Esta historia había participado en las votaciones pero no había ganado. Sin embargo, Harriet me envió una continuación y me gusto y la paso adelante! Así es el mundo artístico, caprichoso, inestable y sobre todo, del perseverante!
Harry
Potter y el Misterio de la Gruta Subterránea
Capitulo uno
Capitulo 1:
¡Llegada de imprevisto
a Hogwarts.
-¿Seguro que has metido todo, querido Harry?-Preguntó Molly.
-Lo he revisado cuatro veces... Creo que está todo-Contestó Harry.
-No te extrañes, mamá es así, no está tranquila si no...-Empezó Ron.
-¡Ron! ¿Tú también tienes todo?
-¿Ves? ¿Qué te he dicho?-Comentó Ron, divertido.
Harry había ido a pasar la mayor parte del verano a la “Madriguera”. Sus tíos habían dado el consentimiento por la única razón de descansar y pasar todo un verano sin “nada anormal”. Estaban preparando todos sus baúles porque al día siguiente se irían al anden 9 y ¾ para comenzar el quinto curso en Hogwarts, el colegio de magia y hechicería para magos.
-¡A cenar!-Avisó Molly.
-Ya voy, mamá-Contestó Ginny, la menor de los Weasley, que había crecido bastante desde el último año en Hogwarts. Pero, aún seguía poniéndose colorada cuando Harry le dirigía la palabra.
-Espera un momento, mami-Dijo Fred.
-Sí, es que estamos ocupados-Continuó George.
-¡Oh! Éstos chicos me van a causar problemas algún día... –Fue la resignada contestación de su madre.
Cuando ya estaban todos en la mesa, incluso los animados gemelos Weasley, empezaron a charlar animadamente, pero con un tono de emoción y nerviosismo en la voz.
-¿Qué os traéis entre manos ésta vez, chicos?-Preguntó el señor Weasley.
-Eh.. Nada-respondió Fred.
-¿No podemos ni siquiera comer tranquilos? ¡En éste mundo no hay consideración!-Le acompañó George, bromeando.
Cuando acabaron de cenar, todos se fueron rápidamente a la cama. Cuanto antes se acostaran, más descansados estarían para empezar un nuevo día , seguro y lleno de sorpresas.
Harry durmió profundamente. Por la mañana, abrió ligeramente un ojo, luego el otro, y se puso las gafas para ver con claridad el día que hacía. Un resplandeciente rayo de sol iluminó la habitación. Con una sonrisa dibujada en su cara, Harry miró hacia la cama de Ron, donde éste aún dormía profundamente.
“Qué suerte he tenido al conocer a Ron,” pensó Harry. “Es lo mejor que me ha pasado en mi vida, sin contar con el equipo de quidditch y la carta que me enviaron por primera vez desde Hogwarts. Y, claro esta, con Hermione”. Pero, antes de que se pudiera dar cuenta, una Pigwidgeon alborotada se había posado en su pecho, y miraba, saltaba y agitaba sus alas en dirección al la ventana.
-¿No crees que es demasiado temprano para empezar a molestar?-Le susurró Harry, mirando a la ventana. Entonces, vio a una gran lechuza(Comparada con la que tenía encima)de un color blanco como la nieve-¡Hedwig!-Gritó Harry, aunque luego se arrepintió al ver a Ron moverse-¡Hedwig!-Repitió, aunque más bajo-¿Traes una carta?
Harry abrió la ventana a su lechuza y ésta se posó a su lado, no sin antes haber espantado a la inocente Pig. Cuando Harry le quitó la carta que llevaba en el pico, Hedwig voló en dirección a su jaula, después de dar unos cuantos picotazos cariñosos detrás de la oreja de su querido Harry.
-¡¡Es de Hermione!!-Gritó Harry, sin poderse contener y mirando el remitente.
-Mmmm...-Musitó Ron, desperezándose-¿Qué pasa? ¿Por qué tanto jaleo?
-Siento haberte despertado-Le dijo Harry-Es una carta de Hermione...
-¡De Hermione! ¿Por qué no me has despertado antes? Vamos, léela, no puedo esperar...
-De acuerdo:
“Queridos Harry y Ron:
Os echo terriblemente de
menos, y estoy deseando veros en Hogwarts. Espero que hayas pasado buen verano,
Harry, y lo mismo te deseo, Ron. ¿Ya habéis ido al callejón Diagon a comprar
todo lo necesario? Yo sí. He ojeado los libros para éste curso, ¡Están llenos de
cosas interesantes! De verdad os lo digo, tendríais que mirarlos vosotros
también. ¿Sabéis quién va a sustituir a Ojoloco Moody? Yo aún no, pero me
imagino que vosotros dos lo sabréis, como tu familia, Ron, trabaja en el
Ministerio... Bueno, así ya tenemos algo de qué hablar en el tren. ¿Quedamos en
el andén 9 y ¾ a las diez de la mañana? Pero, no entréis al andén sin mí, ya que
mis padres son muggles, y si os ven entrando, os pueden conocer, ¡Y tomar por
locos!
Me despido.
Un saludo muy cordial de
vuestra siempre queridísima amiga
Hermione
P.D: No lo
olvidéis, por favor.
-Hermione, siempre tan educada...-Comentó Ron
-Oye, Ron-Dijo Harry a su amigo-¿Tú sabes quién sustituirá a Moody?
-¿Tú no? Sólo los que viven con muggles aún no se han enterado...
-¡Ron! ¡Yo vivo con muggles!
-¡Ah! Lo siento, Harry, mejor ya te enterarás de quién le sustituirá cuando lleguemos, ¿De acuerdo? Mejor que sea una sorpresa...
-Bueno...
En ése momento, la señora Weasley entró en la habitación.
-Venga, chicos, quiero que estéis aseados para bajar cuanto antes a desayunar, no querréis llegar tarde a vuestro primer día, ¿No?
-Ya vamos, mamá...-Dijo Ron, bostezando de sueño.
Harry salió de la habitación echando una última mirada a Hedwig, que se hallaba en su jaula dormitando.
En el desayuno todos estaban algo nerviosos, pero eso no fue motivo para que Fred y George no dejasen de hacer sus bromitas a toda la familia.
-Eh... ¿Chicos? Quiero anunciar algo...-Empezó el señor Weasley, pero sus hijos no le dejaron casi ni hablar:
-¿No será otro sermón de buenos comportamientos?-Le interrumpió Fred.
-Sí, y por alguna razón, siempre nos mira a nosotros especialmente, ¿Verdad, Fred?-Prosiguió George. Ginny soltó una risita.
-Ya-Dijo-Puede que incluso nos suelte ahora mi sermón preferido: “... Y por ello, quiero que toméis ejemplo de vuestros hermanos Percy, Charlie y Bill, que demostraron en Hogwarts su gran responsabilidad, ganando el premio anual, o, por lo menos, el cargo de prefectos...”-Imitó la voz de su padre.
-¿Queréis dejar hablar a vuestro padre?-Cortó Molly.
-Gracias, Molly. Lo que os quería decir, no es nada de lo que mis queridos hijos ya han mencionado, pero no estaría de más que recordarais todos los discursos que os he dicho, especialmente vosotros-Señaló con la cabeza a los simpáticos gemelos, que ponían cara maliciosa-, pero lo que de verdad quería deciros, es lo siguiente: Vamos a ir en autobús muggle a la estación.
-¿Qué?-Exclamó Ron-¡No podemos hacer eso!
-Montaríamos un espectáculo...-Prosiguió Ginny.
-No lo creo-Objetó Arthur.
-¿Y si de nuestras varitas sale el más mínimo hechizo?-Preguntó George.
-Pero no intencionadamente, claro-Se apresuró a añadir Fred.
-Esperemos que eso no suceda, y si por un casual ocurre, otra varita estará preparada para dar el merecido a dos gemelos maleducados-Respondió Molly.
-Además-Dijo el señor Weasley-, tenemos a todo un experto en la materia con nosotros-Harry no tenía ni idea a quién se refería, hasta que el señor Weasley añadió-Y ese es Harry.
-¿Yo? Pues...-Harry no se lo había esperado-La verdad, no he ido mucho en autobús, los Dursley no me dejaban, por si era tan inútil de no saber bajarme en la estación adecuada...-Esto último lo dijo en voz baja.
-¡No importa!¡Ya nos las arreglaremos!-Contestó el señor Weasley sin preocuparse.
-No es por interrumpir vuestra agradable conversación, pero si no nos damos prisa, perderemos el autobús ¡E incluso el tren!-Dijo la señora Weasley.
Todos salieron de la cocina a empujones. Harry y Ron subieron a su cuarto y cogieron sus pesados baúles, las jaulas de las lechuzas, y... ¿Ya no se quedaba nada?
Los demás les esperaban en la puerta.
-¿Ya está todo?-Preguntó la señora Weasley.
-Sí, mamá-respondieron sus hijos.
-Luego no vamos a volver, ¿eh?-Objetó el señor Weasley-Ginny, ¿Seguro que no te falta nada, hija?
-Seguro, papá-Contestó Ginny-, ¿Cuántas veces he de
decírtelo?
-Bueno, en ése caso, salgamos.
Todos arrastraron sus baúles hacia la parada de autobús más próxima. Cinco chicos cargando un baúl cada uno y dos adultos que no iban vestidos con demasiada normalidad que digamos, no era un espectáculo muy común entre los muggles, por eso, cuando el autobús se paró, y Harry y los Weasley subieron al susodicho, los ocupantes del autobús se quedaron asombrados, mirando especialmente a Harry.
-¿Qué mirarán?-Se preguntó el señor Weasley en voz no muy alta.
-Eh... No sé, pero será mejor que vayáis sentándoos mientras yo saco los billetes, ¿De
acuerdo?-Propuso Harry.
-Bueno, como quieras, pero había traído dinero-Dijo Arthur, sacando unos peniques del bolsillo.
-No se preocupe, señor Weasley. Ya pago yo-Contestó Harry, sabiendo bien que el señor Weasley no se manejaba bien con el dinero muggle. De repente, recibió un codazo por parte de Ron. Por poco se le caen todos los billetes:
-Eh, Harry...
-¿Qué pasa, Ron?-Preguntó Harry a Ron. Su amigo tenía la cara levemente pálida y se veía un tanto avergonzado, por eso, vaciló antes de contestar a Harry.
-¿Pero qué pasa?-Insistió Harry.
-Pues que... tu cicatriz...que está totalmente al descubierto-Dijo Ron al fin.
-¿Qué? ¡Oh, no!-Harry, inmediatamente, se tapó la cicatriz con el flequillo-Por eso nos miraban todos...
-Bueno, no importa-Dijo la señora Weasley-Vamos, Harry, cielo. Paga, por favor.
Nervioso, Harry contó unos cuantos billetes de libra esterlina y se los dio al anonadado conductor.
-Aquí tiene-Le dijo. Luego se dirigió a los Weasley-B-bueno, sentémonos, ¿No os parece?
-Por supuesto-Dijo el señor Weasley. Todos avanzaron por el estrecho pasillo del autobús, y ya se iban a sentar, cuando oyeron una voz tras de ellos:
-¡Eh, tu, muchacho!-Harry se volvió para ver quién llamaba. Era un hombre muggle que le señalaba-¡Sí, tú, el del pelo negro y despeinado! Se te ha caído esto del bolsillo...
Harry vio que el muggle sostenía... ¡¡¡Su varita mágica!!! Con tanto ajetreo, se le había caído...
-¡Ah, sí, gracias!-Harry, tratando de no parecer descortés, cogió con rapidez su varita(Provocando al muggle un repentino calambre), y se la guardó en el bolsillo antes de sentarse.
-Está claro que hoy no es mi día-Se lamentó Harry-Primero lo del la cicatriz, ahora esto... ¿Qué más me va a salir mal?
-Tranquilo, Harry-Le consoló Ginny, aunque al hacerlo se sonrojó un poco-Seguro que el viaje hasta la estación será corto, y que no habrá más contratiempos...
-No le des a Harry falsas esperanzas, Ginny-Le interrumpió Fred a su hermana, con una sonrisita y con tono de guasa-Podría pasar cualquier cosa...
-Sí, ahora, veréis cómo se nos caen a nosotros dos las varitas...-Corroboró George, en el mismo tono que su gemelo.
Pero, para alivio de Harry, nada de eso sucedió. Llegaron a la estación King’s Cross sin más contratiempos.
Minutos después, Harry, Ron, Ginny, Fred y George arrastraban sus pesados baúles hacia el andén, seguidos de los señores Weasley. Se encontraron allí con Hermione. La joven se había puesto muy morena durante las vacaciones y estaba muy bonita.
-¡Harry, Ron!-Les saludó, entusiasmada-¿Cómo estáis? Llevo aquí esperando desde hace un cuarto de hora.
-Bien, aunque en el autobús muggle, a Harry...-Empezó Fred con guasa, pero Harry le cortó, molesto:
-Por favor, Fred, cállate.
-¿Te fuiste de vacaciones, Hermione?-preguntó Ron a Hermione.
-Sí, a Francia-Respondió ella-Mis padres alquilaron una casita preciosa, en Bretaña, para pasar el verano. Si la vierais....
-Bueno, al grano-Dijo el señor Weasley-Yo me tengo que ir a trabajar ahora, así que no puedo acompañaros. Pero os deseo mucha suerte para éste curso. ¡Hasta pronto!
Todos despidieron al señor Weasley, mientras éste se iba de la estación.
-Bueno, vayamos yendo al andén, que casi es la hora-Dijo la señora Weasley-Harry, Ron, Hermione, pasad vosotros primero, ¿Queréis?
-Sí, vale-Dijeron los tres amigos. Haciéndose los despistados, Harry, Ron y Hermione caminaron hacia la barrera de metal. En un abrir y cerrar de ojos, se encontraron en el andén 9 y ¾ . Tras ellos, Fred, George y Ginny aparecieron en el andén, segundos después. El expreso de Hogwarts ya estaba allí, como de costumbre.
-Tenemos que darnos prisa-Dijo Hermione, consultando su reloj-El expreso partirá dentro de media hora.
-¡Harry! ¡Hermione!-Gritó Ron a sus amigos, que se había adelantado a ellos para ver los compartimentos que estaban libres-¡Venid, aquí hay un compartimento vacío!
-Vale, pero, Ron, antes recoge tu baúl-Dijo Harry, señalando el baúl de Ron, el cual tenía a sus pies-Te lo has dejado.
-Ah, sí, claro.
-Adiós, Harry-Le despidió la señora Weasley, dándole un abrazo-Cuídate. Adiós, Ron, ten cuidado-Dijo a su hijo.
-Sí, mamá-Rezongó Ron, forcejeando para librarse del abrazo de su madre.
La señora Weasley se despidió de Ginny, Fred, George(“Nada de travesuras, ya me habéis oído”,Dijo a estos dos últimos, “Que sois mayorcitos ya”)y Hermione, de igual manera. Harry, Ron y Hermione subieron al tren y dejaron sus cosas allí.
Al cabo de poco raro, el expreso partió. Ron y Harry se pusieron a charlar animadamente de quidditch, mientras que, por su parte, Hermione estaba enfrascada en uno de los nuevos libros que tendrían que utilizar aquél curso.
Se abrió la puerta del compartimento, y entró una bruja con un carrito lleno de golosinas y bebidas(Como era costumbre).
-¿Queréis algo del carrito, guapos?
-Yo sí-Dijo Ron apresuradamente-Unas grageas de Todos los Sabores de Bertie Bott, unas Ranas de Chocolate, y un zumo de calabaza. ¿Y tú, Harry?-Dijo a su amigo.
-Lo mismo-Respondió este-Ah, pero en vez del zumo, una cerveza de mantequilla. ¿Hermione, quieres algo?-Se dirigió a su amiga.
-¿Eh?-Balbució Hermione-Ah, sí: Un pastel de caldero... y, ¿Tiene Néctar de Ambrosía?-Se dirigió a la bruja del carrito.
-¿El qué?-Preguntaron Harry y Ron a la vez, atónitos.
-Sí, claro que tengo-Sonrió la bruja de carrito-Vuestra amiga tiene buen gusto-Se dirigió a Harry y a Ron, que estaban desconcertados. La bruja sirvió a Hermione un vaso con un líquido púrpura dentro. De él, salían vapores de color violeta.
-¿Qué es eso de Néctar de Ambrosía?-Preguntó Harry a Hermione, porque no entendía nada.
-Es una bebida nueva-Explicó Hermione-Salió la semana pasada a la venta. Dicen que está muy buena, y la quiero probar.
-¿Cuánto es?-Preguntó Ron a la bruja.
-Cien galeones y cuarenta sickles-respondió ella.
-¿QUÉ?-Exclamaron Harry y Ron horrorizados, sin podérselo creer.
-¿Cómo es que es tan caro?-Quiso saber Hermione, algo alarmada.
-Oh, queridos, el Néctar de Ambrosía está delicioso-Les explicó la bruja-¡Pero cuesta una fortuna!
-Eso no es buen augurio...-Bufó apesadumbrado Ron-¡Sólo tengo quince sickles aquí fuera! Harry, ¿Tú tienes algo en el bolsillo?
-Cincuenta galeones y veinticinco sickles, nada más-Respondió Harry, revolviendo en los bolsillos-¿Hermione?
-Lo siento, chicos-Se disculpó Hermione, con cara de culpabilidad-Aquí fuera no tengo dinero...
-Muchas gracias, Hermione-Dijo Ron con sarcasmo-¿Y ahora, qué?
-Habrá que pedir dinero a alguien-Dijo Harry-No nos queda de otra...
-Esperad un segundo, pediré dinero a Fred y a George, seguro que ellos tienen-Dijo Ron-Ahora vuelvo.
Y Ron salió del compartimento.
-Eh.. ¿Fred? Me preguntaba si tenías algo suelto.. es que nos hemos quedado sin blanca para pagar a la bruja del carrito...-Dijo Ron a Fred, nada más llegar a su compartimento. Fred negó con la cabeza-¿Y tú, George?-preguntó a George, casi suplicante. Éste hizo el mismo gesto que su hermano.
-¿Tú tienes algo, Lee?-Preguntó Fred a su amigo Lee Jordan, que estaba sentado junto a ellos.
-Lo siento-dijo éste, sacando unas escasas monedas-Sólo tengo tres knuts... lo gasté todo en golosinas...
-¿Y ahora que hago?-Se lamentó Ron.
-Pues... Podemos coger a alguien el dinero prestado...¿Qué os parece, chicos?-Preguntó George, divertidamente.
-¡No es momento para gastar bromas, George!-Contestó Ron de mal humor, y se fue del compartimento.
-¿Qué te han dicho?-Preguntó Harry, una vez que Ron hubo llegado.
-Nada, no tienen dinero...-Dijo Ron, aún enfadado.
-¿Entonces, qué hacemos?-Preguntó Hermione, preocupada.
-Si vosotros-Dijo la bruja, señalando a Ron y a Harry-devolvéis todas las golosinas, la chica podrá tomarse el Néctar de Ambrosía,¿Qué os parece?
-Eh...-Harry dudó un momento-¿De acuerdo? ¿Y tú que dices, Ron?
Hermione le miró con cara de súplica.
-Bueno-Bufó Ron en voz baja.
-¡Oh, chicos! ¡Gracias, sois geniales!-Exclamó Hermione, encantada.
La bruja les recogió todas las golosinas a Ron y a Harry y se alejó, sonriendo a Hermione.
-Es muy simpática, ¿Verdad?-Dijo la muchacha.
-Sí, mucho-Dijo Harry, sarcásticamente-Encantadora.
-Bueno, ¿No queréis un poco, chicos?-Hermione bebió un sorbo de su Néctar de Ambrosía-¡Está delicioso, es muy dulce!
-No, gracias-Dijo Harry-No me apetece.
-Ah, yo sí, siempre me entusiasman las cosas nuevas-Se animó enseguida Ron-Por probar no pasa nada-Bebió un sorbo del Néctar de Ambrosía y dijo-¡Tienes razón, Hermione, está buenísimo! Harry, ¿De verdad no quieres?
-Ya os he dicho que no-Dijo Harry.
-Como quieras-Dijo Hermione-Oye, ¿Sabéis que a ésta bebida se le atribuyen propiedades mágicas?
Ron hizo una mueca de incredulidad.
-Anda ya-Espetó-Debía de ser carísimo, eso sí, así q habrá q disfrutar de éste Néctar, por que no vamos a volver a comprar otro, de verdad te lo digo. Y eso q éste lo hemos obtenido por la gorra...
-¡Pero es cierto!-Aseguró Hermione-Lo leí en alguna parte. No sé que propiedad tiene, pero habrá q verla. Por cierto, chicos... ¿Sabéis quien será el próximo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras?
-Yo no, pero Ron sí-Dijo Harry-Anda, Ron, dinos quién es...
A Ron se le enrojecieron las orejas, como siempre que se azoraba.
-Más tarde-Farfulló.
-De acuerdo, pero tengo mucho interés-Dijo Hermione-Ah, ¿No os parece q va muy lento éste tren?
-¿Y ahora te das cuenta?-Rió Ron-Casi siempre va lento.
-No, pero ahora, me lo parece más que antes-Comentó Hermione-¡Quisiera llegar ahora mismo a Hogwarts! No sabéis las ganas q tengo de empezar...
Nada más fue decir esto Hermione, cuando, de repente, los tres amigos notaron que el tren iba más rápido, y cada vez más, y más, y más... Y, antes de poderse darse cuenta de lo que sucedía... El tren paró.
-¿Qué ha pasado?-Preguntó Harry, bastante asombrado.
-No sé, pero creo que voy a vomitar-Dijo Ron, con la cara ligeramente verde-El Néctar de Ambrosía, que me debe de haber sentado mal...
De repente, Hermione se asomó a la ventanilla y pegó un chillido de asombro:
-¡¡NO ME LO PUEDO CREER!!
¿Qué sucede, Hermione?-Harry y Ron se acercaron a ella.
-Que... ¡Estamos ya en la estación de Hogsmeade!
-¿QUÉ?-Exclamó Harry, sin podérselo creer-¡No puede ser verdad!
-¡Mira, y compruébalo!-Hermione le cedió el paso a Harry hacia la ventanilla. Harry se asomó y, efectivamente, se encontraban en su punto de destino.
-Es increíble...-Dijo Ron, que se había asomado a otra ventanilla y la había abierto para... vomitar-¿Cómo es que ha sucedido?
-No sé, pero hay que ponerse las túnicas-Dijo Hermione, abriendo su baúl. Los otros dos la imitaron. Ya con las túnicas puestas, abandonaron el compartimiento, y se encontraron a Hagrid.
-¡Primer año! ¡Los de primer año, venid hacia acá, por favor!-También él se veía bastante perplejo.
-¡Hola, Hagrid!-Le saludaron Harry, Ron y Hermione a la vez.
-Hola, chicos-Dijo Hagrid-¿Habéis visto qué rápido hemos llegado hoy? ¡Aún no me repongo de la sorpresa!
-¿No sabes como ha sucedido?-Preguntó Harry.
-Pues no-Admitió Hagrid-Tengo que reconocer que me ha pillado de sorpresa, no tengo ni idea... ¡Primer año, por favor!-Voceó, hacia una fila de alumnos de primer grado-¡Los de primer grado por acá! Hasta luego, chicos, os veré más tarde-Dijo a los tres amigos. Éstos se despidieron de Hagrid.
Al llegar a Hogwarts, nadie parecía comprender lo que había pasado. Todos estaban desconcertados. Afuera, brillaba aún el Sol en el cielo. Era ya por la tarde.
-Esperadme un segundo-Dijo Harry a sus amigos, señalando el vaso aún lleno de Néctar de Ambrosía que Hermione sostenía en la mano-No querréis más, ¿Verdad?
-Desde luego que no-Aseguró Ron, con debilidad.
-¿Tú quieres, Harry?-Le ofreció Hermione.
-No, es que voy a tirarlo a alguna parte-Harry le cogió el vaso a Hermione y añadió-Ahora vengo.
Dicho esto, Harry se alejó de Ron y Hermione y se puso a buscar algún sitio para verter el Néctar de Ambrosia. No sabía por qué, pero presentía que aquella bebida les iba a causar muchos quebraderos de cabeza...
Se fue detrás del castillo de Hogwarts, y, sin querer, tropezó con una piedra y se cayó de bruces.
-¡Ay!-Exclamó Harry, haciendo ademán de levantarse. El vaso del Néctar de Ambrosía se había caído y todo su contenido se había desparramado por el césped. Nada más Harry ponerse de pie y haber recogido el vaso del suelo, vio algo que le dejó boquiabierto...
A sus pies, había un barranco enorme, y justo delante de él, a unos metros más allá de donde se encontraba, había un edificio alto y moderno, que parecía desafiar al castillo que Harry tenía a sus espaldas. El edificio estaba todo lleno de ventanas, y estaba rodeado de explanadas y patios, todo ello amurallado por una verja metálica. A Harry le entró la curiosidad. ¿Qué podía ser aquello? ¡Si se suponía que en los terrenos de Hogwarts no habían edificios de ése calibre! Pensó en informar de ello a Ron y a Hermione, pero se contuvo. Ya les informaría después. Ahora, en aquél preciso instante, quería explorar aquél edificio solo.
¿Pero, cómo iría hasta allá? Pensó en saltar el barranco. No se veía que fuese muy peligroso, no estaba demasiado alto. Valía la pena intentarlo.
Harry tomó carrerilla, cerró los ojos y saltó, para caer agachado en un terreno mullido.
Al abrir los ojos, descubrió que todo aquello estaba lleno de matorrales que habían amortiguado su caída. Se puso de pie, se ajustó las gafas (Pues las tenía caídas), y caminó hacia el edificio que se alzaba ante él. A medida que avanzaba, se oían griteríos
de niños y jóvenes. Con sorpresa, vio que la puerta de entrada, hecha de rejilla metálica, estaba abierta. Harry tiró del pomo de la puerta y entró en el patio de aquél edificio.
Fue entonces, cuando se dio cuenta de lo que era aquello. ¡No era, ni más ni menos, que...!
¡¡¡UN COLEGIO MUGGLE!!!
Harry lo supo, porque, nada más entrar, vio con claridad una placa de metal muy limpia encima del quicio de la puerta de entrada al edificio ese. Decía:
"ESCUELA INTERNA SECUNDARIA COLLINS & BECKER"
"FUNDADA EN EL AÑO 1963 POR EL SEÑOR P. COLLINS Y LA SEÑORITA J. BECKER"
¡Un colegio muggle! Harry no salía de su asombro. ¿Cómo no se había dado antes cuenta de su existencia? Llevaba cinco años ya en Hogwarts, ¡Unos cinco años de los que él fue ignorante que, justo detrás de Hogwarts, existía otro colegio, y ése colegio era para muggles! ¿Dumbledore era consciente de esto?
En éstos pensamientos estaba sumido Harry, cuando de repente, oyó unos pasos detrás de él. Horrorizado, se dio la vuelta, y se encontró cara a cara con un muchacho muggle.
Tendría más o menos la misma edad que Harry, 15 años. Tenía el pelo muy repeinado, de color castaño oscuro, y ojos azules. Era casi de la misma estatura que Ron, más o menos (Aunque más bien, Harry se aproximaba a la altura del muchacho), y era bastante delgado. Llevaba puesta una camisa blanca, una corbata azul marino, unos pantalones de traje grises y unas náuticas negras, además de un reloj de pulsera de metal en la muñeca izquierda. Debía de ser su uniforme, se dijo Harry a sí mismo. El chico miraba a Harry con un poco de perplejidad. Harry se amonestó a sí mismo en su interior por haberse dejado vencer por la curiosidad y haber entrado a aquél colegio. ¿Y ahora, qué?
-Hola-Saludó el chico muggle, titubeante-¿Eres nuevo aquí?
-¿Yo? Bueno, eh, sí..., quiero decir, no-Harry, nervioso, estaba pensando en algo para salir del atolladero como fuese, y dio una respuesta confusa. El chico muggle le miró con extrañeza.
-¿En qué quedamos?-Preguntó.
-Que no, no soy nuevo-Aclaró Harry-Bueno... es que... Yo no soy de éste colegio, y... la verdad, estaba de paso por aquí, pero ya me iba...
-¿Y no empiezas hoy el colegio?
-Sí, hoy es mi primer día de clases-Dijo Harry-, pero bueno, es que no conocía ésta escuela, nunca la había visto antes, y... bueno, que ya te digo, quería ver cómo era.
-¡Ah! Pues, no te creas, ésta escuela es del año de la pera, pero, no te culpo por no conocerla. Hay bastante gente que no tiene ni idea de que ésta escuela existe, ya ves tú-explicó el chico muggle-. Sin embargo, mi directora está encargándose de que Collins & Becker tenga más popularidad. Y yo dudo que la tenga, porque aquí todo es muy aburrido, la comida es asquerosa, y no te cuento más para no cansarte... ¿A qué escuela vas tú?
-¿Yo? Bueeeeeeeno, la verdad es que... bueno, no me acuerdo muy bien de cómo se llama mi colegio, aunque no lo creas-Mintió Harry, un tanto azorado-Pero, está no muy lejos de aquí.
-Ah... Oye, ¿Y normalmente llevas una ropa tan chula?-Dijo el muchacho.
-¿Qué?-Dijo Harry, sin comprender. Se miró la túnica negra que llevaba puesta. Seguro que el chico muggle se refería a eso, por que él la miraba también con interés-¡Ah, esto
! Bueno, es... Es mi uniforme-Confesó.-¿De verdad?-Al muggle se le iluminó la cara, entusiasmado-¡Cómo mola! Seguro que en tu colegio todo es mucho más interesante que en el mío. Aquí, todos andan más estirados que un palo, es lo único que se puede observar como máximo.
-Bueno, si lo miras de ésa manera, sí-Respondió Harry, sin tener mucha idea de las cosas que el muchacho muggle consideraba interesantes. Pero, tenía la leve intuición de que él, Harry, era ahora alguien de interés para el muggle, y de bastante interés, por cierto. Todo hay que decirlo.
-¿Cómo te llamas?-Le preguntó el chico-Yo soy Justin Clearfield, y voy a cursar 5º año de Secundaria. Estudio aquí por que tengo la mala suerte de tener una familia adinerada, y siempre, siempre, los hijos de las familias adineradas van a una asquerosidad de colegios como éste-Esto último lo dijo con mucho fastidio, como si le molestara hablar de ello-¿Y tú, quién eres?
-Harry Potter-Contestó Harry-Yo también curso 5º año en mi escuela.
-Encantado, Harry-Justin sonrió y le estrechó la mano a Harry-¿Cómo es que no nos hemos visto antes, si tu colegio está tan cerca del mío?
-Ya ves-Respondió Harry, con bastante nerviosismo-Es evidente que el mundo no es tan pequeño como dicen algunos...
Justin soltó una carcajada.
-Pues no, más bien lo contrario-Dijo-A propósito, ¿Tienes hermanos o hermanas? Yo sí, una hermana pequeña, Tracy. Tendrá como ocho años. Ella y yo vivimos en Londres con mi madre, claro, cuando es época de vacaciones. Es que Collins & Becker es un internado, ¿Sabes?
-Me lo debo suponer-Dijo Harry-El mío también. ¿Y tu padre, no vive con vosotros?
-¿Mi padre? A mi padre nunca le conocí. Cuando nací, él y mi madre se divorciaron. No sé por qué, pero, desde luego, algo bueno no debió de ser. Y Tracy es adoptada, evidentemente. Mi madre la adoptó para que yo no estuviese tan solo.
-Ah... Vaya. Bueno, pero, al menos, tienes una hermana, adoptada, pero una hermana al fin y al cabo, y encima, tienes a tu madre contigo-Dijo Harry- Ya quisiera yo tener la suerte que tú tienes.
-¿Por qué? ¿Tus padres están separados también, o cómo es la cosa?-Quiso saber Justin.
-Ya quisiera yo que al menos fuese así-Dijo Harry con una mezcla de tristeza y amargura, y le pareció que se le hacía un nudo en la garganta al decir-Los dos murieron al año de nacer yo.
-Oh, vaya, lo siento mucho-Dijo Justin, un tanto avergonzado.
-No te preocupes-Dijo Harry-Yo ya estoy acostumbrado a los hechos. Lo que más me duele es la manera por la que han muerto.
-Y... ¿Cómo han muerto?-Inquirió Justin.
-Los mataron. Encima, no tengo ni un solo hermano o hermana que me haga soportar el mal rato...
-Eso sí que es mala suerte-Comentó Justin-Qué fuerte... ¿Y con quién vives cuando no estás en el colegio? ¿O estás en un orfanato?
-No, en época de vacaciones estoy con mis tíos. Son mi única familia-Harry no podía creerse que le estuviera contando su vida a un muchacho muggle al que no conocía de nada hasta ahora.
-Bueno, pero al menos, tendrás amigos en el colegio, ¿No?
-Eso sí-Dijo Harry-Es una de las cosas buenas que me ha pasado en todos éstos 15 años.
-Ah, bueno. Y, hablando de otra cosa, ¿Has visto aquél castillo de ahí enfrente?-Justin señaló hacia Hogwarts-Es imponente, ¿Verdad? ¡Yo no sabía ni siquiera que existiese!
Harry estaba con la boca abierta.
-¿Lo... lo puedes ver?-Tartamudeó, sabiendo que a Justin ésa pregunta le parecería estúpida.
-Por supuesto que lo veo-Dijo Justin, bastante extrañado-¿Es que acaso tú no? Es raro, parece que el castillo está construido desde hace años... ¡Pero, ahora mismo acabo de darme cuenta que está ahí!
-Pues, no te habrás fijado bien-Dijo Harry, tratando de ocultar la estupefacción que estaba sintiendo-, pero, ése castillo tiene más de mil años de antigüedad.
-¿Sí?-A Justin se le iluminó la cara-¡Debe de tener algún secreto! Bueno, te voy a parecer un poco pasado de vueltas-Añadió, viendo la cara de suspicacia que se le ponía a Harry, y que el muchacho muggle interpretó como perplejidad-, pero me encanta todo lo relacionado con la fantasía, las rarezas y todas esas cosas que se salen fuera de lo común. Tengo un montonazo de libros de fantasía, y no veas lo que molan... Y eso que son así de tochos. Siempre he pensado que todo eso oculta un misterio que hay que desenterrar...
Harry tragó saliva. Tenía el corazón en un puño: ¿Y si Justin sabía que el mundo mágico existía? Pero, después de unos angustiantes segundos, se percató de que no era así, ni mucho menos:
-Me encantaría que la magia existiese de verdad. La verdadera, ya me entiendes. Sería fascinante que aquí, en el mundo real, sucediesen las cosas que suceden en mis libros. Algún día te prestaré alguno, si eso.
-Sí... Claro, el mundo real... Uno de los dos que hay-Se le escapó a Harry por lo bajo.
-¿Cómo dices?-Se extrañó Justin.
-Déjalo, son cosas mías.
-Bueno, como quieras... Oye, ¿Y cómo sabes que ése castillo tiene mil años de antigüedad?
-Lo sé-Respondió únicamente Harry, algo harto de tantas preguntas-Muchos lo saben. Disculpa, pero... creo que tengo que irme a clases. Supongo que no tardarán empezar...
-De acuerdo. Pues nada, Harry, encantado de conocerte. A ver si te pasas con más frecuencia por aquí.
-Lo intentaré, pero no prometo nada-Dijo Harry-Hasta luego, Justin.
Harry abandonó Collins & Becker enseguida. Aquél Justin era bastante majo, pero le ponía de los nervios. A punto había estado de revelar que él, Harry, era un mago, y que estudiaba en aquél castillo tan antiguo y que a Justin tanto fascinaba, Hogwarts, que era en realidad una escuela de magia. Se lo pensaría mucho antes de volver a aquella escuela muggle...
Asegurándose antes de que no le veía nadie(Mirando por encima del hombro), escaló el barranco para volver a Hogwarts. Y ya en los terrenos de Hogwarts, se hizo una pregunta. ¿Cómo es que ahora los muggles podían ver Hogwarts? ¡Si el sitio estaba hechizado! El año pasado, por medio de Hermione, supo que cada vez que un muggle miraba hacia donde estaba Hogwarts, no veía más que un montón de ruinas y un cartel que les prohibía acercarse... ¿Por qué ahora podían ver el castillo? ¿O sólo Justin lo veía?
Entonces, Ron y Hermione salieron a su encuentro. Se les veía preocupados.
-¿Dónde estabas, Harry?-Dijo Hermione acongojada-Te estábamos buscando ya.
-No os lo vais a creer-Dijo Harry, mientras se adentraban en el castillo. El Sol se estaba poniendo ya.
-¿El qué?-Quiso saber Ron.
Harry les empezó a contar a sus amigos todo lo que había visto, y su conversación con Justin, aquél muggle al que le fascinaba la magia. Y mientras relataba lo sucedido, los tres jóvenes entraron al Gran Comedor con sus compañeros.
-Aún no me puedo creer lo que has visto-Dijo Hermione, perpleja, cuando Harry terminó de contarles todo.
-Pues, si dice Harry que lo ha visto, es verdad-Replicó Ron, algo molesto y siempre fiel a las creencias de su amigo.
-Yo creía que Hogwarts estaba protegido con un hechizo para que los muggles no lo pudiesen ver...-Siguió Hermione, sin hacer caso a Ron.
Una vez sentados en la mesa de Gryffindor, y cuando el tumulto general se hubo calmado, Dumbledore se levantó y se dirigió a sus alumnos.
-Buenas noches, alumnos y alumnas. Bienvenidos a un curso más en Hogwarts, y también les doy la bienvenida para los que éste año es el primero, seguro que estará lleno de alegrías e ilusiones-Dijo, con voz solemne-Tengo muchas noticias que anunciar antes de que el Sombrero Seleccionador distribuya a los alumnos nuevos para las diferentes casas. La primera de todas es que el quidditch vuelve-Nada más decir Dumbledore esto, el comedor se llenó de gritos de júbilo-Por favor, chicos... Calmaros. La segunda, y no menos importante, es que tenemos una nueva profesora de Defensa contra las Artes Oscuras, cuando acabe mi discurso, ella dará el suyo.
Harry miró hacia la mesa de profesores, pero sólo vio a Snape, con una expresión amarga, a la profesora Mc Gonagall, con una leve sonrisa esbozada, y a Filch, el conserje. ¿Dónde estarían los otros?
-Otra noticia importante-Dumbledore prosiguió con su discurso-es que tenemos varios chicos nuevos de las escuelas de magia Durmstrang, Thornfirelle, Spellmaster y Beauxbatons. Ellos serán seleccionados con los alumnos de primer año, y se instalarán en las casas. Espero que los tratéis con respeto y amabilidad, para que se sientan orgullosos de ser admitidos en Hogwarts. Bueno, creo que no me queda nada por anunciar... Ahora, daremos paso a la nueva profesora de Defensa contra las Artes Oscuras. Por favor, señorita... Puede pasar.
Se abrió la puerta del comedor, y entró una joven muchacha, con cabellos plateados, ojos claros y radiantes, sus mejillas estaban encendidas, y tenía esbozada una sonrisa con expresión alegre y triunfante. Esa cara... Resultaba familiar. Harry, Ron y Hermione se miraron intentando recordarla, mientras la joven iba hacia la mesa de los profesores, y Dumbledore le cedía el puesto. Por fin, la muchacha habló.
-Buenas noches a todos-Dijo-Mi "nombge" es "Fleug Delacoug". Y soy "vuestga pgofesoga" de Defensa "contga" las "Agtes Oscugas".
Un murmullo de aprobación recorrió la sala. Sí, era ella, Fleur Delacour, la hermosa finalista francesa del Torneo de los Tres Magos del año pasado. La joven sonrió satisfecha antes de proseguir:
-"Espego" que éste "cugso" conmigo sea placentero, y estoy "seguga" de que nos "llevaguemos" estupendamente. Nos "divegtiguemos" mucho-La mayoría de los chicos se quedaron boquiabiertos. Fleur había crecido bastante, pero su belleza era la misma.
Hermione y Ginny tuvieron que dar un codazo a Ron(Que era el que más pasmado estaba) para que reaccionase.
-¡Despierta ya!-Se enfadó Hermione.
-¡Si parece que están en trance!-Rió Ginny.
Una vez acabado el discurso, todos los muchachos que estaban embobados mirando a Fleur volvieron a la normalidad. Incluso Ron, que anteriormente había estado enamorado de ella.
-¿Me imaginas saliendo con una profesora?-Comentó, horrorizado, a Harry.
La profesora sacó, como todos los años, el Sombrero Seleccionador y el taburete. Cada año, el sombrero parecía más viejo y olvidado, pero su sabiduría era la misma de siempre.
-Podrás pensar que no soy bonito,
pero no juzgues por lo que ves,
no hay nada escondido en tu cabeza
que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.
Así que prueba, no tengas miedo
yo no te voy a comer
Puedes pertenecer a Gryffindor,
donde son valientes y nobles,
o tal vez, a Hufflepuff,
donde son justos y leales.
Un buen Ravenclaw serás
si tienes una gran mente
podrás ser un Slytherin
si la astucia es tu fuerte...
Venga, pruébame
si quieres saber
a que casa pertenecer.
Tras cantar la canción de las casas, todo el mundo aplaudió. La profesora Mc Gonagall desenrolló un pergamino y anunció:
-Johnson, Matthew.
Un muchacho, pálido como una lápida, se dirigió al Sombrero Seleccionador y nada más ponérselo, el viejo sombrero se hundió en su pequeña cabecita, y gritó enseguida:
-¡RAVENCLAW!
El joven, con una sonrisa de oreja a oreja, se dirigió corriendo a su respectiva mesa, no sin antes quitarse el sombrero, mientras todos aplaudían y vitoreaban.
-Lewies, Jane.
Una muchacha de mejillas sonrosadas y ojos alegres se dirigió al taburete, cogió el sombrero y se lo puso. Al cabo de unos segundos, el sombrero gritó:
-¡GRYFFINDOR!
La muchacha se desplomó en una silla cercana a Harry, se notaba que había pasado un mal momento.
-Ones, Susan.
Una joven con cara redonda se levantó y ya se estaba acercando al sombrero cuando tropezó con sus cordones y cayó irremediablemente al suelo. Cuando se levantó, estaba más roja que el pelo de Ron, y más atemorizada que antes siguió adelante, poniéndose el sombrero.
-¡HUFFLEPUFF!
La chica, ya más tranquila, se quitó el sombrero y se fue a su mesa.
-Rochel, John.
Un joven de mirada triste y aspecto impasible se acercó al sombrero y se lo puso. Apenas toco el sombrero su cabeza cuando éste gritó:
-¡SLYTHERIN!
El joven, esbozando una sonrisa, se dirigió a su mesa.
Cuando ya casi todos los alumnos estuvieron seleccionados, Dumbledore se levantó y anunció:
-Ahora, se seleccionarán los alumnos de los diferentes colegios.
La profesora Mc Gonagall enrolló el pergamino para sacar otro del bolsillo de su túnica, desenrollarlo, y gritar:
-Bruch, Joney.
Una joven de unos dieciséis años avanzó segura por el corredor. Se puso el sombrero y éste gritó al cabo de un minuto:
-¡SLYTHERIN!
La joven, quitándose el sombrero, fue contenta y orgullosa a su mesa.
-Clearfield, Joey.
Un joven de pelo castaño se levantó y se dirigió hacia el taburete. Harry por poco y pensó que estaba teniendo un déja vu. ¿No le había visto antes, en otra ocasión? ¿Quién podría ser? Entornó los ojos para verle mejor. Si parecía el muchacho muggle que había visto en Collins & Becker... pero con el pelo más despeinado. Por lo demás, era exactamente idéntico. Pero... No podía ser... ¡Era imposible!
El joven siguió adelante, se puso el sombrero, y éste gritó al cabo de poco tiempo:
-¡GRYFFINDOR!
El muchacho se sentó enfrente de Ron, y Harry se le quedó mirando largo rato con la boca abierta. Ginny, al ver la expresión del atónito Harry, le susurró a éste, poniéndose algo ruborizada:
-Hola, ¿Estás ahí? ¿Se puede saber qué estás mirando que es tan sorprendente?
-Eh... Nada-Mintió Harry, reaccionando.
La ceremonia de selección prosiguió, pero Harry ya no prestó atención a ésta. Estaba demasiado sobrecogido por el hecho de que ése chico nuevo que acababa de seleccionarse para Gryffindor pudiese ser Justin... Pero aquél muchacho no parecía conocerle de nada. Aquí pasaba algo muy raro.
-Muchachos-Dijo Dumbledore, momentos después-, una vez más ha concluido la ceremonia de selección de los alumnos-Iba a cambiar de tema, pero ante la mirada severa de Mc Gonagall añadió-Pero, aún quedan alumnos por seleccionar. No pudieron venir en el Expreso de Hogwarts, así que, por motivos personales, los traerán mañana sus padres. Ahora, quiero anunciar a los nuevos prefectos de cada casa-Cogió un pergamino que le cedió Snape, y comenzó a leer-En la casa de Hufflepuff... será Walter Dursten, en la casa de Slytherin... Dennis Prefeir, en la casa de Ravenclaw... Susan Sisten, y por último, en la casa de Gryffindor... ¡Hermione Granger!
Hermione, al oír su nombre, pegó un bote en la silla y saltó sin moverse del sitio, eufórica, mientras sus amigos y compañeros de casa la felicitaban. Cuando al fin pudo calmarse y el comedor quedó de nuevo en silencio, Dumbledore prosiguió:
-Bien, a los nuevos prefectos de cada casa se les dará un sobre con la contraseña de acceso a las distintas salas comunes. Y también quiero hablaros de cierto edificio, colocado unos metros más atrás de Hogwarts. Ése edificio que yo os menciono, no lo habíamos visto antes, pero está ahí desde hace algunas décadas. Se trata ni más ni menos que de un colegio muggle, llamado Collins & Becker.
El comedor, al instante, se llenó de murmullos. "¿Un colegio muggle?", murmuraban muchos, estupefactos.
-Ese colegio fue fundado en 1963, por dos individuos llamados Phillip Collins y Janette Becker-Añadió Dumbledore, cuando se hizo otra vez el silencio entre los alumnos-Ellos tenían por supuesto que Hogwarts no existía (Muchos de vosotros sabéis que Hogwarts está hechizado para que los muggles no lo puedan ver), hasta ahora, pues ahora, somos completamente visibles para ellos. ¿Y por qué?, os preguntaréis. Pues porque ha desaparecido una cosa esencial para la concordia entre el mundo mágico y el mundo muggle. Se trata de la Barrera Invisible.
Ésta barrera tan peculiar fue creada por los Cuatro Fundadores de Hogwarts, para que ningún muggle pudiese ver que, delante suyo, había un colegio de magia. Así pues, como su propio nombre indica, ésta barrera nadie podía verla, pero tenía éstas propiedades. Por consiguiente, a nosotros también nos tapaba de la vista el mundo muggle, por lo que no podíamos ver lo que había en él. Pero ahora, por no se sabe que motivos, ésta barrera ha desaparecido sin dejar rastro, dejando el mundo mágico visible para los muggles, y viceversa. El Consejo Escolar sospecha que esto ha sido provocado por algún tipo de Artes Oscuras, pero no se puede probar nada.
La desaparición de la Barrera Invisible puede acarrear peligrosas consecuencias a la larga, y resultar, así mismo, una auténtica catástrofe. Ahora, magos y muggles hemos de andarnos con mucho cuidado, pero sobre todo, nosotros. Al más mínimo indicio de magia ante los ojos de los muggles, será el caos. Por eso, el Consejo Escolar ha decidido que Hogwarts tome ciertas medidas de seguridad, para que no ocurra ningún desperfecto y todo sea igual que siempre.
Por supuesto, no se interrumpirán las clases, pero éstas se darán mediante ciertas precauciones. Se cerrarán todas las persianas de las ventanas, iluminándose el aula con velas. Se os prohíbe a todos los alumnos, por supuesto, ir a Collins & Becker, sea de día o de noche, a menos que tengáis la autorización mía o de algún profesor. Creo que eso lo comprenderéis todos. No estaréis en las afueras de Hogwarts, excepto en los recreos, en los que se os estará terminantemente prohibido hacer magia. En cuanto al quidditch, los jugadores no volaréis más arriba de los veinte metros, y los capitanes de cada equipo os encargareis de que las bludgers y la snitch no se salgan del estadio, en el rarísimo caso de que pueda ocurrir algo así.
La puerta principal de Hogwarts ha sido cerrada con un encantamiento. Desde dentro, la puerta se podrá abrir perfectamente, pero desde fuera, hay que decir una contraseña para acceder al castillo, que solo los alumnos y profesores de Hogwarts conoceremos. Quien intente abrir la puerta a la fuerza, recibirá un calambre en la mano y caerá al suelo, haciéndose bastante daño, pero no demasiado. La contraseña es Unicornio Azul. Quien comunique a otra persona que no sea de Hogwarts(Ya sea mago o muggle) la contraseña, será severamente castigado.
Así que ya lo sabéis. Comprended que es por nuestra seguridad y la seguridad de los muggles. Cuando la Barrera Invisible haya reaparecido, las medidas de seguridad se levantarán-Concluyó Dumbledore así su discurso-Podéis... ¡Oh, esperad! Llaman a la puerta... Minerva, ¿Serías tan amable de abrir, a ver quién es, y comunicárnoslo?
La profesora Mc Gonagall se levantó de su silla y fue a abrir la puerta principal. Durante unos segundos de tensión, el comedor entero estuvo en silencio, intrigado. ¿Quién podría ser? Al fin, la profesora regresó, y todo el mundo le prestó atención para saber quien, o quienes eran los que estaban llamando a la puerta.
-Los otros alumnos, Dumbledore...-Anunció la profesora-Ya están aquí.
-¿Ya?-Se sorprendió Dumbledore-¡Si tenían que venir mañana! Bueno, que pasen...
La profesora Mc Gonagall volvió a desaparecer y un minuto más tarde, regresó con un montón de niños y jóvenes magos y brujas siguiéndola. Estaban todos muy nerviosos.
-En fin, bienvenidos, nuevos alumnos-Dumbledore les dio la bienvenida-Volvamos a sacar el Sombrero Seleccionador. Al parecer, ha ocurrido un pequeño imprevisto, pero no pasa nada.
Mc Gonagall fue por el pupitre y el sombrero para ponerlos en la cabecera del comedor, bien visibles. Sacó un pergamino de su bolsillo y, desenrollándolo, fue llamando a los alumnos:
-Burdeus, Meg.
Una niña de cara regordeta y pelo sedoso se sentó en el taburete y se puso el sombrero.
Poco después, el sombrero gritó:
-¡HUFFLEPUFF!
La chica, respirando hondo, se fue a su mesa, en medio de
aplausos.
-Burdeus, Katherine.
Una chica alta, delgada y con pelo rubio ensortijado se colocó el sombrero seleccionador enseguida. Éste gritó:
-¡RAVENCLAW!
La chica se quitó el sombrero, muy contenta, y se fue a su mesa.
-Fawcett, Phoebe.
Una niña peinada con dos coletas se puso el sombrero, que gritó:
-¡HUFFLEPUFF!
La niña se fue a su mesa, no sin antes quitarse el sombrero.
-Fletcher, Dick.
Un chico de cara pálida y ojos grises se acercó al taburete y se puso el Sombrero Seleccionador, el cual, apenas rozó su cabeza, y gritó:
-¡SLYTHERIN!
Con una sonrisa maliciosa en la cara, el chico se quitó el sombrero y se fue a su mesa, en donde le vitoreaban.
-Hill, Jason.
Un chico muy guapo, de unos dieciséis años, se sentó en el taburete, poniéndose el sombrero. Se podían oír murmullos entre las chicas de "¡Qué guapo es!". Vagamente, Harry recordó a Cedric Diggory, quien había sido también de mucho éxito con las chicas por su atractivo, pero que había tenido un final funesto: El año pasado, Voldemort le había matado...
Unos segundos después, el sombrero gritó:
-¡HUFFLEPUFF!
Justamente, la misma casa que Cedric, pensó Harry, mientras en la mesa de Hufflepuff recibían a Jason Hill con un fuerte aplauso, especialmente por parte de las chicas.
-Mullet, Nadine.
Una chica de pelo rojo oscuro y ensortijado se puso el sombrero y se sentó en el taburete. Al cabo de unos pocos segundos, el sombrero gritó:
-¡GRYFFINDOR!
La chica, entusiasta pero tímida, fue hacia la mesa de Gryffindor y se sentó enfrente de Harry. A éste le dio una extraña punzada en el estómago al verla. Extrañamente, le recordaba mucho a su madre...
-Nightstone, Sandrine.
Una chica rubia y de aspecto frío y distante se puso el sombrero.
-¡SLYTHERIN!
La chica se quitó el sombrero. En su mesa se oyeron silbidos de admiración cuando ella se sentó.
-Tatsuke, Ryoga.
Un joven de cara amarillenta y ojos rasgados se puso el sombrero. Casi inmediatamente, el sombrero gritó:
-¡RAVENCLAW!
El chico se quitó el sombrero y se sentó en su mesa, en medio de aplausos.
-Velázquez, Celeste.
Una chica pelirroja y muy bonita se puso el sombrero y se sentó en el taburete. El sombrero gritó:
-¡GRYFFINDOR!
La chica se quitó el sombrero y se sentó enfrente de Hermione. Ron la miró y se quedó como si acabase de ver a una veela, poniéndose muy rojo.
-Weathers, Athenea.
Otra chica, de pelo castaño oscuro, se sentó en el taburete y se puso el sombrero, al cabo de un minuto, el sombrero gritó:
-¡RAVENCLAW!
La chica se quitó el sombrero y se fue a su mesa.
Ya concluida la ceremonia de selección, Dumbledore explicó a los nuevos lo de la desaparición de la Barrera Invisible y las medidas de precaución que el colegio había tomado. Cuando terminó, la profesora Mc Gonagall guardó el taburete y el Sombrero Seleccionador.
-Bueno, no me queda nada más por decir-Dijo Dumbledore, entusiasta-¡Que empiece el banquete, y buen provecho!
-Hola a todos los nuevos-Saludó Hermione-Mi nombre es Hermione Granger, y soy la nueva prefecta de Gryffindor. Bienvenidos.
-A Hermione se le ha subido a la cabeza su cargo, ¿eh, Ron?-Susurró Harry a Ron, pero éste no le respondió. Estaba embobado mirando a la chica nueva pelirroja-¿Ron? ¿Rooon?-Harry le zarandeó-Eh, Tierra llamando a Ron... ¿Estás bien? ¡Ron!
Ni por esas. Ron seguía como en estado catatónico. La chica pelirroja se dio cuenta, y sonrió con sinceridad.
-¿Te ocurre algo?-Preguntó amablemente a Ron.
-¿Eh?-Balbució Ron al fin, reaccionando-No, nada...
La chica acentuó más su sonrisa.
-¿Cómo te llamas?-Le preguntó ella-Yo soy Celeste Velázquez, ya lo habréis oído en la selección. Tengo 15 años.
-Yo... Ron Weasley-Titubeó Ron-Encantado..., yo también tengo 15 años.
-Estupendo, entonces estaremos en la misma clase-Dijo Celeste animada-¿Sabéis? Yo no me imaginaba que éste colegio fuera tan grande, y tan bonito. Jamás había oído hablar de él.
-Pues es muy famoso-Corroboró el chico que era idéntico a Justin, que estaba sentado al lado de Celeste-¿Cómo no has oído hablar de él nunca?
-Muy sencillo, mi familia es muggle-Contestó Celeste con naturalidad-Y, además, antes de venir hacia Inglaterra, vivía en Madrid. Soy española.
-¿Ah... si?-Dijo Ron, que estaba más rojo incluso que su pelo-Pues tienes muy buen nivel de inglés...
-Muchas gracias-Sonrió Celeste-Eso es agradable de oír, viniendo de un inglés. Tuve que tomar cursos intensivos antes de venir aquí.
-¿Es bonita España?-Quiso saber Hermione-Siempre he querido visitarla.
-Sí, es muy bonita-Contestó Celeste-Si quieres, vente conmigo para las vacaciones. A mis padres no les importaría. Eres Hermione, la prefecta, ¿No?
-Sí, así es-Asintió Hermione, enorgullecida-Mucho gusto.
-¿Y tú?-Celeste se dirigió a Harry, mirándole con interés-¿Quién eres?
-Harry Potter-Contestó Harry.
-Es una broma, ¿Verdad?-Saltó de repente el chico idéntico a Justin-¿De veras eres Harry Potter?
-¿Por qué iba a ser una broma?-Inquirió Celeste, sin comprender.
-¿Eres Harry Potter?-Repitió el chico, sin hacer caso a Celeste.
-Eh, si-Harry no entendía por qué aquél chico se comportaba de repente de aquella manera-Pero, si me acabas de ver antes, en Collins & Becker...
-¿Collins & Becker?-Repitió extrañado el chico idéntico a Justin-No, ¿qué dices?
Yo nunca he estado ahí. Mi escuela anterior fue la academia de magia Spellmaster. Además, es la primera vez que te veo. Pero, no me lo puedo creer... ¿Eres Harry Potter,
de verdad?
-Que si-Harry ya estaba empezando a hartarse.
-¿Y la... la cicatriz? ¿Dónde la tienes, en qué punto de la fren...?
-¿Cómo sabes que tengo una cicatriz?-Le interrumpió Harry, extrañado.
-Todo el mundo mágico lo sabe, ¡Me extraña que preguntes eso!-Dijo el chico-Es que, no me puedo creer que realmente seas tú...
-Qué pesadito-Dijo Harry de mal talante, harto ya-Mira, si no me crees-Se levantó el flequillo, dejando al descubierto su archifamosa cicatriz en forma de rayo. El chico soltó una especie de grito ahogado-¿Qué, me crees ahora?
-Dios... ¡Harry Potter!-Exclamó el chico, alucinado-Nunca pensé que te conocería, Harry. Encantado, yo soy Joey Clearfield-Le tendió la mano a Harry.
-¿Joey? ¿No te llamabas Justin?-Dijo extrañado Harry.
-No: Joey-Dijo Joey, pero no se enfadó ni retiró la mano-No conozco a ningún Justin.
-Entiendo...-Harry comprendió entonces que Joey y Justin eran dos personas diferentes, pero eran exactamente iguales, excepto en que Joey era un mago, y Justin, un muggle. Era curioso aquél caso-Lo siento, te había confundido con otra persona-Estrechó la mano de Joey.
-No importa-Sonrió Joey-¿Sabes, Harry? Mi padre me ha hablado mucho de ti, y de tus padres. Era vecino suyo.
-¿De veras?
-Sí. Tu historia es realmente fascinante, cómo derrotaste a Quien Tú Sabes, y todo eso...
-Bueno, sí-Harry se azoró-Pero no ha servido de nada. Voldemort volvió hace poco al poder, si no me equivoco...
Joey se echó para atrás atemorizado, al oír el nombre de Voldemort.
-¡Harry! ¡Has pronunciado su nombre!-Titubeó.
-Ah, lo siento-Se disculpó Harry-Siempre me pasa esto.
-No pasa nada-Dijo Joey, más calmado-Sí, dicen que El que No Debe Ser Nombrado ha vuelto... Pero, me jugaría todos los galeones del mundo a que ha vuelto a caer. Con el vasallo que tiene no me extrañaría nada...
-Harry, ¿Cómo te hiciste eso?-Preguntó Celeste, mirando asombrada la cicatriz de Harry.
-Vol... Digo, Quien Tu Sabes me la hizo, al tratar de matarme-Dijo Harry, rectificando a tiempo al ver la cara de Joey-Él fue quien mató a mis padres.
-Sí, pero contigo no funcionó, ¿Verdad, Harry?-Añadió Joey, mirando a Harry con respeto y admiración.
-Pues la verdad es que no-Admitió Harry-Pero que más da eso.
-¿Por qué no se debe pronunciar el nombre del que mató a los padres de Harry?-Quiso saber Celeste.
-Es algo lógico-Dijo Joey, con aires de saberlo todo. A Harry le recordó a Hermione, pero en chico-La gente le teme. En otro tiempo, Quien Tú Sabes mató a mucha gente. A demasiada gente.
-Ya, y el año pasado-Corroboró Harry, recordando a Cedric Diggory.
-Bueno, ¿Y yo que sabía?-Se molestó Celeste, ante el irritante tono de voz de Joey al explicarle lo de Voldemort.
-Yo no digo nada-Dijo Joey-Pero salta a la vista que eres de familia muggle, y extranjera.
Eso pareció molestarle aún más a Celeste.
-Sí, lo soy. ¿Y qué?-Dijo displicente.
-Nada, nada... Qué carácter tiene la españolita, ¿eh?
-¡Y a mucha honra!
-Oye, si estás histérica, échate por encima un cubo de agua fría, pero no te desquites conmigo, porque no te he hecho nada-Dijo molesto Joey.
-Yo no estoy histérica-Exclamó Celeste, en un tono que indicaba lo contrario y levantándose de su silla-Eres tú, que me sacas de quicio.
-Pues yo no tengo la culpa de caerte tan mal, perdona que te diga-Dijo Joey en tono desdeñoso, levantándose también.
-Eres un chulo asqueroso.
-Y tú una histérica destroza-tímpanos.
-Idiota.
-Niñata.
-Niñato tú, estúpido.
-Que te crees tu eso.
-Cállate.
-Cállate tú, que has empezado.
-No me da la gana.
-¡A mí tampoco!
-Madre mía... cómo está el patio-Comentó Harry, viendo como Joey y Celeste discutían y se insultaban.
-¡Parad, por favor!-Pidió Hermione, muy en su papel de prefecta-¡Voy a llamar a McGonagall como sigáis así!
Pero a Hermione no le hizo falta llamar a la profesora McGonagall, porque ella, en cuestión de segundos, ya estaba allí.
-¿A qué se debe éste jaleo?-Quiso saber Mc Gonagall.
-Profesora, Joey y Celeste están peleándose-Informó Hermione.
A ésas alturas, Celeste y Joey iban camino de tirarse los platos a la cabeza.
-¡Que me dejes!-Chilló Celeste.
-¡Déjame tú, que no me dejas ni un segundo en paz!-Contestó Joey, enfadado.
-¡Parad ya!-Pidió la profesora Mc Gonagall-Vamos a ver, ¿Qué sucede, señorita Velázquez y señor Clearfield?
-Pregúnteselo a Celeste-Dijo Joey-Ella ha empezado todo esto.
-Mentiroso-Celeste ardía de ira-Sabes perfectamente que me has provocado. Profesora, castíguelo.
-¡Qué idiotez! ¡Castigarme por algo que no he hecho! Lo que pasa es que te lo tomas todo muy a pecho. No se te puede decir nada-Dijo Joey en un tono que a Harry le recordaba mucho la manera de hablar de Malfoy cuando se dirigía a Hermione, por ejemplo.
-Que me dejes, te digo.
-Ahora no me da la gana. Eres injusta conmigo.
-Es lo que sólo alguien como tú se merece. Creído.
-Histérica.
-¡¡¡BASTA YA, LOS DOS!!!-Gritó Mc Gonagall, harta ya. Solo así, Celeste y Joey dejaron de discutir, muy cortados-Ya está bien. Me avergüenzo hasta tal punto de vosotros, que ya no sé si os merecéis estar ni siquiera en Gryffindor. ¡No sabéis comportaros de acuerdo con vuestra edad! Estáis los dos castigados.
-Pero, profesora...-Intentó explicarse Joey.
-¡No admito más réplicas! Y cinco puntos menos para Gryffindor. La verdad, nunca me hubiese esperado esto de unos alumnos nuevos, ¡Y el primer día! Venid ambos conmigo. Los demás, pueden retirarse a su sala común, si ya han terminado. Señorita Granger, guíe a los nuevos hasta la sala común de Gryffindor. Aquí tiene la contraseña-La profesora le entregó a Hermione un sobre y se fue del comedor, seguida de Joey y Celeste.
Hermione abrió el sobre, leyó lo que había dentro, y guió a los nuevos alumnos de Gryffindor hacia la sala común. Harry y Ron iban al lado de ella. Cuando llegaron ante el retrato de la señora gorda que tapaba el acceso a la sala común, Hermione susurró:
-"Ébano y marfil escarlata"-, la contraseña para poder pasar.
La señora gorda giró sobre sus goznes para dejar pasar a los estudiantes.
Harry y Ron se despidieron de Hermione y se fueron a su habitación, para dormir. Harry pensó que aquél día había sido realmente muy movido, antes de caer profundamente dormido en su cama adoselada. El día siguiente sería otro día.
Continuara!!