horrible. – dijo Ron medio enfadado.
- Pero
eso no es todo, Cuidado de Criaturas Mágicas va a seguir siendo con ellos también.
- ¿Y
cúando hay adivinación? – Preguntó Ron buscando en el horario con la
mirada. – ¡El jueves a primera hora! Cero que preferiré quedarme en la
cama...
- Al
menos la profesora Trewlaney no predice tu muerte cada cinco minutos – dijo
Harry con el ceño fruncido.
Hermione
llegó con la cara enfurruáda por haber tenido que repartir todosl os horarios.
Ron
pensó, que definitivamente, Hermione había cambiado mucho.
- ¿Qué
tenemos ahora? – preguntó
- Transformaciones
– Respondió Harry señalando con el dedo. – Y después doble clase de
herbología, que compartiremos con Hufflepuff.
- Vamos
rápido o llegaremos tarde – Dijo Hermione – No quiero perder puntos el
primer día de clase.
Se
pusieron en camin, y llegaorn a la calse, justo cuando la campana sonaba. La
profesora McGonagall estaba cerrando la puerta de la clase, cuando desde le
pasillo los hcicos gritaron:
-
¡Un
momento profesora! ¡Ya llegamos!
Alcanzaron
la clase, ignorando la mirad de la profesora, y se sentaron en el fondo para
poder hablar tranquilamente.
La
profesora McGonagall les dio a cada uno un pollo dormido por la poción de sueño
en vida, y les dijo que debían transformarlos en joyeros.
Algunos
joyeros como el de Hermione, y asombrosamente, el de Harry, ganaron puntos por
poseer bonitas decoraciones, pero el de Neville perdió por tener todavía
plumas pegadas a la caja.
Mientras
Neville era regañado por la profesora MacGonagall, Harry vio como le flaqueaban
las piernas. Pero como muy bien adivinó, no era debido a la regañina.
Se
los dijo a Ron y Hermione, y ésta última se levantó corriendo de su mesa, y
se lanzó hacia donde la profesora regañaba a Neville.
La
profesora, asombrada, e dirigió a Hermione y dijo:
- Granger,
espero que tenga un buen motivo para ...
- ¡Cuidado
profesora!
En
ese momento Neville cayó hacia delante, pero fue sujetado a tiempo por
Hermione, o mejor dicoh por su varita.
La
profesora McGonagall, pálida del susto, miró al aluno desvanecido con expresión
de espanto, mientras Hermione le dijo:
- Profesora,
sabía que iba a pasar esto. Justamente ahora Neville nos decía que se
encontraba un poco mal, y al verle que las piernas le flaqueaban, he creído que
se iba a desmayar.
- Y
ha acertado, Granger. – Dijo la profesora todavía asustada.
- ¿Le
parece bien que le llevemos a la enfermería? No se preocupe – añadió
corriendo Hermione al ver que la profesora dudaba – Nosotros podemos hacerlo fácilmente.
Y
haciéndole un gesto a Harry y a Ron con la cabeza, volvió a decir Mobili
corpus, y los tres salieron de la clase, sin dejar tiempo de que la
profesora replicara.
Al
salir al pasillo, Harry se volvió a Neville y dijo: Enervate. Al
instante Neville, como provocado por una sacudida, abrió sus ojos y dejó
escapar un suspiro.
Todos
se volvieron hacie él, y empezaron a caminar hacia la enfermería, para que la
serñora Pomfrey examinara al Neville convaleciente.
Neville,
con los ojos muy asustados preguntó:
- ¿Qué
ha pasado?
- Te
desmayaste – dijo Harry – Las piernas empezaron a flaquearte y caíste.
- ¿Cómo?
– preguntó Neville – Lo último que recuerdo es que a mi joyero le salieron
plumas
- Sí,
-dijo Harry impaciente – y después la profesora McGonagall empezó a regañarte
y tú te caíste.
- ¿La
profesora McGonagall? ¿Pero dónde estaba ella?
- Estaba
justo en frente de ti. Por Dios, Neville, ¿es que no puedes acordarte? – Dij
Hermione muy preocupada.
- Tengo
un dolor de acbeza terrible – Dijo Neville cambiando de tema. Quizá sea por
eso por lo que aú estoy un poco confuso.
- Está
bien – dijeron Hermione y Harry tirando la toalla. – Vamos a que la señora
Pomfrey te de algo.
Llegaron
a la enfermería, y dejaron al pobre Neville, que se acostó en una cama, bajo
los horrorizados gritos de la señora Pomfrey, que aseguraba que necesitaba
mucho reposo.
De
vuelta a clase, los tres amigos empezaron a hablar de todo lo que había pasado.
- Quizá
deberíamos decírselo a Dumbledore – dijo Hermione seriamente.
- ¿Estás
loca? – Grito Ron - ¡Nos expulsarían!
- Sí,
pero Neville quizá necesite otro tipo de atenciones, y si no decimos lo que le
pasó a lo mejor no sabe qué le ocurre.
- No
vayas a delatarnos – dijo Ron enfadado
- ¡Cómo
si fuera a hacerlo! – respondió Hermione indignada.
- Entonces,
¿por qué sigues hablando de ello?
- Sólo
digo que quizá sería mejor que lo comentáramos, nada más.
- Vamos,
o llegaremos tarde a Herbología – Dijo Harry para cambiar de tema.