Capítulo
3
Laura estaba acostada en su cama, pensando. Esa mañana su padre le comentó como al pasar que al día siguiente irían a Londres para comprar sus útiles escolares. Pero no era eso en lo que ella pensaba, sino en lo que le dijo después. Que, a pocas cuadras de Diagon Alley, estaba el orfanato donde la adoptaron. Le preguntó si no le interesaría ir, tal vez podrían averiguar algo acerca de sus verdaderos padres. Desde que tenía memoria, Laura siempre se había preguntado quiénes y cómo serían ellos. Los había imaginado medio millón de veces y se había inventado un montón de historias. Pero en realidad no estaba segura de querer saber la verdad. En el fondo sabía que no quería ir para no asegurarse de que la habían dejado tirada tal cual un trapo de piso. Tal vez por eso, desde chica, siempre en sus historias inventaba que sus padres estaban muertos o que los obligaban a separarse de ella. Porque, sea cual sea la edad, siempre es horrible sentirse rechazado, más aun por nuestros propios padres. Sin embargo, lo más probable era que no pudieran descubrir nada.
Luego de dar vueltas y más vueltas sobre el asunto, decidió que
iría. No importaba que tan dura fuera la realidad, era mejor que la
incertidumbre de todos esos años.
Maurice Nott estaba pasando por un mal momento, un muy mal momento. Y todo por culpa de Colagusano, Koop, los Potter y su propia estupidez. Y tal vez también fuera cosa del destino, porque había que tener verdadera mala suerte para sucederle algo así. Todo comenzó a mediados del verano, cuando un día Nott le contó a Pettigrew lo sucedido aquella noche de hace quince años atrás o al menos lo que él sabía. Éste no sabía nada ya que todavía no era espía en ese momento, se convirtió unos meses después. Cuando terminó de hablar, Colagusano exclamó:
- Pero ¡si los Potter tuvieron mellizos!
- ¿Cómo que tuvieron mellizos? ¿De qué estás hablando?
Entonces, Peter Pettigrew, quien era uno de los que había estado presentes en el hospital aquella noche, le dijo todo lo que sabía del asunto. Explicó lo complicado que había sido el parto, que habían nacido un varón (Harry) y una nena (Amy), y cómo el doctor Koop les dijo que la chica había muerto. Este relato fue lo que provocó todos los problemas.
Nott recordó que Koop había hablado acerca de una enfermera o una ayudante, a quien le había encargado cuidar al hijo de los Potter hasta que Nott se lo llevara. Con amarga ironía, se acordó de que él mismo había dicho que lo mejor era matarla para que no hablara después. Pero nunca lo hizo, creyó que Koop se había arrepentido y devuelto el bebé a sus padres. Además, estaba lo que Koop usó como defensa cuando lo acusaron de traidor: que todo fue un error, que no fue culpa suya, que la ayudante había huido... Nadie le hizo caso, cuando se daban cuente de la que se les venía encima siempre inventaban alguna excusa, a veces convincente y otras descabellada.
Sólo había que sumar dos más dos para darse cuenta del error: la ayudante se había llevado a la nena y los Potter se quedaron con el varón, pero ¿qué sucedió con la chica? Que lo de su muerte era un engaño de Koop resultaba obvio, no obstante, era una información inútil, no aclaraba demasiado acerca el paradero de la chica. Claro que los problemas no se acabaron allí, nada de eso. De alguna manera, el Maestro se enteró de todo el asunto y se enfureció. Le ordenó que encontrara a la muchacha como fuera, aunque Nott no tenía mucha idea de cómo ubicarla.
El punto de partida de la difícil investigación fue, por supuesto, el Hospital Godric Hollow. De manera muy discreta, consiguió una copia de la partida de nacimiento de los mellizos y la lista de las ayudantes que trabajaban en esa época, con sus fichas personales. Conseguir esas cosas fue mucho más fácil de lo imaginado, los empleados del hospital eran realmente idiotas.
Encontró en uno de los documentos a una tal Leonora Fenton, quien había desaparecido misteriosamente en la madrugada del 31 de julio. No fue despedida, no presentó renuncia, nadie supo nada de ella desde entonces. Aquella debía ser la que buscaba, sin duda alguna. En la ficha figuraba su dirección de quince años atrás. Quizás algún vecino la recordaba, con algo de suerte. No se equivocó: una vieja, llamada Gertrude Donnovan, que era la dueña de la pensión donde vivía Fenton, le contó todo lo que sabía. Esa noche, ella estaba cuidando a la hija de la señora Fenton, cuyo marido estaba muerto, y cuando despertó el día siguiente, tanto la niña como la madre con todas sus cosas habían desaparecido. No denunció entonces su desaparición, que lo hicieran sus amigos, a ella no le importaba. Hacía un mes que no le pagaba el alquiler. También dijo que le parecía probable que hubiese ido a Londres, tenía una amiga o algo así. Esa fue toda la información útil que pudo conseguir: la vieja no recordaba nada más, o nada importante, al menos. Luego de hacerle el hechizo desmemorizante, viajó a Londres. La única posibilidad que tenía era ir uno por uno de los orfanatos hasta descubrir algo. Comenzó, ante la sugerencia del Maestro(el porqué de semejante idea prefirió no preguntar) con los muggles. Sin duda tardaría siglos en averiguar nada, si alguna vez lo conseguía. Esa chica podría estar hasta en China.
Aquella tarde se encontraba en el Hogar Infantil Hopetown, a dos cuadras del Leaky Cauldran, apoyado contra una columna y esperando que llegue un empleado de almorzar según decía el cartelito sobre su escritorio. Era el cuarto instituto que visitaba. En ese momento, entró una pareja de alrededor de cuarenta años con una adolescente cuyos ojos verdes miraban todo el lugar con aprensión. A él no le extrañó: ese sitio era espantoso, se caía a cachos.
Por fin regresó el tipo, de no más de veinte años, pero antes de que Nott pudiera acercársele empezó a hablar con la familia muggle. Eso le molestó, pero se quedó escuchando lo que decían, tratando de no llamar la atención, tal vez descubría algo interesante. El hombre mayor le dijo al joven que quería ver si puede averiguar algo sobre los padres biológicos de su hija adoptiva. Entonces, mientras revisaba unos papeles, el otro comienza con las preguntas ¿Cómo se llama?¿Edad?¿Fecha de adopción?¿Nombre de los padres adoptivos? Así Nott descubrió que la chica se llamaba Laura Murray, los nombres de sus padres son Allan y Elizabeth, y lo más importante: fue adoptada el 1 de agosto de hace quince años. Al final, el tipo encontró un registro y lo único que les dijo es que Laura Murray llegó a las escaleras del Hogar en una canasta sin ninguna nota la tarde anterior a su adopción. Y eso fue todo. Los Murray parecieron algo decepcionados, pero se fueron sin decir nada. Laura Murray incluso parecía aliviada. Maurice Nott decidió seguirlos.
- Bueno, ya les dije que no iba a dar resultado- comentó la señora apenas salieron del edificio.
- Vayamos a comprar tus útiles escolares ¿cómo se llama la calle esa?
- Se llama Diagon Alley, papá. En la lista de Hogwarts decía que...
Doblaron la esquina, pero él ya había oído suficiente. Tenía que ser ella. Era difícil de creer que hubiera muchas chicas huérfanas de quince años, criadas por muggles y fueran a Hogwarts, aunque con Dumbledore nunca se sabía, con ese cariño a los sangre sucia. Sin embargo dudaba un poco ¡había sido tan fácil! Ya lo tenía todo resuelto: no sería demasiado complicado encontrar la dirección de su casa, buscaría en esas cosas llamadas guías telefónicas, él sabía usar el aparato ese. Se alejó de allí, silbando, contento de haberlo resuelto tan rápido.
Mientras tanto, Laura se estaba comprando una túnica y Harry le escribía a Sirius mientras los Dursley visitaban a tía Marge al hospital, sin saber ninguno de los dos que los problemas acababan de empezar...