Capítulo III

 

Muy lejos de estos acontecimientos, en una casa de aspecto lúgubre, en las cercanías de un cementerio, a las afueras de un pueblo, dos hombres discutían.   Uno de ellos, medianamente alto, bastante entrado en años y sin embargo bastante fuerte, de mirada oscura y penetrante, hablaba muy excitado, mientras que el otro, más bajo, mucho más joven, y sin embargo de aspecto más gastado, de mirada triste y nerviosa escuchaba.   Cuando el primero termino de hablar, el segundo le dijo unas palabras, y entro en la casa, mientras el otro esperaba.  Al rato volvió a salir, indicándole al otro que lo siguiera.  Así, ambos personajes entraron en la extraña casa.

 

El corredor estaba muy oscuro, todo estaba sucio, sin limpiar.  De haber habido luz, se habrían visto las telarañas en los bordes de los muebles, y el polvo sobre los muebles, como si la casa hubiera sido abandonada hacia mucho tiempo.  Olía a muerte en toda la casa.  Nuestros dos personajes subieron las escaleras, y terminaron en un corredor, en que la única luz provenía de una habitación en el fondo.    El más bajo iba delante, abriendo la marcha, mientras el de atrás, aunque parecía bastante seguro, no podía evitar sentir escalofrío.

 

El más bajo de ellos entró, y se inclinó ante un hombre, que se encontraba de espaldas mirando por una ventana mientras acariciaba a una serpiente que se enrollaba a su alrededor.  El anciano entró y repitió la reverencia.

 

-         ¿Has cumplido tu misión, Not?-  Susurro una voz que más parecía un silbido de serpiente que una voz humana.

-         Sí, mi Señor –  a pesar de su sangre fría, el anciano no pudo evitar que su voz sonara nerviosa.

-         ¿Lograste que fueran a Londres?

-         Fue más fácil de lo que se había pensado, los muggles son muy fáciles de controlar.

-         ¿Se aseguraron de que se conocieran?

-         Si, mi Señor.

-         Bien, las cosas salen tal como quería - 

 

Al decir esto, el hombre volteo, y se pudo ver su rostro, si es que se le puede decir así.  Su cabeza era aplastada, sin nariz.  Sus ojos, no tenían nada de humanos: eran dos rajas en la cabeza, de color rojo.  Aquel hombre verdaderamente parecía más una serpiente que una persona, no solamente en su físico, sino también en su corazón, lleno de veneno y odio.

 

-         ¿Mi señor? – Se aventuro a decir el más joven.

-         Si, Colagusano

-         ¿Puedo preguntar, para que esta facilitando este encuentro?

-         Es muy simple, colagusano.  Si no puedo hacer que el se una a mí, entonces haré que su hermana lo haga.

-         ¿y de que nos servirá eso?

-         ¡¡Hay!! Mi querido Colagusano, eres tan retardado, tan corto de entendimiento, con razón necesitas arrastrarte detrás de gente más poderosa como yo para sobrevivir.  No puedo acercarme a él, porque está protegido, pero su hermana, ¡ha! eso es otra cosa, su hermana no esta bajo la protección del estúpido de Dumbledore y no es tan fuerte como el muchacho.  Será fácil controlarla, de manera que me traiga a su hermano, para acabarlo de una vez por todas.  Su suerte no puede durar para siempre.

-         ¿Pero, que sucederá si algo sale mal? o ¿si en vez de debilitar al muchacho, se vuelve más fuerte al estar con su hermana?

 

Al terminar Not ésta pregunta, sabia que había cometido un error.  El Señor de las tinieblas lo miro con ojos encendidos y una cara muchos más terrible de lo que ya era.  Levanto su varita y murmuro entre dientes – Cruciatus –

 

Not se contrajo de dolor, cayendo al suelo, donde empezó a rodar, gritando y llorando.

 

-         ¿Acaso insinúas que si el se volviera más fuerte sería un problema?  ¿Acaso piensas que es más fuerte que yo? ¿Acaso crees que pueda vencerme a mi que he superado incluso a la misma muerte?

 

Y bajo la varita, con lo cual, Not dejo de gritar, para empezar a gemir, arrodillándose ante su señor, implorándole perdón.

 

 

-         La única razón por la que quiero destruir a Potter es porque se atrevió a retarme, y a mi nadie me reta y sale impune, como creo, te abras dado cuenta, y si no te aniquilo en este mismo instante es porque aún debes servir a mis propósitos.

-         Gracias, señor, no se arrepentirá, seré el más fiel de sus servidores – gimió Not, aún arrodillado y adolorido

-         Así lo espero, recuerda que no soportare otro error de tu parte.

-         No habrá más errores mi Señor, se lo aseguro – Dijo Not, mientras se levantaba y trataba de recuperar su aire frió y siniestro.

-         Bien.  Necesito que me traigan a alguien a la Leonora Feltón, si no logran que se nos sirva, traten de infiltrarse en el colegio, o usen a alguien de su familia como amenaza.  Me parece que tiene una hija en Hogwarts.  Tal vez puedan usarla a ella.

-         Sigue habiendo un problema señor – Dijo Colagusa.

-         ¿Cuál? – Grito Voldemort con furia.

-         El mapa señor, el mapa del merodeador, el que hicimos Potter, Black, Lupin y yo.  El chico lo tiene y puede utilizarlo para descubrirnos.

-         Entonces hallen la forma de destruir el maldito mapa – Grito Voldemor, con su cara contraída por la furia, pero controlándose nuevamente dijo -  No, no puede destruirlo porque sospecharía que estamos tratando de usar la poción multijugos, como lo hizo Barty.  No es mejor solamente hacerle unas pequeñas modificaciones, de manera que Potter confíe en que estará a salvo mientras lo tenga a la mano.  Un enemigo confiado es más fácil de aniquilar.

-         Se hará como desee Mi Señor – dijo Colagusano inclinándose y saliendo.

-         No se arrepentira de nuestra actuación, mi señor – Dijo Not inclinándose, mientras caminaba de espaldas para salir por la puerta.

 

- La pequeña Potter será la perdición de su hermano, y después podrás comértelos a ambos – susurró acariciando a su serpiente, mientras una horrible sonrisa diabólica se pintaba en sus labios,  una sonrisa tan espantosa que podría helar al más valiente de los magos.

           

 

 


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