Harry
Potter y el Misterio de la Gruta Subterránea
Capítulo
2:
Un duelo de magia... con
estragos.
Un rayo de sol iluminó la
sala común de Gryffindor y las habitaciones, era un nuevo día en Hogwarts, que
parecía prometer muchas sorpresas y mucho por aprender.
Harry se levantó de la cama,
ya descansado, y se preparó las cosas que tendría que utilizar aquél día.
Mientras se ponía la túnica, Ron ya se despertaba.
-Buenos días, Harry-Le
saludó, bostezando.
-Hola, Ron. ¿Has dormido
bien?-Preguntó Harry.
-Hubiese querido dormir más,
pero vale...
-Venga, te espero en la sala
común. ¡Y vete espabilando!
-¡Oye, espérame!-Le retuvo
Ron, metiendo todos los libros, rollos de pergamino, la
pluma y frascos de tinta (todo
desordenadamente) en la bolsa y vistiéndose aprisa.
Ya arreglados, Harry y Ron
bajaron a la sala común, donde se encontraron con Hermione.
-Buenos días, chicos-Saludó,
con entusiasmo. Harry pudo notar que, encima de la túnica, Hermione llevaba una
insignia plateada al cuello que decía claramente: “Prefecto”. Ron también debió
notarlo, porque dijo con sorna:
-Vaya, vaya, Hermione...
Estrenándote como prefecta, ¿Eh? ¡Que todo el mundo note que lo eres!
-Ron, eso no tiene ninguna
gracia-Amonestó Hermione-El cargo de prefecto requiere de mucha responsabilidad
y seriedad, así que cuidadito con las bromas sobre el tema.
-Sí, ya, ya... -Dijo Ron, en
tono burlón, pero no dijo nada más.
-Sólo esperemos que no
tengas mucho trabajo acumulado, ahora que eres prefecta-Dijo Harry-Acuérdate de
lo que te pasó en tercero...
-Bobadas-Dijo Hermione,
haciendo un ademán con la mano-No te preocupes, Harry, estaré perfectamente
bien. Compaginaré todo, de eso estate tranquilo. Ahora, si me disculpáis, tengo
que anunciar a los demás algo... ¡¡Atención!!-Vociferó, haciendo bocina con las
manos. Hasta que todo el mundo la miró, no se quedó tranquila-¡No os marchéis
aún al comedor! La profesora McGonagall tiene que anunciar algo.
Efectivamente, poco después se abrió el agujero del
retrato y apareció la profesora McGonagall, con un pergamino bajo el brazo.
Todos los alumnos de Gryffindor se volvieron para prestarle atención.
-Buenos días, alumnos y
alumnas de Gryffindor-Dijo la profesora-La noticia que quiero comunicaros es
sobre el quidditch. Como todos sabéis, tenemos dos bajas éste año en nuestro
equipo: La del capitán y guardián Oliver Wood, y la de la cazadora Angelina
Johnson, ya que ambos terminaron Hogwarts. Por eso, necesitamos nuevos
jugadores. Como habréis notado algunos, anoche había una lista en la habitación
de los chicos y otra en la de las chicas, para que se apuntase quien quisiese.
Hoy temprano, la señorita Hermione Granger-Al oír su nombre, Hermione se frotó
su insignia de prefecto contra la túnica para darle más brillo-me entregó ambas
listas, y estudiando mucho la situación, he elegido a seis candidatos para el
puesto de cazador y guardián. Sus nombres son-La profesora desenrolló el
pergamino que tenía bajo el brazo-: Dennis Creevey, de segundo curso; Celeste
Velázquez, de quinto curso; Johan Andrews, de tercer curso; Ginny Weasley, de
cuarto curso, Nadine Mullet, de quinto curso, y Joey Clearfield, también de
quinto curso. Eso es todo, los candidatos deben estar presentes para las
pruebas, que se realizarán hoy, en el campo de quidditch, a las cinco, donde
también se elegirá al nuevo capitán del equipo. Ahora, daros prisa, no vayáis a
llegar tarde a clases. Por cierto... ¿Alguien sabe dónde están el señor
Clearfield y la señorita Velázquez?
-Pues... Celeste está en la
habitación, durmiendo aún-Informó Hermione.
-Y Joey hace lo mismo-Agregó
Dean Thomas.
-Bueno... Pero que no vayan
a perderse las clases, ¿Eh? Señorita Granger, comuníqueles usted lo del
quidditch, ¿De acuerdo?
-Sí, profesora-Dijo
Hermione, feliz y orgullosa.
La profesora Mc Gonagall
abandonó la Sala Común. Nada más salir ella por la puerta, Ron dijo:
-Bueno, ¿Vamos al comedor, o
qué? Me muero de hambre...
-Vale-Accedieron Harry y
Hermione.
-Me pregunto qué castigo le
habrán puesto a Celeste y a Joey, para que aún estén durmiendo-Comentó Harry,
pensativo, mientras él y sus amigos bajaban las escaleras.
-Uno muy fuerte,
seguro-Supuso Ron.
-Sea lo que fuere, se lo
merecían-Contestó Hermione, en tono altanero y frío.
-No te cae muy bien Celeste,
¿Verdad?
-No seas tonto-Espetó
Hermione-Por supuesto que me cae bien Celeste, Ron. Sólo era mi deber como prefecta,
comunicarle a Mc Gonagall de que se estaban peleando ella y Joey.
-Se le ha subido el cargo a
la cabeza, ¿Verdad?-Musitó Ron a Harry, mientras se dirigían al comedor.
-Sí, eso mismo te dije yo
ayer-Dijo Harry en tono irónico-, pero estabas demasiado ocupado mirando
embobado a Celeste como para enterarte de lo que decía.
-Vamos, Harry-Dijo Ron,
poniéndose más rojo que el pelo de él y todos sus hermanos juntos-No pensarás
que a mí me gusta ella, ¿Verdad? Quiero decir... Ni siquiera la conozco, ¿Cómo
me va a gustar?
-¿Amor a primera
vista?-Sugirió Harry, burlón.
-Mira, déjalo. No siento
absolutamente nada por ella, así que olvidemos esto, ¿Vale?-Al decir esto, Ron
cruzó los dedos tras su espalda.
-Sí, ya, ya...
-¿Qué hacéis ahí
parados?-Les regañó Hermione-¡Venga, moveos!
-Sí, ya vamos, señorita
Prefecta Perfecta-Musitó Ron por lo bajo. Harry trató de contener la risa.
Entrando a la mesa del
comedor, se sentaron en la mesa de Gryffindor. Mientras Harry, Ron y Hermione
conversaban, el comedor entero se llenó de colores pardos, rojizos y grises:
Había llegado el correo, como de costumbre, traído por lechuzas.
Una lechuza de color
negruzco se había posado encima de los cereales de Neville Longbottom. Llevaba
en el pico un sobre rojo que empezó a echar humo por los extremos. Harry lo
reconoció enseguida: Era un howler,
una carta que, en cuanto se abría, gritaba, reprochándole algo al destinatario.
Lo supo porque, en años anteriores, a Ron le habían enviado otro. En cuanto a
Neville... ése era el tercer howler
que recibía en todo el tiempo que llevaba en Hogwarts. El muchacho se puso
pálido a medida que abría el sobre. Una vez que esto ocurrió, la voz de su
abuela, cien veces mágicamente amplificada, se hizo oír por todo el comedor.
Esta vez, Neville se había olvidado el caldero de Pociones, y seguramente Snape
le daría su merecido por ello. Los de Slytherin, en su mesa, se rieron a
carcajadas de la expresión asustada de Neville.
Cuando Harry se volvió hacia
su plato, encontró dos lechuzas aguardando: Una era rojiza y pequeña, la otra
parda y enorme. Les desató los respectivos sobres de las patas, y ambas se
fueron volando por la ventana.
-¿Quién te los habrá
enviado?-Preguntó Ron, con más curiosidad que el mismo Harry.
-Pues habrá que
verlo-Contestó Harry, dándole la vuelta a uno de los sobres. Era de Hagrid, el
guardabosques de Hogwarts. Con letra desigual, decía:
“Querido
Harry:
Espero que estéis bien.
¿Queréis veniros tú, Ron y Hermione ésta tarde a la cabaña? Os tengo una
sorpresa preparada, en especial para ti, así que tratad de venir lo más rápido
posible, ¿De acuerdo?
Esperando veros, se despide
Hagrid”
-Iremos-Sentenció Ron, que
había estado leyendo la carta por encima del hombro de Harry, pero al ver la
cara de Hermione se apresuró a decir-¿Qué ocurre?
-Me imagino que os
acordaréis de que no nos dejan salir de Hogwarts-Dijo Hermione con
severidad.
-¿Y qué más da eso? Siempre
hemos salido, aunque estuviese prohibido...-Dijo Ron, sin entender.
-¡¡RON!!-Chilló
Hermione.
-Bueno, Hermione...
Tranquilízate-La calmó Harry-No podemos defraudar a Hagrid, ¿No crees? Además,
me pregunto qué sorpresa nos tiene guardada...
-Probablemente, algún bicho
monstruoso como animal de compañía-Atajó Hermione-Conociéndole...-Lanzó un
suspiro exasperado-Mirad, soy prefecta, no puedo dejaros ir... Oh, por Dios...
Chicos, no me miréis así... He dicho que no, y es que no.
-Hermione, por
favor...-Insistieron Harry y Ron.
-¡Oh! Está bien... ¡Pero
llevaréis la capa invisible!
-¿”Llevaremos”? ¿Es que tú
no vienes?-Dijo Harry extrañado.
-¿Yo? Eh... pues soy
prefecta, y...
-¡Dios! Ya sabemos que eres
prefecta, ¿Y qué? Vamos, Hermione...-Dijo Ron apremiante.
-Mmm... ¡De acuerdo! Pero a
las siete, de vuelta, ¿Eh?
-Sí-Dijeron Harry y Ron.
Cualquier cosa les valía si se venía Hermione con ellos.
-Bueno, ¿Qué? ¿No abrirás la
otra carta, Harry?-Preguntó la muchacha, cambiando abruptamente de tema.
-Sí, claro-Dijo Harry,
cogiendo la otra carta y abriéndola. Era de Sirius, su padrino. Decía lo
siguiente:
“Querido
Harry:
Siento no
haberme puesto en contacto contigo éste verano,
pero,
créeme, no he
podido...
He tenido
cosas muy importantes que hacer. Espero
que pases un buen curso en Hogwarts. Y no te
metas en muchos líos(Sólo los necesarios) pronto estaremos
juntos.
Ya lo
verás.
Me
despido, un beso y
un abrazo para ti, y como
no, para tus
inseparables amigos Ron y Hermione .
Tu
padrino,
Sirius
Black
P.
D: Yo estoy
bien, no puedo
decirte donde está mi escondite por si esta carta cae en otras
manos. Ya
sabes, el mismo
cuento de siempre.
-Buenos días-Dijo, detrás de
Harry, una voz adormilada. Era Joey, que ya se había despertado, y se sentaba a
su lado. Harry, apresuradamente, guardó la carta de Sirius en el sobre, más que
nada, por si Joey no sabía aún que Sirius era alguien inocente, que era lo más
probable.
-Hombre, Joey-Dijo Harry, a
modo de saludo-¿Has dormido bien?
-Sí, lo que he podido-Dijo
Joey, reprimiendo un bostezo-Menudo castigo me puso McGonagall...
-¿Cuál fue?-Preguntó Ron,
sin poder contener su curiosidad.
-Me mandó fregar todos los
pasillos del cuarto y quinto piso. ¡Y no sabes cuántos hay!
Acabé a las cuatro de a
mañana, ¡Estoy tan cansado! Y todo por culpa de ésa estúpida extranjera
pelirroja...
-¿A quién llamas estúpida?
¡Niñato engreído!-Chilló Celeste, que acababa de llegar al comedor, y se había
sentado al lado de Hermione. En su cara había una expresión de ira y cansancio
mezclados.
-¡A ti!-Contestó Joey, rojo
de rabia-¿A quién si no?
-Pues no sé. Como el único
estúpido que veo aquí eres TÚ...-Celeste estaba fuera de sí.
-¡No empecéis!-Pidió Ron,
pero no le hicieron caso: como el día anterior, se levantaron y empezaron a
pelearse de nuevo.
-¡Todo fue por tu maldita
culpa!-Exclamó Celeste-¡Estuve toda la noche lavando los calderos de pociones de
Snape! ¡Era realmente asqueroso! ¡Como tú!
-¿Ah, sí? Pues yo estuve
fregando el suelo de Hogwarts, pero en realidad, ¡Te tenía que haber fregado a
ti la lengua!-Gritó Joey, sin poderse contener.
-Un trabajo digno de ti,
¡Friega suelos!
-Que te calles,
histérica.
-¡Basta ya!-Gritó Hermione,
harta-¿No podréis comportaros civilizadamente algún día?
-¡Ja! ¿Civilizadamente? Dudo
que con él se pueda-Contestó Celeste, con serenidad y suficiencia.
-¿No os cansaréis nunca,
verdad?-Dijo Harry, bastante cansado de oírles discutir.
-Si ella no tuviese el genio
que tiene, puede-Contestó Joey con displicencia-Pero se lo toma todo muy a
pecho, ése es su problema.
-Tú te callas, creído-Gritó
Celeste-No sé como puedes estar aquí. ¡No lo mereces!
-¿Por qué tú lo
digas?-Respondió Joey con desdén-Te voy a enseñar a cerrar la boca. ¡Voy a
demostrarte que sé mucho más de magia que tú!
-No creo que seas capaz-Dijo
la joven, mirando con aversión a Joey.
-¿Qué no? Muy bien, te reto
a un duelo de magia. En el primer recreo de hoy. Afuera. ¿Qué, aceptas?
-Pues claro-Dijo Celeste,
con suficiencia-Será un placer vencerte.
-Vosotros estáis locos-Dijo
Ron-¡Nos han prohibido hacer magia en los recreos!
-¿Qué mas da eso?-Respondió
bruscamente Joey-Un duelo es un duelo. Y no lo voy a posponer.
-Bueno, no se si os habréis
dado cuenta-Informó Hermione-Pero mientras discutíais, nos han entregado el
horario de clases.
Todos miraron hacia su
plato. Efectivamente, estaba ahí el horario de clases de quinto curso.
-Vaya por Dios-Harry arrugó
el entrecejo, examinando el horario-Ahora nos toca Pociones.
-Oh, no-Se lamentó Ron-¡Pues
sí que empezamos la mañana con buen pie! Ahora, a soportar al imbécil de
Malfoy...
-Y a Snape-Añadió
Harry.
-Mala suerte-Se rió Ginny,
que estaba cerca de ellos-Yo tengo ahora Transformaciones. ¡Hasta luego!
-Adiós, Ginny-Todos
despidieron a Ginny mientras la muchacha se iba del comedor.
-Nosotros también deberíamos
irnos, si ya habéis acabado-Dijo Hermione, levantándose de la mesa-No querréis
que Snape nos baje puntos por llegar tarde...
Harry, Ron, Hermione, Joey y
Celeste(estos dos últimos dirigiéndose miradas asesinas), se marcharon del
comedor y descendieron hasta las mazmorras.
Ya en clase de Pociones,
Snape les recibió con la misma amabilidad (sarcásticamente hablando, por
supuesto) de siempre:
-Buenos días, alumnos. Es un
placer para mi teneros otra vez aquí en éste curso-Su tono de voz era totalmente
hipócrita, cosa que a Harry, Ron y Hermione(Ya estaban acostumbrados) no les
sorprendió, más bien les hubiese sorprendido que Snape les hubiese dado una
bienvenida con un tono de voz del todo contrario al que empleaba
habitualmente.
-Y nosotros estamos
encantados de tenerle a usted con nosotros, profesor-Dijo Draco Malfoy,
arrastrando las palabras con un deje zalamero. Malfoy era un alumno de
Slytherin, de cara pálida y afilada, mordaz y astuto, que continuamente se
estaba dando aires, y que era uno de los principales enemigos de Harry.
-Gracias, señor Malfoy. Diez
puntos más para Slytherin-Snape siempre estaba favoreciendo a los alumnos de su
casa: Él era el jefe de Slytherin. Así que aquello no le resultó a nadie
inusual.
-¡Será pelota...!-Musitó
Ron, quien también le tenía una profunda aversión a Malfoy, dado que este se
metía siempre con él y su familia. Sólo Harry y Hermione se enteraron de lo que
dijo Ron, y sin poderse contener, estallaron en carcajadas.
-¿Qué es lo que les hace
tanta gracia, señor Potter y señorita Granger?-Inquirió Snape en tono
mordaz-¿Podrían contárselo a la clase?
-Eh... Pues...-Empezó
Hermione, turbada.
-¡Que todos los calderos de
reserva están relucientes!-Dijo Harry sin querer, mirando hacia los calderos de
reserva que había al fondo de la mazmorra. Todos los de Gryffindor se
rieron.
-Oh, eso-Dijo Snape,
entornando sus fríos ojos negros-Bien, es gracias a la señorita Velázquez, que
ayer tarde se ofreció para limpiarlos, ¿Verdad, señorita?-Miró hacia Celeste.
Ésta asintió, avergonzada.
-Bien, quince puntos menos
para Gryffindor-Continuó Snape con malignidad-, por burlarse de un
profesor.
-Pero bueno, ¡Si no nos
hemos burlado de usted!-Objetó Joey, enfadado.
-Y con esto, van otros diez
puntos menos para Gryffindor-Dijo Snape-Señor Clearfield, a mí nadie me lleva la
contraria, ¿Entiende?
Por toda respuesta, Joey
lanzó un gruñido bajo. Malfoy, Crabbe y Goyle soltaron una risita.
Y la clase transcurrió
normalmente, si lo normal puede considerarse que Snape se dedicara media clase
quitándole puntos a Gryffindor y subiéndoselos a Slytherin.
Trabajaron en un antídoto
que era muy eficaz para muchos venenos mortales. A Ron le tocó trabajar con
Malfoy(Para horror del primero), a Hermione le tocó con Pansy Parkinson, una
chica de Slytherin, y en cuanto a Harry, le tocó ir con el estúpido de Goyle,
uno de los corpulentos amigos de Malfoy. Lo hacía todo con tanta torpeza y tanta
lentitud, que ellos fueron los últimos en entregarle la poción a Snape. Les
salió bien la poción, y de milagro, pensó Harry, mientras minutos después él
salía de la mazmorra junto con Ron y Hermione.
-Esperaros, chicos-Les dijo
Hermione, cuando vio que Celeste salía de la mazmorra con cara triste(No le
había ido muy bien con el antídoto)-Voy a hablar con Celeste.
-Vale, pero date prisa-Le
apuró Ron-Tenemos clase de Transformaciones en menos de cinco minutos.
Hermione le dirigió a Ron
una mirada que venía a significar: “No te preocupes, si lo tengo todo
controlado”, y se fue hacia donde estaba la joven española.
-¡Celeste! Quisiera hablar
contigo...-Empezó. Celeste levantó la vista.
-¡Ah! Hermione... -Dijo.
Parecía muy azorada- Hermione, yo también quería hablar contigo... es sobre lo
del comedor, me siento muy mal por lo que hice, pero es que soy muy
temperamental y pierdo el control de mí misma muchas veces. Espero que no se lo
digas a McGonagall...
-¡Oh, no! No te preocupes,
Celeste-Le consoló Hermione-No era de eso de lo que yo iba a hablarte, pero ya
que sacas el tema, trata de controlarte, ¿De acuerdo?
-Lo intentaré...-Dijo
Celeste apenada, pero visiblemente más aliviada-Bueno, y... ¿Qué querías
decirme?
-Verás, es sobre nuestro
equipo de quidditch. ¿Te acuerdas que te apuntaste a la lista de nuestro
dormitorio? Bueno, pues tú, entre otras personas, has salido candidata para uno
de los puestos vacantes-Dijo Hermione. A Celeste se le iluminó la cara-.
McGonagall fue a la sala común ésta mañana, mientras Joey y tú dormíais aún, y
lo dijo. Debes estar en el campo de quidditch a las cinco de la tarde con los
demás, ¿Vale? Como prefecta, mi deber era...
-¡Es genial!-Celeste,
entusiasmada, no dejó terminar a Hermione- Muchísimas gracias, Hermione. Desde
luego que iré, y si quedo seleccionada, le demostraré a ése creído de Joey lo
que puedo llegar a valer...
-Sí, me... me parece muy
bien-Titubeó Hermione, un poco incómoda-Bueno... apresurémonos, ahora tenemos
Transformaciones, y no debemos llegar tarde...
-Vale-Dijo Celeste-Vamos
para allá. Y Hermione... gracias otra vez.
-De nada....-respondió la
aludida, viendo como Celeste marchaba a toda prisa hacia las
escaleras-Creo...
Hermione se fue con Harry y
Ron, que habían estado esperando a su amiga al pie de las escaleras.
-Hay que ver cómo se ha
puesto Celeste cuando le dijiste la noticia-Comentó Harry, mientras subían las
escaleras-Pero... ¿Le has dicho que Joey también es candidato?
-Esto... No-Confesó
Hermione, con timidez.
-¿Qué? Pues mal
asunto...-Dijo Ron, imaginándose lo que iba a ocurrir a las cinco de la
tarde.
-Bueno, es que quise
decírselo, pero ella no me dejó-Se defendió Hermione-Y como se veía tan feliz, y
antes estaba tan decaída, pues...
-En fin, ya se verá-Continuó
Harry-, pero mucho me temo que hoy no va haber una pelea, sino dos. Tal y como
están las cosas...
-Bueno, aun no esta todo
perdido-Opinó Ron-Aún Hermione no se lo ha dicho a Joey.-se volvió hacia la
muchacha-¿O sí se lo has dicho?
-No, aún no-Respondió
ella-Pero supongo que también se pondrá eufórico, y que tampoco me dejará
decirle que Celeste es candidata. Venga, dejemos ese tema, y vámonos, ¡Que vamos
a llegar tarde!-Dicho esto, Hermione echó a correr hacia el aula.
-¡Oye, espéranos!-Los chicos
fueron tras ella.
La clase de Transformaciones
transcurrió normalmente, mejor incluso que Pociones, podría decirse, porque la
profesora McGonagall, que era quien impartía aquella asignatura, era bastante
mejor que Snape en muchos aspectos, pero la verdad es que no era nadie con quien
se pudiera tener problemas. Aquél día, les lanzó un discurso sobre el
TIMO(Título Indispensable de Magia Ordinaria)antes de empezar las clases, y
tuvieron que transformar una cucaracha en una peonza, cosa q no era bastante
fácil... excepto, quizás, para Joey. El muchacho sólo hizo un movimiento de
varita y obtuvo una peonza hecha y derecha en casi una fracción de segundo, para
asombro de sus compañeros e incluso de la mismísima Hermione, que le salió bien
solo a la segunda vez, cosa muy rara en ella(estaría mejor decir que era
demasiado, tratándose de ella).
-Es demasiado
complicado-Explicó a Ron y a Harry, que no acababan de creérselo- Aún no me
puedo creer cómo Joey lo ha hecho a la primera.
-Pero si es muy fácil-Repuso
Joey-No sé cómo es que no os lo han enseñado antes. Esto, yo lo aprendí en
tercero.
-¡¿En tercero?!-Exclamó Ron,
que hizo desaparecer sin querer una de las patas de su cucaracha-¿A qué clase de
escuela ibas?
-A Spellmaster-Contestó Joey
muy tranquilo-. Ya lo dije cuando vine.
-Pues allí deben enseñar
magia muy avanzada-Comentó Harry-En tercero estábamos estudiando a los
animagos.
-Es cierto, allí nos
enseñaban hechizos más complejos a una edad más temprana-Dijo Joey-En primer año
ya empezábamos a estudiar las maldiciones imperdonables.
-¿QUÉ? ¡Pero si eso lo dimos
el año pasado!-Exclamó Ron, que estaba alucinando cada vez más con Joey.
-¿De verdad? Madre mía,
estoy empezando a pensar que estáis algo atrasados...
-No, perdona: Tú estás
demasiado adelantado-Replicó Celeste, que se estaba poniendo nerviosa porque su
cucaracha escapaba de su pupitre cada vez que ella le apuntaba con la
varita.
-Tú te callas, porque tú
tampoco habías estado en Hogwarts antes-Espetó Joey-Por cierto, ¿A qué escuela
ibas tú antes de a ésta?
Al decir Joey esto, Celeste
se ruborizó.
-Yo... eh...-Empezó-... iba
a... a... una escuela cerca de mi casa...
-¿Sí? Qué suerte... ¿Y
enseñaban magia muy avanzada, o a ritmo normal?
-Esto... era una escuela
muggle-Celeste se puso más roja todavía.
-No me fastidies-Joey esbozó
una sonrisita burlona-¿A una escuela muggle? ¿Qué pasaba contigo, que no fuiste
a una escuela de magia a los once años?
-Mi caso es muy
especial-Celeste se enojó-Mis padres no sabían que yo era una bruja hasta que
cumplí los catorce años. Yo ya sabía que algo raro pasaba conmigo, pero no
recibí ninguna carta de ningún colegio de magia a los once años, sino a los
catorce.
-Qué raro-Comentó
Hermione-¿Cómo podía ser eso? Yo soy de familia muggle y recibí la carta de
Hogwarts a mi tiempo.
-Quizás a la lechuza que
llevaba su carta le pasó algo-Sugirió Ron.
-No seas estúpido-Le
amonestó Hermione-¿Cómo va a perderse una lechuza por cuatro años?
-No dije que se perdiera,
dije que le habría pasado algo-Se picó Ron-Vete tu a saber, un montón de
cosas....
-No sé por qué la carta no
me llegó a mi tiempo-Dijo Celeste-Quizás es porque casi no existen colegios de
magia en España, o porque no tenían apuntado mi nombre... debía haber algún
error.
-Por supuesto que lo
había-Intervino Joey-Si no, hubieses recibido tu carta a tiempo, como todo el
mundo.
-Bueno, dejemos éste tema,
¿Queréis?-Cortó Celeste, que una vez más, agitó la varita para tratar
transfigurar al escarabajo... en vano.
-Desde luego, no te ofendas,
pero se nota que no tienes mucha experiencia-Observó Joey.
-Oh, vaya, tenía que hablar
el señor “Me-lo-creo-saber-todo”-Celeste miró a Joey con ira.
-¡Oye, dije que no te
ofendieses!
-No otra vez...-Gimió Ron,
que se temía lo peor. Harry, quien también venía venir una nueva discusión entre
Joey y Celeste, les separó:
-Bueno, ya vale. No vale la
pena discutir por una estupidez como esa.
-¡Pero si es ella, que se lo
toma todo muy a pecho!-Protestó Joey.
-Me da igual quien sea el
que empieza, estoy cansándome de que os paséis todo el santo día peleándoos por
cualquier cosa-Objetó Harry, serio.
-Estoy con Harry-Añadió
Hermione, bastante harta-¿Por qué no os comportáis de una vez como es
debido?
-Hermione...-Empezó a decir
Celeste, pero Joey la interrumpió:
-Tienen razón. No debemos
discutir ahora por cosas como esta.
-Menos mal, a buena hora se
dan cuenta...-Ron lanzó un suspiro aliviado. Pero Joey no había acabado.
-No hasta el duelo del
recreo-Dijo. Los demás, menos Celeste, lanzaron exclamaciones exasperadas.
-¡Es cierto! Hasta el duelo,
nada de peleas. Ya lo sabes-Celeste miró a Joey con desprecio.
-Lo mismo para ti-Replicó
Joey, mirándole de soslayo.
-Dios mío, esos dos no
pararán nunca...-Musitó Hermione, devolviendo a la peonza que ella tenía en el
pupitre su forma original.
Cuando acabó la clase de
Transformaciones, tenían el recreo. Y con él, el duelo de magia de Celeste y
Joey. Harry y Ron se encontraban en un punto cercano a la cabaña de Hagrid, el
primero apoyado en un árbol, y el segundo tamborileando en el tronco del
susodicho con impaciencia. Joey esperaba a su rival cerca de ellos, paseándose
de un lado tras otro. Al fin, las chicas aparecieron: Hermione y Celeste bajaron
juntas los escalones de piedra de la entrada, junto con Ginny, quien tenía
interés de ver el duelo. Mientras que Hermione y Ginny se iban junto con Harry y
Ron, Celeste se encaró con Joey. El duelo estaba a punto de dar comienzo.
-Bueno, que empiece el duelo
cuando sea-Estalló Ron-Si hay que hacerlo, acabemos de una vez con esto.
-La verdad, yo estoy
empezando a pensar que podría incluso resultar interesante-Opinó Harry.
-Y yo pienso lo mismo...-Ron
dio un profundo suspiro-Celeste es tan guapa....
-¡Oye!-Hermione le dio un
pisotón adrede para que reaccionase.
-Sí, y... Joey es tan
fuerte...-Ginny dejó escapar eso sin querer.
-¡Ginny!-Le reprendieron
Harry y Ron a la vez. La muchacha se sonrojó, pero no dijo nada.
-Eh, como no empiece el
duelo, me voy a poner a estudiar para la próxima clase-Dijo Hermione, cogiendo
su ejemplar del libro de Astrología. Ron, inmediatamente, se lo arrebató en
cuanto la joven hiciese ademán de abrirlo.
-¡Deja eso!-Dijo,
manteniendo el volumen fuera de su alcance.
-¡Diviértete,
Hermione!-Añadió Harry-Un duelo de magia no se ve todos los días.
Hermione accedió a
regañadientes. En ése preciso momento, Celeste y Joey se separaron el uno del
otro, dejando un espacio de aproximadamente un metro entre ellos. Iba a dar
comienzo el duelo. Tanto el uno como la otra alzaron sus respectivas varitas, y
los demás no quitaron ojo de aquella visión, intrigados de saber lo que pasaría
al instante siguiente.
CONTINUACIÓN!!
CAPITULO 3:
-¡Levitatum!-Gritó Joey, señalando a Celeste con la varita. Un rayo de luz azul dio a Celeste de lleno y de repente, empezó a levitar.
Ginny estaba muy sorprendida por aquello y empezó a aplaudir, pero una mirada cortante de Hermione hizo que parase. Sin embargo, Harry también estaba muy asombrado. Realmente, Joey era muy bueno en cuanto a magia se refería...
-¡¡BÁJAME!!-Chilló Celeste en el aire.
-Sí, bájala, Joey, ha sido suficiente-Corroboró Ron. Joey puso cara de fastidio y dijo:
-Bueno, está bien. ¡Reposandum!-Joey volvió a señalar a Celeste con la varita y ésta cayó al suelo de bruces-¿Querías que te bajara? Ya lo he hecho-Añadió, dirigiéndose a su rival con displicencia.
-Precioso-Dijo sarcástica Celeste-Pero a ver si esquivas esto. ¡Wingardium Leviosa!- Pero Joey consiguió esquivar el hechizo con gran agilidad.
-Conque quieres pagarme con la misma moneda, ¿eh?-Dijo el muchacho, mordazmente-Me parece que tienes que mejorar tu puntería...
-Creído asqueroso, te vas a enterar-Amenazó Celeste, pero Joey volvió a alzar la varita y gritó:
-¡Incendio!- Una hilera de fuego rodeó a la asustada Celeste.
- ¡Odio el fuego!- Gritó esta aterrorizada- ¡Accio jarra de agua!- Una jarra
de agua apareció enseguida en las manos de Celeste, cuyo contenido derramó
sobre el fuego.
- Muy astuta...- Dijo el muchacho- Pero no creo que tengas oportunidad de
vencerme así como así. ¡Locomotor mortis!
Pero, ésta vez, fue Joey el que erró la puntería, y su hechizo rebotó contra un árbol.
-Vaya, vaya-Celeste soltó una risita tonta, que indicaba desprecio-Creo que el que tiene que mejorar la puntería es otro, ¿No te parece?
-¡Un error lo tiene cualquiera!-Respondió furioso Joey.
-Sí, claro-Respondió Celeste con ironía-¡Tarantallegra!
Los pies de Joey empezaron a bailar descontroladamente.
-Maldición...-Refunfuñó éste, tratando de parar sus pies en vano-¡Ahora verás! ¡Una chica de familia muggle no va a ganar la batalla como quien no quiere la cosa!
-El hecho de que yo venga de una familia muggle no quiere decir que sea inferior a ti-Contestó Celeste con displicencia.
-Déjate de cháchara y atiende a lo que estás-Contestó Joey-¡Saltium altius!-sin dejar de bailar, señaló a Celeste con la varita. Ésta empezó a saltar cada vez más alto.
-¡Mira el listo éste!-Dijo Celeste enfadada, mientras saltaba como si llevara un muelle en los pies-¡Ahora no puedo hacer ningún hechizo!
-Ja, ja... Presta más atención a la próxima-Se rió Joey en tono malicioso, que parecía que estaba bailando el baile de San Vito-Tengo que darle las gracias a mi padre por habarme enseñado éste encantamiento muelle...
-¿Tu padre es mago?-Quiso saber Harry.
-Pues claro-Dijo Joey, bailando sin parar-¿Por qué creías que me habló tanto de ti, Harry? Vivo con él cuando no es época de colegio. A veces, viene mi tía Florius a visitarnos, porque nos sentimos solos. Yo no tengo hermanos, y además, mi madre no vive con nosotros, porque mis padres están divorciados. Según me contó mi padre, ella no le quería, y se separó de él a la primera de cambio. Bueno, ya estoy harto de éste estúpido encantamiento. ¡Finite incantatem!-Joey señaló con su varita sus pies, y al momento siguiente, éstos pararon de danzar-Así está mejor.
-¡Por favor, hazme parar!-Pidió Celeste a Joey, que ahora saltaba a la altura de una torre del castillo-¡Quiero estar en igualdad contigo!
-Bueno, vale. ¡Reposandum!-Celeste dejo de saltar inmediatamente-Que conste que sólo lo he hecho para estar igualados, ¿eh?
-Ya, ya. Es mi turno-Dijo Celeste-¡Impedimenta!
-¡Eh, eso no vale!-Protestó Joey, tirándose al suelo para esquivar el encantamiento de Celeste.
-¿Y por qué no?
-Porque los contrincantes tienen que tener movilidad para defenderse.
-Eso no es lo que pensabas cuando me hiciste ése encantamento muelle, ¿A que no?-Dijo enfadada Celeste-Qué listo. O sea, tú tienes derecho para dejarme fuera de combate, y yo no, ¿No?
-Oye, tranquila-Dijo Joey, volviendo a señalar a Celeste con la varita-¡Movilicorpus!
Celeste se elevó en el aire unos centímetros, moviéndose mediante los movimientos que Joey hacía con su varita.
-Es evidente que te gusta hacerme flotar, ¿No?-Dijo molesta Celeste-¡Lumos!
-Eh... Me parece que no es el hechizo más adecuado-Dijo Joey, satisfecho, mirando cómo en el extremo de la varita de Celeste aparecía una luz destellante, que no servía para combatir en absoluto-Supongo que no sabes muchos encantamientos ofensivos, ¿Verdad?
-Cállate-Espetó Celeste-¡Nox!-La luz de la varita se apagó.
En ése momento, Harry vio que detrás del castillo algo se movía y se agolpaba con otra cosa, aproximándose a ellos. De repente, todos oyeron unas voces:
-¿Qué es eso?
-Shh, callaros, no vaya a ser que un profe nos descubra estando aquí.
-¿Cómo lo harán?
-¡Mirad a ésa chica pelirroja! ¡Está levitando!
-Qué raro es esto, ¿Verdad?
-Sí...
-Eh, ¿Oís esas voces?- Saltó de repente Hermione, poniéndose en pie(Pues en todo ése tiempo había estado sentada).
-Sí... -Harry se temía lo peor. ¿Había allí estudiantes muggles espiándoles? Por si acaso, sacó su varita, apuntó a Joey y a Celeste con ella y gritó:
-¡Expelliarmus!
Las varitas de Joey y Celeste salieron volando de las manos de sus respectivos dueños. Harry las recogió al vuelo y Celeste se cayó al suelo de espaldas.
-¿Se puede saber que demonios haces, Harry?-Dijo Joey, enfadado-¡No puedes intervenir cuando dos personas se baten en un duelo de magia! Creí que lo sabías.
-Y yo creía que los dos seríais más sensatos-Espetó Hermione-Harry ha actuado muy bien al quitaros las varitas.
-Es que creo que hay muggles espiándonos-Explicó Harry-No he tenido más remedio que quitároslas.
La expresión de Joey cambió al instante.
-¿Muggles... espiándonos?-Gritaron todos.
-Eso no es ningún buen augurio-Dijo Joey, preocupado-Pero bueno, no sabemos si es con certeza o no, así que no hay que preocuparse.
-¿Qué no hay que preocuparse?-Chilló Celeste-¿Tú estás... estás loco? Si Harry cree que ha visto muggles que están espiándonos, es mejor tomar medidas. No deberíamos haber hecho el duelo, Joey.
-Ah, ¿Ahora tienes miedo?-Se burló Joey.
-Ya quisieras-Musitó molesta Celeste.
-Pues entonces, sigamos con el duelo.
-Estás mal de la cabeza-Sentenció Ginny-Yo estoy con Celeste. ¡Si hay muggles que nos espían, hay que suspender el duelo!
-Eso es de cobardes-Contestó Joey-Vamos, Celeste, me toca a mí ahora. Harry, por favor, devuélvenos las varitas.
-Sólo a Celeste-Dijo Harry, tirándole a Celeste su varita-A ti, no.
Hasta que no entres en razón, no te la voy a devolver, ¿No ves que lo que tratas de hacer es estúpido?
-¡Esto es más de lo que yo puedo tolerar!-Estalló Hermione-¡Como sigáis con el duelo, llamaré a la profesora McGonagall!
-Paradlo, por favor-Pidió Ron, que se había puesto pálido-Si os ven haciendo magia aquí, no sé lo que podría suceder.
-He dicho que no lo pararemos-Insistió Joey-Cuando se empieza un duelo de magia, ¡O se termina, o se termina! Mi turno... Harry, por favor, ¡Devuélveme mi varita!
-He dicho que no-Sentenció Harry.
-Muy bien, entonces tendré que recurrir a otro medio. Aunque no me gusta utilizarlo, y menos en personas como tú, Harry...
-¿Qué? ¿A qué medio te refieres?-Harry no entendía nada.
-A éste-Respondió Joey. Cerró los ojos y extendió la mano hacia Harry, murmurando unas palabras que nadie pudo oír. Parecía muy concentrado. Harry sintió que la varita de Joey, que tenía fuertemente sujeta en la mano izquierda, se le escurría de los dedos como si fuera una pastilla de jabón mojada, pero no iba a soltarla... eso nunca...
Y entonces...
-¡Ay!-Gritó Harry, llevándose la mano izquierda a la boca. Acababa de sentir en la palma de la mano algo parecido a lo que se siente cuando un cubito de hielo está tan helado que quema. Así, Harry soltó la varita de Joey finalmente, y ésta fue hacia su dueño como si Joey tuviese en la palma de la mano un imán que atraía madera. Joey cogió su varita al instante.
-¿Qué diablos...? ¿Qué es lo que me has hecho?-Titubeó Harry soplando sobre la palma de su mano izquierda, porque aún le ardía-¿Acaso sabes... Artes Oscuras?
-Harry, lamentablemente, es algo que no puedo revelar-Dijo Joey-En mi academia de magia me hicieron jurar que guardaría el secreto. Siento mucho habértelo hecho, pero es que no querías acceder por las buenas. Tranquilo, el ardor pronto pasará. Si eso, haz un encantamiento de chorro de agua, y así te aliviará la quemadura. ¿Sabes cómo es el conjuro?
-No, y no quiero aprenderlo ahora-Dijo Harry-¡Hay muggles delante, Joey! ¿No te das cuenta? Por eso no quería darte la varita.
-Bueno, yo no veo a ningún muggle por aquí, así que... Sigamos. Me toca, veamos, que encantamiento podría hacer... Ah, sí. A ver si puedes esquivar esto, Celeste-Joey alzó la varita. Parecía fuera de sus casillas-¡NIMBUS ESPECTRUM!
Todos los presentes esbozaron un grito de horror.
- ¿Estas... estas... estas loco? - consiguió decir Celeste-¿Qué estás
haciendo?
Y entonces...
¡¡¡BOOOM!!!
Se oyó un horroroso ruido de explosión en el suelo y una nube negra cubrió a todos los presentes. Tosiendo, Harry se tiró al suelo, al igual que Ron, Ginny y Hermione.
-Es un tipo de magia avanzadísima- dijo Hermione, todavía algo atónita-
Solo los magos más expertos lo consiguen... aun no sé como se ha atrevido a
invocarle... - Prosiguió la muchacha apartando un poco el humo de su alrededor-
Y, desde luego, ha salido mal. Si lo hubiera hecho bien, habría invocado una
tormenta terrible, de la cual, un rayo se alejaría y daría justamente a su
rival, dejándolo inconsciente durante varios días, cuando despertara, no se
acordaría de nada. Este hechizo lo usan los aurores para llevar a sus presos a
Azkaban, y también, hay mortífagos que lo usan para torturar a muggles. Y eso
se penaliza con una cadena perpetua en Azkaban(Sólo si lo utilizan mortífagos,
si lo usan aurores no pasa nada, porque éstos tienen la licencia para ello).
Para este conjuro no hay contraconjuro, es muy eficaz- En medio de la exipicación,
la joven se detuvo.
- ¿Qué pasa Hermione? - Quiso saber Harry
- Na... na... nada- Su amiga se puso muy pálida.
Harry y Ron miraron hacia todos los lados pero no vieron nada fuera de lo
normal.
-¿Qué pasa Hermione?- Repitió Harry- Nosotros no vemos nada...
- ¿Te encuentras mal?- Inquirió Ron.
-No es nada de eso, chicos. Mirad - dijo Hermione, señalando a un grupo de chicos con mirada curiosa y la boca abierta.
-¿Qué? ¿Son... son lo que creo que son?-Titubeó Harry, boquiabierto también.
-¿A qué os referís los dos?-Dijo Ron sin comprender.
- ¡Oh, Ron! Pareces idiota- Le soltó Hermione- ¿No te has dado cuenta de que
son muggles?
- ¿¿¿Muggles????-Exclamó Ron. Hermione asintió.
-¿No ves que no llevan túnica ni varita? - Dijo triunfal.
-Es verdad- contestó Ron, perplejo-Harry, ¡Tenías razón! ¡Seguro que
estaban espiándonos todos!
Abriéndose paso entre el humo apareció la profesora McGonagall. Se veía muy
enfadada, más que nunca.
-¡¡¿QUIÉN HA INVOCADO AL ESPECTRO ATORMENTADOR?!! ¿QUIÉN?-Chilló- ¿Y
QUÉ ES TODO ÉSTE HUMO? ¡EL RESPONSABLE, O LA RESPONSABLE DE TODO ESTO; QUE SE
MUESTRE AHORA MISMO!
Celeste se veía llena de hollín y le faltaba el aire, pero eso no le impidió
señalar hacia Joey con un dedo tembloroso y decir con voz ahogada y entre
jadeos:
-Él.
-Profesora, puedo explicárselo-Dijo Joey, verdaderamente asustado ante una furiosa McGonagall-Aunque no me parece el lugar idóneo para ello...
-Sí, señor Clearfield, me encantaría oír tus explicaciones-Le interrumpió la profesora McGonagall, irascible-¡Quiero saber el motivo por el cual has invocado un Espectro Atormentador delante de muggles! ¿Has perdido el juicio o que? ¡Tú, Joey Clearfield, que tu padre es ni más ni menos que el director de Reversión de Magia Accidental! De verdad, no me esperaba esto de ti... Pero, muchacho, ¿Dónde has aprendido eso? ¿Me lo quieres decir?
-En... En la academia de magia donde antes estudiaba, Spellmaster-Dijo Joey, titubeante-Lo aprendí cuando cursaba segundo año. Pensaron que.. bueno, que así nos defenderíamos mejor.
-Desde luego, los de Spellmaster están fatal de la cabeza...-La profesora McGonagall meneó la cabeza-¿A quién se le ocurre enseñarle eso a niños de 12 años? Bueno, es igual, yo no soy quien para interferir en la educación de otros colegios... Sólo que sepas, Clearfield, que debes actuar usando tu cabeza. Apuesto a que, en el momento en que estabas invocando al Espectro Atormentador, no estabas pensando en lo que hacías, ¿Verdad?-Joey asintió con la cabeza-Eso lo explica todo... Bien, Clearfield, sé que eres un mago muy inteligente. Excepcionalmente inteligente. Y que tienes una impresionante destreza para la magia, al igual que tu padre. Él y tú sois tan parecidos... Pero, déjame decirte algo. Si no controlas tus acciones ni tus pensamientos y no piensas en lo que haces, al final caerás tan bajo como los mortífagos. Y ahí ya no habrá vuelta atrás. Recuérdalo.
-Sí, profesora-Dijo Joey.
-Bien, pero esto no va a quedar así. Es tiempo ya de poner tierra de por medio. Cincuenta puntos menos para Gryffindor. Y ambos estáis castigados. Dos días seguidos, los dos mismos alumnos castigados... Esto es increíble... Y, señorita Granger-Se dirigió a Hermione-Usted es la prefecta. ¿Por qué permitió que Velázquez y Clearfield se batiesen en un duelo de magia, cuando bien que pudo haberlo impedido?
Hermione no sabía que contestar. Estaba callada, casi a punto de llorar.
-Bien, la espero en mi despacho, señorita Granger y más vale que me cuente toda la verdad... Ah, y ya podéis ir despidiéndoos del recreo, porque a partir de ahora, no volveréis a salir afuera.
Todos ahogaron un grito.
-¡Profesora!-Protestó Harry-¡No puede hacernos esto!
-Oh, Potter, claro que puedo-Replicó McGonagall-Lo siento mucho por los que no habéis tenido nada que ver con esto, pero esta es la realidad. Dale las gracias a éstos dos que tienes delante-Miró con severidad a Joey y a Celeste-Ahora, volved a las clases, yo me ocupo de esto. Gracias. ¡EXPARCIUM!- gritó y todo el humo desapareció.
Todos los alumnos volvieron desilusionados a sus respectivas clases... ¡Se
habían quedado sin recreo! Era una pesadilla...
Hermione paró a Joey para decirle lo de la prueba de quidditch. El joven, como
ya lo había esperado Hermione, también se puso eufórico y no le dejó decirle
que también Celeste estaba seleccionada. Después, la joven se alejó de allí
para reunirse con sus amigos.
-Hola, Hermione ¿dónde estabas?-Preguntó Ron.
-Diciéndole a Joey lo del quidditch. ¿Desde cuándo te preocupas por mi?-
Preguntó divertida la muchacha.
- Yo no me preocupo por ti... era plena curiosidad-Objetó Ron.
- Pues controla esa curiosidad, Ron... - Harry se echó a reír.
- ¿Qué clase nos toca ahora?
- Eh... - Comenzó Hermione, no muy segura- creo que Defensa contra las Artes
Oscuras...
- ¡Oh! ¡Adoro esa clase!- Exclamó Ron, entusiasmado- Es tan interesante...
- ¿No será más interesante la profesora, Ron?- Repuso Harry, dándole un
codazo a su amigo.
- Pues... tal vez- Respondió éste sin inmutarse.
Todos se dirigieron al aula de Defensa contra las Artes Oscuras, esbozando una
sonrisa.
- Bonjour, chicos,¿que tal?-Saludó Fleur al verlos.
-¡Hola, Fleur!- Saludaron los tres amigos.
Cuando todos se hubieron sentado, Fleur comenzó a hablar:
- Vamos a "hablag" de los Grindylow. Me imagino que ya
"habgeis" dado
esta lección, "pego", vamos a "gepasag". ¿Alguien sabe
cual es el hechizo "contga" ellos? ¿"Hegmione"? - dijo al
ver que era la única que levantaba la mano.
- Relaxo. Provoca erupciones y quemaduras en la piel de los Grindylow.- dijo rápidamente
Hermione.
- Muy bien. Diez puntos más "paga Gryffindog".
Así transcurrió la clase, Hermione respondiendo a todas las preguntas,
Gryffindor ganando muchos puntos, y todos los muchachos embelesados en el bonito
rostro de Fleur.
- Espero que todas las clases sean así... - dijo Ron.
Mas tarde tuvieron Historia de la magia, que resultó ser tan aburrida como
siempre y Herbología, donde tuvieron que podar una Spinus Agresia, una
especie de planta llena de espinas y que tenía una única flor, arriba del
todo, cuyos pétalos y esencia eran muy útiles para ciertas pociones. Pero
podarla no era fácil, ya que la planta tenía bastante mal genio y si alguien
trataba de cogerle la flor sin precauciones, le atacaba clavándole las
espinas(Varios chicos tuvieron que irse a la enfermería porque estaban
cubiertos de espinas de la cabeza a los pies).
En el comedor, casi no hubo charlas hasta que regresó Hermione del despacho de
la profesora McGonagall.
- ¿Qué te ha dicho?- preguntó Joey, preocupado.
- Pues... ha dicho, que mas tarde irá a la sala común de Gryffindor, para
comunicar algunas cosas... ¡ah! Y que han tenido que borrarle la memoria a
todos los muggles que estaban allí presentes.
- Ah... ¡Menos mal! - respondió Celeste aliviada.
La tarde fue un poco movidita. A primera hora tuvieron Cuidado de las Criaturas
Mágicas, donde tuvieron que ocuparse de una especie de caracoles gigantes con
dos patas y plumas a los dos lados, que escupían fuego por la boca, y que se
hacían llamar Strestick. Algunos alumnos tuvieron que ser ingresados en
enfermería por quemaduras graves. Cuando se fueron, Hagrid le susurró a Harry
al oído:
- No te olvides, hemos quedado en la cabaña ¿eh?
Harry asintió con una sonrisa.
La tarde pasó rápidamente. Cuando todos estaban en la sala común enfrascados
con unos difíciles ejercicios de pociones y adivinación, la profesora
McGonagall entró por el agujero.
- Hola a todos. Solo quiero comunicar que el castigo que corresponde a los dos
responsables de la pantalla de humo, es estar una semana a cuidar horas extras a
los animalitos de Hagrid. Por favor, los seleccionados para las pruebas, acompáñenme-
una hilera de alumnos siguió a la profesora donde la señora Hooch, les
esperaba.
- No me gustaría ser uno de ellos...- dijo Ron
- ¿Por qué? ¿No quieres formar parte del equipo? - Preguntó Harry atónito.
A Ron le encantaba el quidditch...
- No es eso, no podrán terminar sus deberes, y Snape no es que esté de muy
buen humor... - todos rieron.
- Venga... recordad que hemos quedado con Hagrid, ¡no nos dará tiempo si seguís
hablando!- cortó Hermione
Mientras tanto, en el campo de quidditch...
-¿Qué demonios? ¿Celeste está seleccionada?-Joey se quedó con la boca abierta a ver a Celeste-Bueno, es igual, no pasará las pruebas...
-A ver, los seleccionados-Indicó la señora Hooch-Por aquí. Tendréis que practicar un poco de vuelo con la escoba...
-¿Joey aquí?-Exclamó Celeste, reparando en que Joey estaba allí-¡No es posible! ¡A donde vaya yo, siempre está él! Esto no puede ser... Se acabó, yo renuncio a ésto. Seguro que siempre me va a estar vacilando, ¡Y perderemos todos los partidos por su culpa!¡Yo me voy!
-¡Señorita Velázquez! ¿A dónde cree usted que va?-Gritó la señora Hooch a Celeste, que se marchaba del campo de quidditch. Ésta se volvió para decir:
-¡No quiero jugar! ¡Renuncio a lo que se me ofrece!
Y se metió dentro del castillo.
-¿Y ahora qué?-Dijo Ginny, preocupada.
-Bueno, no nos queda otra opción que seguir con el entrenamiento. Vamos, chicos...
Mientras tanto...
-Hola, Celeste- Saludaron Harry, Ron y Hermione al ver entrar a una Celeste
enfadadísima.
-Hola- Saludó ella de mala gana.
- ¿Qué te ocurre?-Quiso saber Harry.
- ¿Es que a cualquier parte que vaya tiene que estar ese estúpido de Joey? He
dejado el equipo, me niego a jugar al quidditch con él, porque no podría
resistir la tentación de chocar con él constantemente, con el único fin de
derribarle- Dijo con una sonrisa maligna- Me voy a mi cuarto, me faltan
ejercicios de pociones... ¿Ron, me dejas los tuyos?
- Eh... sí, claro- contestó Ron embelesado- Cógelos, están... están...
eh... están ahí- dijo con un gran esfuerzo, no solo se ponía rojo, si no que
también le faltaban las palabras.
- Gracias, Ronnie- Contestó Celeste, guiñándole un ojo.
- De... de... de nada... - Logró responder este con una sonrisa tonta .
Celeste desapareció de la habitación con un movimiento de su sedoso pelo, de
un color tan rojo, que a la luz parecía fuego vivo.
- Que pena que no esté en el equipo, ¿eh, Harry?- dijo Ron, aún embobado,
con la mirada perdida.
- ¿Ya has recuperado el habla, Ron?- preguntó Hermione mordazmente.
- Me alegro de que no esté en el equipo- dijo Harry con una sonrisa burlona-,
porque sino me pasaría todo el rato mirándola, y la snitch se me escaparía de
las manos...
- ¡No hay quien os entienda!- gritó Hermione indignada.
- Oh, vamos, Hermione, no te pongas así-Rió Harry-¡Era una broma! Venga,
vamos, llegaremos tarde a la cita con Hagrid... Ron, pásame la capa...
- Ah... pero... ¿Vamos a llevar capa?- preguntó Ron atónito- Yo pensaba que
íbamos con una prefecta...
- ¿Y que? Ni siquiera nos dejan salir fuera de Hogwarts a nosotros- dijo
Hermione señalando su placa de prefecta-. Necesitaremos la capa, si no queréis
que nos castiguen.
- Me pregunto para que querrá Hagrid que nos demos tanta prisa en ir- contestó
Harry algo extrañado-Espero que la sorpresa que nos tiene preparada sea
buena...
Ron volvió del cuarto de los chicos con la capa invisible de Harry. Salieron de
la sala común y sin que la señora gorda les viera se la echaron encima.
- ¿Se ve algo?- preguntó Ron
- No... tranquilízate- le calmó Harry.
Bajaron las escaleras en silencio y justamente cuando llegaron a la puerta de
entrada, este fue abierto por la profesora McGonagall, que entraba con el resto
de los alumnos de las pruebas. Todos tenían un aspecto cansado y derrotado.
Harry, Ron y Hermione se hicieron a un lado para no estorbar, mientras el resto
de los alumnos pasaban.
- Profesora McGonagall, ¿Cuándo nos dará los resultados de las pruebas?-
Oyeron preguntar a Ginny, exhausta.
-Cuando tengamos los resultados, se os hará saber, Señorita Weasley.- Dijo la
profesora en un tono seco.
Continuará?????