Esta historia esta media españolizada, pero decidí dejarla
así...después de todo, esta llena de españoles!
LA CHICA EXTRANJERA.
- ¡Harry!
Harry se dio la vuelta y buscó
entre la multitud que había en el anden 9 y 3/4, quien le había llamado. Aunque
él era alto, no era fácil porque había mucha gente alrededor del expreso de
Hogwarts.
-¡Harry aquí!
Harry miró en la dirección en que venia la voz y vio a un chico alto y
pelirrojo que iba de la mano de una chica
de pelo castaño, con una insignia de prefecto.
- ¡Ron, Hermione!- dijo Harry muy contento- ¿Qué tal estáis,
parejita?
Harry nunca había visto tan colorados a sus amigos.
-
Bien, hemos pasado casi todo el verano
juntos.- contestó Hermione -Vieras que risas se traían Fred y George. ¡Se han
pasado todo el verano gastándonos bromas!.
-
-¡En Fred y
George eso es lo normal!- exclamó Harry sonriendo-¿Ya han abierto ya su
tienda?
-
¡Sí!- dijo Ron emocionado- en cuanto
terminaron Hogwarts el año pasado, se pusieron a prepararla y la inauguran esta
semana. ¡Ocupan el local en el que estaba Zonko!.
-
¡Eso es
genial!- gritó Harry- ¡Tengo muchas ganas de que llegue la salida a
Hogsmeade!.
-
¿Qué tal con los muggles, Harry?-
preguntó Hermione.
-
Los Dursley
cada vez son más insoportables- contestó Harry con cara de fastidio- pero el año
que viene me vengare, como tendré 17 ¡ podré usar magia fuera del colegio!.
-
Antes de que Hermione
pudiera protestar por las ideas de Harry, sonó el silbato del expreso.
-
¡Harry, Ron tenéis que coger un vagón, u os quedareis en tierra!- gritó
Hermione histérica- y yo ya debería estar en el vagón de los prefectos.
¡Adiós!.
Antes de que los chicos
pudieran decir nada Hermione había dado un beso a Ron y se había ido.
-
Bueno Harry, subamos antes de que se vaya el tren – dijo Ron mirando
hacia donde había desaparecido su novia.
Como Hermione les había
dicho, ya no había vagones vacíos, así que tuvieron que recorrerse todo el
tren.
-
¡Uff!, espero que en este vagón haya sitio o tendremos que sentarnos con
el maquinista- se quejó Ron.
Harry abrió la puerta y vio
dentro del vagón a una chica morena, que escuchaba música con un walkman.
-
Hola, ¿te importa que nos sentemos aquí?- preguntó Harry.
La chica fijó sus ojos
violetas en Harry, pero no pareció reconocerle.
-
¡Claro que no! ¡Sentaos!- contestó la chica, apagando el walkman- Yo me
llamo Paula García, ¿y vosotros?
-
Yo soy Harry Potter y este es mi amigo Ron Weasley- dijo Harry- ¿En qué
curso estas? No me suena tu cara.
-
Voy a sexto- explicó Paula- pero es mi primer año en Hogwarts. Antes
estudiaba en el Colegio Gallego de Magia, pero por alguna extraña razón este año
lo han cerrado.
-
¿El Colegio Gallego de Magia?- preguntó Ron extrañado- ¿Dónde está?
-
Veo que no habéis leído Evaluación
de la educación mágica en Europa. El Colegio Gallego de Magia, se encuentra
en España- dijo Paula muy seria- ¿Y vosotros en que curso estáis?
-
En sexto también- contestó Ron-¿ y como es que han cerrado tu
colegio?
Antes de que Paula pudiera
contestar, se abrió la puerta y apareció la bruja que llevaba el carrito de
golosinas.
-
No lo sé – contestó Paula, cuando se hubo ido la bruja del carrito- A las
dos semanas de terminar el curso, recibí una carta del director, diciendo que
este curso no habría clases en el colegio y que nos iban a distribuir por otros
colegios. A la mayoría les han mandado a Beuxbatons, pero a unos pocos nos
mandaron aquí.
-
El rumor dice –continuó Paula- de que la marca tenebrosa apareció en
nuestro colegio y que por eso lo han cerrado, pero no lo creo ¿Qué iba a hacer
Voldemort allí?.
Harry se quedó muy
sorprendido, eran poquisímas las personas que llamaban a Voldemort por su
nombre.
-
¡Por favor no le llames así!- pidió Ron.
-
Esta bien, pero tener miedo a un nombre, hace que tengas aún más miedo al
objeto que lo nombra- le reprochó Paula-
Pero como decía no tiene sentido que atacara nuestro colegio, tendría más
sentido que atacara Hogwarts, al fin y al cabo, tú Harry estudias en él.
En ese instante, volvió a
abrirse la puerta y apareció Malfoy seguido de Crabbe y Goyle.
-
Vaya Potter, ¿Has cambiado de amiga? Donde esta la prefecta sangre sucia
?- dijo Malfoy, señalando el walkman de Paula.
Harry sujetó a Ron y cuando
iba a abrir la boca para contestar a Malfoy...
-
Malfoy, ¿un año sin verme y no me recuerdas mas?- se mofó Paula - No
esperaba que olvidaras tan pronto una derrota.
-
¡Yo no te conozco!- contesto Malfoy con desdén- ¡No me junto con sangres
sucias si puedo evitarlo! ¡Y no se
me derrota tan fácilmente!
-
Si me conoces- rebatió Paula- Nos vimos el verano pasado cuando estuviste
en España, ¿o ya no te acuerdas?
Entonces Malfoy se cerro la
boca, se puso rojo, y se fue seguido de Crabbe y Goyle.
-
¿Qué pasó?- preguntó Ron con interés.
-
Mi padre trabaja en el departamento de Relaciones Internacionales, y el
padre de Malfoy hizo una donación para un hospital o alguna cosa por el estilo,
así que mi padre le invitó a cenar a casa–dijo Paula haciendo una mueca- Cuando
descubrieron que mi madre y mi hermano son muggles y que mi padre es de origen
muggle se pusieron muy desagradables.
-
Y Malfoy empezó a pavonearse
de ser de sangre limpia y a decir que era el mejor jugador de quidditch de todos
los tiempos y el más veloz – continuó Paula, enfadada- Así que le rete a una
carrera de escobas voladoras.
-
¿Y cómo quedó la carrera?- preguntó Harry
-
¡Le pasé dos veces!- rió Paula - Si corre igual que juega al quidditch,
¡Debe ser malísimo!. Yo nunca le habría dejado entrar en mi equipo.
-
¿Juegas al quidditch?- preguntó Ron
-
¡Por supuesto!- exclamó Paula emocionada- En España era cazadora en uno
de los equipos del colegio. ¿ Vosotros también jugáis?
-
¡Sí, claro!- dijo Harry entusiasmado- Yo soy el capitán y buscador de
Gryffindor y Ron es el guardián.
-
¿Gryffindor?- preguntó Paula extrañada- ¿Qué es Gryffindor?
-
Una de las casas del colegio- dijo Ron- Supongo que tendrás que hacer la
ceremonia de selección.
En ese momento llegaron a
la estación de Hogwarts y bajaron del tren sin dejar de explicar a Paula la
ceremonia de selección y todo lo que tenía que saber sobre las casas.
Harry, Ron y Paula se
sentaron en uno de los carruajes sin caballos que llevan a Hogwarts y poco
después se les unió Hermione. Después de hacer las presentaciones partieron
hacia Hogwarts.
Cuando llegaron a la
entrada se encontraba allí, una chica alta y rubia, que Harry no había visto
nunca.
-
¡Andrea!- gritó Paula- ¿Qué haces aquí?
-
Soy la profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras, Paula- contestó
Andrea sonriendo- Ahora debes venir conmigo, el resto de tus compañeros del
colegio ya entraron.
-
Y vosotros- dijo dirigiéndose a Harry, Ron y Hermione- debéis iros al
Gran Comedor ¡Venga!
Los tres se dirigieron
hacia el comedor, preguntándose donde iría Paula.
Al llegar se sentaron en la
mesa de Gryffindor y reservaron un sitio para Paula por si acaso.
-
Quien sabe- dijo Ron- a lo mejor la eligen para Gryffindor.
-
Estaría bien- comentó Harry- además me gustaría verla jugar al quidditch,
a ver si es tan buena como dice.
Un gran silencio se apodero
del Gran Comedor, cuando entro McGonagall, con el taburete y el Sombrero
Seleccionador.
-
Este año la ceremonia será distinta, ya que tenemos alumnos de otro
centro que también tienen que seleccionarse, después se hará la selección de los
de primer año- dijo McGonagall
Entonces dejo el Sombrero
Seleccionador sobre el taburete y se oyó su canción.
Después de que terminara de
cantar, todo Hogwarts aplaudió y comenzó la ceremonia de selección.
- ¡ALVAREZ, SUSANA!- dijo
McGonagall, y una chica de pelo castaño y rizado de unos 13 años se sentó en el
taburete y se puso el sombrero.
¡HUFFLEPUFF!- dijo el
Sombrero Seleccionador y la mesa de Hufflepuff, estalló en aplausos
-
¡CASTRO, JUAN!
-
¡RAVENCLAW!
Poco a poco se iba acercando el turno de
Paula
-
¡ FERNANDEZ, JAVIER!
-
¡RAVENCLAW!
Harry miró hacia donde
estaba Paula y la vio muy pálida.
-
¡GARCIA, PAULA!
El Sombrero Seleccionador,
parecía no decidirse, tardó cerca de dos minutos en gritar:
-
¡GRYFFINDOR!
La mesa de Gryffindor
aplaudió con fuerza y Paula, aún pálida, fue a sentarse al lado de
Hermione.
La ceremonia continuó con
los alumnos de primer curso y para cuando terminó, Harry se moría de
hambre.
-
Por favor, que terminen ya- se quejó Harry- ¡Quiero comer!
-
Harry, contrólate, por favor- le regañó Hermione.
Entonces se levanto
Dumbledore y pidió silencio con las manos.
-
Alumnos, como ya sabéis este año van a estudiar con vosotros algunos
alumnos del Colegio Gallego de Magia, así que espero que seáis amables con ellos
y les hagáis sentirse como en casa- dijo Dumbledore - También quería presentaros a Andrea
Martínez, la profesora Martínez será vuestra profesora de Defensa Contra las
Artes Oscuras este año.
Todos aplaudieron, mientras
Andrea saludaba algo ruborizada.
-
Y ahora... - dijo Dumbledore
con una sonrisa- ¡A comer!
Durante un buen rato sólo
se oyó el ruido de los cubiertos.
-
¡Que hambre tenía!- exclamó Ron- Bueno yo ya me voy, ¿Cuál es la
contraseña Hermione?
-
Es “Galleta de mantequilla”- contestó Hermione- Yo ahora subiré, en
cuanto terminen de comer los de primero.
-
¡OK!- dijo Ron – Harry, Paula ¿os venís?
-
¡Claro!- exclamaron los dos a la vez.
-
¡Esto es enorme!- dijo Paula, mientras se dirigían hacia la sala común de
Gryffyndor- Tendréis que ayudarme o me acabaré perdiendo.
-
Tranquila en un par de semanas sabrás donde está todo- contestó
Harry.
-
¡Vaya!¡ Ya hemos llegado!- exclamó Ron- ¡Galleta de mantequilla!
-
¡Claro, querido!- dijo la Señora Gorda y se giró para dejarles
pasar.
Al entrar en la sala común,
se encontraron con Lavender y Parvati que ya estaban allí.
-
¡Hola! ¿Vosotras vais a 6º también, verdad?- preguntó Paula- ¿podéis
enseñarme donde esta el cuarto?
-
¡Claro! ¡Síguenos!- le dijo Lavender.
-
Hasta mañana, chicos- se despidió Paula.
-
¡Buenas noches!- contestaron Harry y Ron.
Cuando Lavender, Parvati y
Paula se fueron por la escalera que llevaba al dormitorio de las chicas,
apareció Hermione, que acababa de dejar a los alumnos de primer curso en sus
dormitorios
-
¡Hola chicos!- saludó Hermione- ¿Y Paula?
-
Se ha ido a dormir- dijo Harry- Por cierto, ¿Qué opinas de ella
Hermione?
-
Es muy pronto para decir nada- reflexionó Hermione- Pero la respuesta que
ha dado al cierre de su colegio me parece muy extraña, habrá que esperar y saber
algo más de ella.
Las reflexiones de
Hermione, fueron interrumpidas por un sonoro bostezo.
-
Perdona Hermione- le dijo Ron- Pero estoy agotado, a mi Paula me parece
simpática pero ya se verá. Creo que me voy a ir a acostar.
-
Yo también- bostezó Harry.- Buenas noches Hermione.
-
Buenas noches chicos- contestó Hermione.
Hermione dio un beso a Ron
y se fue hacia el dormitorio de las
chicas.
Los chicos se fueron a su
dormitorio, que ponía en un cartel
6º curso, y se pusieron el pijama y cayeron dormidos sin ni siquiera
desearse buenas noches.
A la mañana siguiente Harry se levantó un poco tarde, por lo que tuvo que
bajar corriendo a desayunar.
Aún resoplando por la
carrera, se sentó en la mesa al lado de Ron, al otro lado estaban Hermione,
Paula y Ginny, contándose algo que debía ser muy divertido, porque se estaban
riendo.
-
¡Hola
Harry!- dijo Hermione con una sonrisa- Aquí tienes el horario.
-
¡Umn!
Tenemos ahora dos horas de Herbologia con los de Hufflepuff y luego otras dos horas de Pociones con
Slytherin- dijo Harry haciendo una mueca- y ¡Oh no!, Dos horas seguidas de
Adivinación, por la tarde.
Harry odiaba a la profesora
de Adivinación, desde que había empezado a estudiar esa asignatura la profesora
habia augurado su muerte mas de diez veces.
-
Teníais que
haber cambiado de asignatura- dijo Hermione- ¿Y tu Paula, que tienes?
-
Yo,
Adivinación también- dijo Paula, con tristeza- En mi otro colegio era divertida
y fácil de aprobar, pero me han dicho que aquí es muy aburrida.
-
¡ Mas que
aburrida!- protestó Ron.
-
¿ Que
pasará?- dijo Ginny, interrumpiendo las quejas de Ron.
El profesor Dumbledore se
había levantado y pedía silencio con las manos.
-
Me han
comunicado que esta tarde se celebraran las pruebas para los equipos de
quidditch, - dijo Dumbledore,
mientras intentaba acallar el revuelo- Quien quiera participar, deberá ir
esta tarde a las 7 al campo de quidditch y también deben ir los capitanes de
cada equipo. ¡Eso es todo! .
-
¡ Genial!
¡Esta tarde voy a presentarme!- exclamó Paula entusiasmada, mientras se
levantaban de la mesa.
-
La verdad es
que este año, necesitamos un montón de gente- dijo Harry- necesitamos dos
cazadoras y dos golpeadores.
-
Aún así este
año volveremos a ganar la copa- dijo Ron- Tres campeonatos seguidos, lo que
daría por restregárselo a Malfoy.
Estaban tan entusiasmados
con la conversación que no se dieron cuenta de que habían llegado a los
invernaderos, hasta que Hermione se lo dijo.
-
Chicos,
llegáis tarde- les regaño la Profesora Sprout.- Sentaos.
-
Ahora que ya
estamos todos, vamos a comenzar la clase - continuó la profesora Sprout- Hoy
vamos a transplantar Hiedra venenosa. ¿Quién sabe para qué sirve?.
Hermione y Neville
levantaron la mano.
-
La Hiedra
venenosa, sirve para curar heridas producidas por quemaduras de dragón- dijo
Neville.
-
¡Muy Bien!
¡5 puntos para Gryffindor!- dijo la Profesora Sprout- Así es con la Hiedra venenosa se hace un
ungüento que sirve para curar ese tipo de quemaduras. Poneos los guantes de piel
de dragón antes de transplantar la hiedra u os saldrán unos granos en las manos
que pican bastante.
Harry, Ron, Paula y
Hermione se pusieron a trabajar en la misma bandeja. Era bastante difícil,
porque la hiedra tenía unas raíces muy grandes y como, no quería salir de la
maceta, les arrojaba tierra a los ojos para defenderse.
Cuando terminaron una hora y media después todos estaban llenos de tierra, así que
se fueron hacia el castillo para lavarse y después los de Gryffindor, se
dirigieron hacia las mazmorras, para ir a clase de Pociones.
-
Vaya, parece
que ya tenemos otro integrante del club de fans de Potter- dijo Snape, con sorna al pasar lista y ver a Paula
sentada al lado de Hermione.- Empecemos la clase hoy vais a preparar una poción,
los ingredientes los tenéis en la pizarra. ¿Alguien sabe qué poción es?
El silencio se apoderó de
la clase. Harry se dio cuenta de que ni siquiera Hermione sabía la
respuesta.
-
Vaya, vaya
así que nadie lo sabe ¿no?- dijo Snape con expresión divertida- Pues al final de
la segunda hora la probaremos con alguno de vosotros para que sepáis de que se
trata.
Snape fijó su mirada en
Harry y supo que él seria el que se bebiera la poción.
-
A menos,
claro está, que alguien me diga de que poción se trata- continuó Snape- Pero
como parece que nadie lo sabe...
-
¿Sí,
señorita García?- preguntó Snape- ¿cree que lo sabe?
Paula había levantado la
mano sin que nadie se hubiera dado cuenta.
-
Se trata de
la poción Veritaserum, profesor- dijo Paula, muy segura.
- Así es 5 puntos para Gryffindor- contestó Snape, con la cara contraida de rabia- Asi que la probaremos en otra ocasión. Ya tendrá su oportunidad, Sr. Potter.
- Harry suspiró de alivio. Mientras preparaba los ingredientes para la poción, sintió que el miedo se convertía en pánico, no quería pensar en todo lo que hubiera dicho si Snape le hubiera dado el Veritaserum. Hubiera metido en líos a muchísimas personas, empezando por el mismo.
Al terminar la clase Snape
se pasó por todos los calderos, mirando el resultado. Como siempre puso en
ridículo a Neville porque no había conseguido mezclar bien los ingredientes.
Pero antes de que llegara al caldero de Harry y Ron, sonó el timbre y todos se
dirigieron hacia el Gran Comedor.
-
¡Qué hambre tengo!- gimió Ron- ¡Podría comerme un dragón entero!.
-
Tranquilo, Ron que ya llegamos- le dijo Hermione.
-
Ahora os alcanzo- les gritó Paula- ¡tengo que hacer una cosa!
-
Ahora que no está- dijo Harry, dirigiéndose a Hermione- ¿Sigues pensando
qué es extraña?
-
Bueno- contestó Hermione, dudando- la explicación que dio al cierre de su
colegio se la he oído a mas alumnos y, además, me empieza a caer simpática,
aunque tenga algunas ideas un poco peligrosas con respecto a las normas.
-
¿Qué ideas?- preguntó Ron, con interés.
-
Le encanta romperlas- exclamó Hermione.
-
Yo no veo eso demasiado preocupante- contestó Harry- También les
encantaba a Fred y George y no les considerabas peligrosos, Hermione. Pero lo
que más me sorprende de ella es que cuando nos conocimos el primer día, no gritó
ni nada, se comportó como si no me conociera de nada.
-
Eso es cierto- corroboró Ron- pero si sabía quien eras, lo demostró
después.
Hermione bufó, por el apoyo que estaban dando a
Paula.
-
Creo que vais a acabar formando su club de fans- dijo disgustada.
-
Hermione, no exageres- le pidió Ron- y además a ti también te cae
bien.
Hermione, decidió dejar el
tema y se dirigió hacia la mesa de Gryffindor, seguida por Harry y Ron. Cuando
estaban empezando a comer, llegó Paula con Ginny y, sentándose al lado de
Hermione, empezaron a hablar en susurros con ella.
-
Me pregunto que se traerán entre manos- comento Harry, entre bocado y
bocado.
-
Si, a mí también me gustaría saberlo- agregó Ron, pero creo que nos vamos
a quedar con las ganas.
-
Ya- suspiró Harry.
Entonces Harry, miró su
reloj y soltó una queja con cara de fastidio.
-
Es la hora de que vayamos a Adivinación- gruñó Harry- si no, no
llegaremos.
Así que Ron, Harry y Paula,
se dirigieron hacia el aula de Adivinación, mientras que Ginny y Hermione se
quedaban en el Gran Comedor, terminando de almorzar.
La clase de Adivinación,
fue tan aburrida como siempre. La profesora Trelawney, les enseñó a utilizar las
cartas del Tarot. La primera vez que las echó vio a una espantosa muerte para Harry, “En una batalla con Ya Todos Ustedes
Saben Quien”. Harry, ante tal predicción, bostezó ruidosamente, provocando las
iras de la Profesora Trelawney, pero hacia mucho que Harry se había acostumbrado
a sus predicciones y estaba aburrido de ellas.
Pero si algo que enfadó a
la Profesora Trelawney, más que la indiferencia de Harry, fue que Paula, Seamus
Finnigan y Dean Thomas, se pasaron toda la clase riendo y jugando al póker con
las cartas del tarot. Cuando estaba apunto de quitarles puntos para Gryffindor,
Lavender si querer salvó la situación, al preguntarle una duda de sus cartas a
la profesora, ya que veía otra terrible muerte para Harry. Al final de la clase,
Lavander, Parvaty y la profesora lo
miraban con lagrimas en los ojos, aunque Harry no sabia por cual de sus
muertes, ya que seria comido vivo por Licantropos, desangrado por vampiros y
descuartizado por el calamar gigante, sin olvidar Voldemort, claro esta.
Cuando terminó la clase,
todos se dirigieron hacia el campo de quidditch, para ver las pruebas de
selección para el equipo de Gryffindor. La selección fue muy dura, ya que mucha
gente quería unirse al equipo y a Harry le costó muchisimo decidirse entre todos
los aspirantes, pero la que de verdad le sorprendió fue Paula: en verdad era muy
buena jugando al quidditch.
Al final después de mucho
meditarlo el equipo quedó formado, además de él, Ron y Natalie McDonnal, una
chica de 4º curso que jugaba de cazadora, por Paula y otro chico español llamado
Manolo López que iba a 3º, como cazadores, y Seamus Finnigan y ¡Otra española!,
que se llamaba Inés Fernández como golpeadores.
-
Guau, Harry- exclamó Ron- ¡La mitad del equipo es español!.
-
Ya me he dado cuenta- contestó Harry- eran los más preparados, se nota
que ya habían estado en un equipo de quidditch, el problema es que el año que
viene cuando ellos vuelvan a su país habrá que hacer otra vez selección.
-
Eso es cierto- suspiró Ron- pero de momento disfrutemos de la idea de que
¡Vamos a machacar a Slytherin!.
Riendo, los dos se
dirigieron, hacia donde se encontraba la señora Hooch, para decirla los nuevos
jugadores de Gryffindor.
Varios días después, cuando
Harry volvía del entrenamiento de quidditch agotado, se encontró en la sala
común de Gryffindor un gran revuelo.
-
¿Qué pasa?- preguntó a Hermione, que estaba sentada con un libro.
-
Mañana hay excursión a Hogsmeade- le explicó Hermione, sin apartar la
vista del libro.
-
¡Genial!- exclamó Ron, que había llegado detrás de Harry- ¡Al fin
podremos ver la tienda de Fred y George!
-
¿Dónde habéis dejado a Paula?- preguntó Hermione, dejando al fin el
libro.
-
Estoy aquí- respondió Paula, apareciendo por detrás de Hermione- Es que
estaba hablando con alguien que hacia mucho tiempo que no veía.
-
¿Quién?- le interrogó Harry.
-
Je, je, je, ¿qué mas te da si no le conoces?- le contestó Paula con una
sonrisa pícara.- Bueno, me subo a dormir. ¡Adiós!
Antes de que pudieran decir
nada, Paula, se había marchado.
-
A veces es un poco rara, si- suspiró Ron.
-
¡Que va!- rebatió Hermione- No lo es.
-
Vaya Hermione- dijo Harry, divertido- Ahora ya no te parece rara.
-
No, ya no- admitió Hermione- Además estamos de acuerdo en muchas
cosas.
-
¿Por eso os pasáis la vida hablando en susurros con Ginny?- le preguntó
Ron.
-
Ah, eso- exclamó
Hermione, con una sonrisa- Puede ser.
-
¿De qué habláis?- preguntó Harry, con curiosidad.
-
Ya lo sabréis, a su debido tiempo- contestó Hermione, sonriendo más
aún.
-
¿Y eso cuando será?- pregunto Ron, algo exasperado.
-
Antes de que acabe el curso pero no puedo concretar más- dijo Hermione,
casi riendo.- Me voy antes de que me interroguéis más.
Entonces Hermione dio un
beso a Ron y se fue a su dormitorio.
-
Paula, es rara- gruñó Harry,
exasperado- pero al igual que todas las mujeres. ¿Cómo pueden ser tan
raras?.
-
No lo sé, Harry- contestó
Ron- Pero me gustaría saberlo. En fin, mejor nos vamos a acostar.
Al día siguiente, lo
primero que hicieron al llegar a Hogsmeade, fue visitar la tienda de Fred y
George. Era enorme y tenia un gran cártel en la entrada que ponía Sortilegios
Weasley. Pero al entrar, no vieron a Fred y George detrás del mostrador, sino a
una chica de pelo castaño y ojos
azules, que les saludó amablemente.
-
Hola, yo me llamo Alba - se presentó la chica- ¿En qué puedo
ayudaros?
-
Nos gustaría ver a George y Fred- dijo Harry.
-
¿Vosotros debéis ser sus hermanos, verdad?- dijo Alba, mirando a Ginny y
Ron- Ahora les aviso, andan en el taller, probando nuevos artículos. Esperad un
momento.
Alba desapareció por una
puerta desde la que se escuchaban todo tipo de ruidos raros, y volvió al momento
seguida por los gemelos.
-
Hola!- saludó Fred- ¿qué os parece nuestra tienda?
-
¡Es genial!- respondió Ginny, entusiasmada.
-
Gracias, Ginny- sonrió George- Me alegro de que te guste. ¿Quién es esa
chica que os acompaña? No la conozco.
-
Se llama Paula- la presentó Hermione- este año estudia aquí porque
cerraron el colegio en España donde estudiaba.
-
Vaya, por que?- exclamó Alba.- ¿Qué pasó?
-
Es una pena dijo Alba, después de escuchar la historia- Yo estudié en ese
colegio.
-
¿Eres española?- preguntó George- No lo sabíamos.
-
No, no lo soy- explicó Alba- Nací
aquí en Hogsmeade, pero cuando mis padres y el resto de mi familia,
murieron en un ataque de los mortífagos, me tuve que ir con unos primos lejanos
que vivían en España. Yo tenía dos años y me libré del ataque porque estaba en
casa de una vecina. Por desgracia, historias como la mía son muy
corrientes.
La tristeza se adueñó de
todos.
-
Así que estudié en ese
colegio.- continuó Alba esbozando una sonrisa -Según el conserje hice una de las
peores travesuras que se habían hecho allí, pero lamentablemente nadie supo que fui yo-dijo, guiñando un
ojo.
-
¿Qué hiciste? –preguntaron
todos a la vez.
-
El conserje, tenía, y supongo que seguirá teniendo, un caniche horrible
llamado Aitziber.- explicó Alba, sonriendo- Era odioso, seguía a todo el mundo y
luego iba a buscar al conserje si cometías alguna falta.
-
¡Cómo la señora Norris!- interrumpió Ron
-
¡Ron!- se quejó Hermione- ¡No interrumpas!.
-
Bueno, cuando estaba
terminando el ultimo curso- continuó Alba, con una sonrisa maligna- le
eché una de esas pastillas “Pelambre”, a la comida de Aitziber. Perdió todo el
pelo y parecía una rata. Tendríais, que haber visto el escándalo que hizo el
conserje ¡Fue espectacular! Y el perro desapareció como por 3 meses, como si
tuviera vergüenza de que lo vieramos desnudo! Eso nos dio vía libre para hacer
un monton de travesuras hasta el
final del año sin tener que preocuparnos por sus ladridos.
La tristeza desapareció y todo el mundo
estalló en risas.
- Pues esa
travesura es muy conocida- comentó Paula- pero nadie sabía quien la había
hecho.
-
¡Que se le va a hacer! –bromeó Alba- solo seré un héroe anónimo.
-
Es hora de que nos vayamos- dijo Harry, con tristeza- Nos lo hemos pasado
muy bien.
-
Espera- dijo George- Hay algo que debéis saber. Hay un pasadizo que
comunica la tienda con Hogwarts. Tenéis que ir al espejo del segundo piso, y
dándole unos golpecitos al marco, decir “Mercranto”, se abrirá una puerta que os
llevara justo debajo de este mostrador. ¡Así que visitadnos!
-
Gracias, eso haremos- dijeron todos- ¡Adiós!.
Todos se dirigieron hacia Hogwarts,
pensando en la comida y deseando que llegara la próxima salida a Hogsmeade.
Esa noche, Harry estaba asomado a una
ventana de la torre de Gryffindor, cuando vio algo que le heló el corazón: ¡la
Marca Tenebrosa estaba dibujada sobre Hogsmeade! Harry, pensando en los
gemelos, fue corriendo a buscar a
los demás.
Harry, Ron, Hermione, Ginny
y Paula, se habían quedado petrificados delante de la ventana sin saber qué
hacer.
- Tenemos qué ir a ver si están bien- exclamó Ginny, preocupada.
- Pero ¿Cómo lo haremos?- preguntó Paula- En cuanto salgamos de la torre nos encontrará Filch o la Señora Norris.
- No nos pillaran- dijo Harry- Estamos preparados para eso.
Harry, desapareció como una
exhalación y volvió al instante a la sala común con su capa invisible y el mapa
del merodeador.
- Vamos, creo que entraremos todos en la capa- dijo Harry- Hay que darse prisa.
Y bien envueltos, en la
capa invisible de Harry y con la ayuda del mapa del merodeador, llegaron hasta
el espejo del segundo piso sin encontrarse con nadie. Una vez allí, Ginny, salió
de la capa y, dando unos golpecitos al marco del espejo, abrió una puerta que
daba paso a un pasadizo oscuro y resbaladizo.
- Lumos- susurraron todos, después de haber cerrado el espejo.
El pasadizo se iluminó con
la luz de las varitas, empezaron a correr para llegar cuanto antes a la tienda
de Fred y George. Al llegar al
final del pasadizo, descubrieron una trampilla en el techo que les llevó detrás
del mostrador, tal y como había dicho George.
Cuando habían subido todos sin hacer ruido y se encontraban a oscuras en la tienda, oyeron un ruido que les heló de miedo, era una puerta que se abría.
- Hola chicos, ¿preocupados por los gemelos?- dijo una voz de mujer.
- ¡Alba!- exclamó Paula- ¿Qué haces aquí?
- Eso podría preguntároslo también a vosotros- contestó Alba- Vine a ver que había pasado en cuanto vi la Marca Tenebrosa.
- ¿Y Fred y George, donde están?- preguntó Ginny, intranquila.
En ese momento Fred y
George abrieron la puerta. No sonreían, cosa rara en ellos.
- Chicos ¿Qué hacéis aquí?- dijo Fred, muy serio- Debéis volver a Hogwarts, os estarán buscando.
- ¡Estabamos preocupados!- exclamó Ron.
- No ha pasado nada – aseguró Alba- Ha debido ser un aviso, aunque tengo que admitir que no me gusta ver una Marca Tenebrosa tan cerca de Hogwarts.
-
Así que debéis tener cuidado- continuó Alba, clavando una mirada seria en
ellos- Aunque Hogwarts es un lugar muy seguro, no debéis despistaros. ¡Estad
siempre alerta!.
-
Lo estaremos- la tranquilizó Harry- Ahora será mejor que volvamos.
-
Si, mejor iros- les apremió George- Porque mamá se aparecerá en cualquier momento, y los
matara si los encuentra aquí.
Ron y Ginny se
pusieron blancos. La idea de que su mama los descubriera fuera del colegio era
peor que la idea de un enfrentamiento directo con Voldemore. Desaparecieron
corriendo por el pasadizo, seguidos por los demás. Cuando Harry estaba cerrando
la trampilla, oyó la voz de George muy preocupada.
-
Alba, ¿de verdad estás segura de que no ha pasado nada?
-
No he visto nada extraño, George –suspiró Alba- Y eso es lo que me
preocupa.
Harry, se quedó
indeciso, sin saber si seguir escuchando o irse e intentar alcanzar a sus
amigos. Al final decidió quedarse y escuchar.
De repente se
oyó un pequeño estallido.
-
¿Está todo bien?- preguntó una voz conocida. Era la voz del señor
Weasley.
-
Eso parece- contestó Fred- Y eso es lo extraño, no suele aparecer una
Marca Tenebrosa, así como así.
-
Aún en estas circunstancias, deberíais ser mas educados- regañó una
mujer. Harry reconoció la voz de la señora Weasley- ¿Quién es esta joven que os
acompaña?.
-
Se llama Alba McKinnons, y trabaja con nosotros en la tienda- explicó
George.
-
Encantada, señora Weasley- saludó Alba- Aunque no es un día muy apropiado
para presentaciones.
-
Estoy de acuerdo, Molly- agregó el señor Weasley- No es día para
presentaciones. ¿Por qué ha aparecido una Marca Tenebrosa, y no ha sucedido
nada?
-
Alba cree que es un aviso- dijo George.
-
¿Un aviso?- preguntó la señora Weasley- ¿Qué tipo de aviso?
-
Creo que es evidente- suspiró Alba- Un aviso de que ni siquiera Hogwarts es seguro, porque hay
mortífagos alrededor de él.
-
¿Qué?- gritó la señora Weasley- ¡Mis hijos pequeños y sus amigos están
allí!
-
No me malinterprete, señora- intentó tranquilizarla Alba- Con Albus
Dumbledore como director, Hogwarts es uno de los lugares más seguros del país,
pero eso no significa que allí estén completamente a salvo. En ningún lugar se
puede estar completamente a salvo.
-
Molly, mejor nos vamos a casa- le pidió el señor Weasley- Aquí está todo
en orden y no hay razón para que te preocupes.
-
Está bien, Arthur- respondió la señora Weasley- Adiós, Fred, George,
adiós Alba.
Harry escucho
algo que sono como una par de sonoros besos y unos gruñidos de los gemelos.
Ya no oyo mas al señor y la señora
Weasley. Seguía debajo de la trampilla, con la cabeza echa un lío, pero tuvo que
dejar de darle vueltas porque la conversación continuaba.
-
Alba, ¿de verdad es tan grave?- preguntó Fred.
-
Fred, hay algo que no he dicho delante de vuestros padres, porque sé que
tu madre lo hubiera pasado mucho peor- contestó Alba- Temo que haya un mortífago
infiltrado en Hogwarts.
-
Alba ¿Cómo sabes tanto de mortífagos?- se extrañó George.
-
No sé tanto de mortífagos, sé lo mismo que la mayoría de la gente.-
explicó Alba, con tristeza- ¡Ojalá supiera como piensan!. Mis opiniones se basan en el sentido
común y presentimientos que espero
que nunca se cumplan.
-
Creo que Ron y Harry deberían saber esto- dijo Fred- Al fin y al cabo
están allí.
-
Tranquilo, Fred- agregó George, mirando hacia la trampilla- Creo que ya
lo saben. Bueno, mejor volvamos a casa, aquí no hay nada que hacer.
Se oyeron
pisadas y una puerta se cerro.
Debajo de la trampilla Harry estaba aún más confuso que antes. ¿Cómo había
sabido George que él estaba allí? De
repente volvió a la realidad y corrió por todo el pasadizo hasta el
espejo. No había nadie, había tardado demasiado. Estaba oscuro y la idea de un mortifago rondando en los
pasillos le aceleraba el pulso. Harry cogió su capa y el mapa del merodeador
y fue hasta la torre de Gryffindor,
donde llegó sano y salvo.
En la torre le
esperaban despiertos Ron y Hermion se abalanzaron sobre él
-
Harry, ¿Dónde estabas?- preguntó Ron.
-
Ahora os lo explicó- contestó Harry, sentándose exhausto en un sofá.
Harry les contó
todo lo que había oído desde la trampilla y, cuando acabó, Ron y Hermione
quedaron mas preocupados que él.
-
¿Un mortífago en Hogwarts?- gimió Ron. ¿Y qué podemos hacer?
-
Mientras no sepamos quién es, no podemos hacer nada- aseguró Hermione-
Sólo estar atentos para que no nos pille. Además Alba sólo tenía el
presentimiento, no lo sabe con
seguridad, pero, de todas formas, es mejor asegurarse de que no es cierto.
-
Entonces, habrá que estar siempre alerta- confirmó Harry- Y no confiar en
nadie.
-
¿En nadie?- dijo Hermione con el ceño fruncido- ¿Ni siquiera en
Paula?
-
Supongo que ni siquiera en ella- dijo Harry, con tristeza.
-
¡Pero ella no es una mortífago!- exclamó Hermione - ¡No lleva la
Marca!
Harry
suspiró, le empezaba a doler la
cabeza. Lo mejor sería que se fueran a dormir y mañana ya verían.
- De acuerdo,
confiemos en Paula- Harry se alegró
de no tener que mentir a Paula - Y ahora vámonos a dormir.
A la mañana
siguiente, todos tenían muy mal aspecto y estaban preocupados. Al final,
decidieron, contarle toda la conversación a Paula, y a Ginny, pero Ginny no
aparecía por ninguna parte.
-
¿Y Ginny?- preguntó Ron- Ella también debería enterarse.
-
Seguramente ande por ahí con su novio- contestó Paula mientras se servía
los cereales del desayuno.
Harry, casi se
atragantó con los cereales, pero nadie se dio cuenta. Harry no entendía su
reacción, si hubiera sido Paula, la que hubiera tenido novio, lo habría
entendido, porque pensaba que Paula era preciosa y además jugaba de maravilla al quidditch,
incluso si hubiera sido Cho, aunque ya no le gustara, pero ¿por que se molestaba
porque Ginny tuviera novio?. No era capaz de entenderlo, seria porque la conocía
desde hacia mucho tiempo y la consideraba una hermana, ¡si, sería por eso!.
El bombardeo de preguntas que estaban
haciendo a Paula, distrajo a Harry de sus pensamientos.
-
Vale, Vale – se reía Paula- Os contaré lo que sé sobre el novio, pero
Ginny me matará después. Se llama Joaquín, y va a 5º curso, es de Ravenclaw y,
como yo, es español. Es un chico muy simpático y, además es guapo.
-
¿Era de él de lo que hablabais todos los días?- preguntó Ron.
-
Si- contestó Paula,
sonriendo- Joaquín es un amigo mío, y yo les presenté.
-
Espero que vuestra curiosidad haya quedado satisfecha, chicos- dijo Hermione.
Harry pensó que
casi prefería no haberlo sabido.
En ese
instante, llegó Ginny y todos, empezaron a interrogarla sobre su novio.
-
Llevamos saliendo una semana- dijo Ginny, ruborizada- Estoy muy
contenta.
Ron le contó lo
que había oído Harry desde la trampilla y que tuviera cuidado. Pero Ginny estaba demasiado emocionada hablando de
Joaquín como para preocuparse por un mortífago que no sabían a ciencia cierta si
estaba allí o no.
Ron estaba tan rojo como su pelo y apunto
de gritar, estaba muy enfadado porque Ginny no se lo estaba tomando en serio
pero se contuvo porque, en ese momento, Dumbledore se puso en pie.
-
Alumnos- dijo Dumbledore- Como sabéis, dentro de dos semanas es
Halloween.
Harry se
sorprendió, ¡Qué rápido pasaba el tiempo!. Entonces recordó una cosa: esa tarde
era el partido contra Slytherin y él, preocupado por la Marca Tenebrosa, lo
había olvidado.
Dumbledore
seguía hablando, por lo que Harry tuvo qué prestar atención.
-
Como este año tenemos invitados- decía Dumbledore en ese momento- He
decidido que se celebre una fiesta el día de Halloween.
El Gran Comedor
estalló en gritos de entusiasmo y Dumbledore tuvo que pedir silencio con las
manos para poder continuar.
-
Pero, la fiesta será para los alumnos de cuarto curso en adelante-
continuó Dumbledore, mientras se oía un ruido de decepción entre los alumnos más
jóvenes- Los alumnos más jóvenes sólo podrán ir si su pareja es de cuarto en
adelante. ¡Así que ya podéis empezar a buscar pareja!.
Todo el Comedor
se llenó de ruido y voces que comentaban la fiesta.
-
Hermione- dijo Ron, bromeando- ¿Crees que a tu novio, le importará si vas
conmigo al baile?
-
Pues no lo sé- contestó Hermione riendo- Pregúntate a ti mismo. Por mí
sí.
-
Creo que no hay ningún problema- dijo Ron, siguiendo el juego.
Mientras Ron y
Hermione hacían el tonto, Harry estaba mirando a Paula, que hablaba con Ginny
sobre el vestido que ésta ultima iba a llevar cuando fuera al baile con
Joaquín.
-
Paula- interrumpió Harry.
-
Dime, Harry- contestó Paula, mirándole.
-
¿Te gustaría ir al baile conmigo?- le pidió Harry, temblando por
dentro.
-
Por supuesto Harry- dijo Paula, con una sonrisa, que a Harry le pareció
preciosa- Discúlpame un momento.
Paula se
levantó con Ginny de la mesa y salieron las dos del comedor chismorreando.
-
Harry, ¿Y tú con quién vas a ir?- preguntó Hermione.
-
Con Paula, se lo acabo de pedir- contestó Harry, feliz.
-
¡Qué bien!- exclamó Hermione- Pero, ¿Dónde están Paula y Ginny?
-
Se han ido- dijo Harry, encogiéndose de hombros- Si las ves, recuérdale a
Paula que en una hora hay entrenamiento, porque esta tarde es el partido contra
Slytherin.
-
De acuerdo- dijo Hermione, levantándose de la mesa- Ahora se lo
digo.
Mientras
Hermione se dirigía hacia la puerta del comedor, Ron miró a Harry.
-
Ni me acordaba del partido- se sorprendió Ron.
-
Yo me acabo de acordar- reconoció Harry- Así que mejor que nos demos
prisa y vayamos a por nuestras escobas.
Harry y Ron,
salieron del comedor, no sin antes recordar al resto de jugadores que en una hora había
entrenamiento.
El
entrenamiento fue duro, pero todos los movimientos salieron de maravilla, por lo
que Harry quedó satisfecho. Ahora sólo había que esperar a que llegara la tarde
y se jugara el partido.
Esa tarde
Harry, estaba muy nervioso, porque no sabía como responderían los nuevos
jugadores ante su primer partido y
más en uno con tanta presión como el Gryffindor - Slytherin. Por eso, quedó
impresionado, cuando todos jugaron como profesionales.
El resultado no
pudo ser más evidente ganaron 200-
40 y Harry cogió la snitch después de hacerle el Amago de Wronski a Malfoy.
Las esperanzas
de ganar otra vez el campeonato de quidditch estaban en boca de todos, y esa
noche se celebró una fiesta en la sala común con comida que Ron había cogido de
las cocinas.
Más tarde esa
noche, cuando la fiesta había
terminado y todos se habían acostado, Harry se puso a pensar. Hasta
después de Navidades, no habría más partidos de quidditch, por lo que el próximo
objetivo era descubrir si la premonición de Alba era cierta.
- Hay que
descubrir, si de verdad hay un mortífago en Hogwarts- pensó Harry, poco antes de
caer rendido de sueño.
Los días pasaban y ni Harry
ni sus amigos, conseguían descubrir quien podía ser el mortífago infiltrado en
Hogwarts. Llegaron a la conclusión de que no podía ser ninguno de los
profesores, porque como dijo Hermione:
-
El profesor
Dumbledore, nunca hubiera contratado a ningún mortífago, y se habrá asegurado de
qué ninguno de sus profesores lo sea.
Así que Harry y Ron
tuvieron que desechar la atrayente idea de que o Snape o la profesora Trelawney
fueran el mortífago responsable de la Marca Tenebrosa sobre Hogsmeade.
Pero la idea de descartar a los
profesores, hizo la tarea mucho más difícil.
-
Hay miles de alumnos en Hogwarts- se quejó Ron- Y son cientos contando
sólo a los de Slytherin, que es donde hay más posibilidades de que haya un
mortífago.
-
De momento centrémonos en los alumnos de Slytheryn- propuso
Hermione.
-
¿Y cómo vamos a averiguarlo? ¿Les pedimos amablemente que se levanten las
mangas para que veamos si llevan la Marca Tenebrosa en un brazo?- se burló
Harry.
-
Habrá que mirarles los brazos con disimulo- sugirió Paula.
-
¡Mejor será que empecemos cuanto antes!- dijo Harry- Porque nos va a
llevar mucho tiempo.
Pasaron muchos días mirando
los brazos de los de Slytherin, pero no consiguieron nada. Además poco a poco se
acercaba el día del baile, con lo que cada vez se concentraban menos en la
búsqueda.
Al final acabaron
decidiendo posponer la búsqueda hasta el día siguiente al baile.
El día de Halloween, todo
el mundo estaba muy nervioso y en Hogwarts había un gran alboroto. El señor
Filch castigó a un montón de gente, pero al final tuvo que perdonarles el
castigo: si no lo hubiera hecho el baile hubiera quedado vacío.
El baile empezaba a las 8
de la tarde, con lo que diez minutos antes Harry y Ron estaban en la sala común,
rodeados de gente que como ellos esperaban a sus parejas.
Harry llevaba una túnica
verde y Ron una azul marino que le
habían regalado los gemelos después del Torneo de los Tres Magos. Estaban
empezando a impacientarse cuando apareció Hermione radiante con una túnica añil vaporosa.
-
Hola Hermione, estas guapísima- le saludó Ron, besándola.
-
Gracias Ron- contestó Hermione- Harry, Paula baja en un momento.
-
De acuerdo Hermione- dijo Harry- Nos vemos abajo.
Al poco de irse Ron y
Hermione, apareció Paula. A Harry casi le da el corazón un vuelco, Paula estaba
realmente preciosa. Llevaba puesto una túnica lila, que hacia juego con sus ojos
y por una vez llevaba suelto el pelo, que le llegaba hasta la cintura formando
ondas.
-
Paula, estás preciosa- le saludó Harry, impresionado.
-
Gracias, Harry. Tú también estás muy guapo- contestó Paula,
ruborizada.
En ese instante apareció
una chica que captó toda la atención de Harry, llevaba una túnica plateada y el
pelo, que parecía pelirrojo, en un moño. Harry pensó que era muy guapa, pero no
sabía decir quien era esa desconocida.
-
Ginny- saludó Paula, a la desconocida- estás espectacular.
Harry se sorprendió, ¿de
verdad esa chica era Ginny?. Cuando se acercó la chica hacia ellos, Harry se dio cuenta
que sí que era Ginny, pero cualquiera lo hubiera dicho, el cambio era
espectacular, como había dicho Paula.
-
Ginny, estás muy guapa- consiguió decir Harry.
-
Gracias chicos sois muy amables- respondió Ginny- Bueno, bajemos.
En la entrada, además de
Ron y Hermione, se encontraba Joaquín, el novio de Ginny. Ginny se lo había
presentado hacia unos días y todos habían llegado a la conclusión de que era un
chico muy simpático.
Entraron todos en el Gran
Comedor y se sentaron en las mesas. Ese día los elfos se habían esmerado aún más
en la comida, si eso era posible. Después de la comida Dumbledore retiró las
mesas y aparecieron las brujas de McBeth con sus instrumentos. Era una agradable
sorpresa encontrarse con un grupo tan famoso en el colegio.
Poco a poco todo el mundo
comenzó a bailar con la música del grupo. Varios bailes después, Harry miró
alrededor y se dio cuenta de que los profesores se habían marchado. Se lo dijo a
Paula, que estaba apoyada en su hombro.
-
Qué curioso- comentó ella sin darle importancia- Ya volverán.
Harry se olvidó de los
profesores, hasta que un rato después se empezaron a oír murmullos de protesta
en el Comedor. Al parecer, una pareja había intentado salir a los jardines, pero
todas las puertas estaban cerradas. Harry frunció el ceño, eso no tenía ningún
sentido.
-
Potter- le llamó una voz fría.
Harry se dio la vuelta para
ver quien le había llamado y vio a Joaquín que se acercaba hacia él con una
sonrisa en la boca. Ginny le seguía a poca distancia con aire preocupado.
-
¿Qué quieres, Joaquín?- preguntó Harry.
-
Me gustaría verte muerto- contestó Joaquín, con una tranquilidad pasmosa-
Pero de momento, me conformaré con verte inconsciente. De tu muerte se encargará
mi señor Voldemort.
Un murmullo de horror
recorrió el Gran Comedor, Ginny se había puesto muy pálida, lo mismo que Ron y
Hermione que se acercaron a Harry. Pero no duraron mucho tiempo al lado de
Harry, ya que Paula hizo un perímetro mágico, que aisló a Joaquín, Ginny, Harry
y ella misma del resto de la gente que había en el comedor. El resto podía mirar
y oír pero no podían atravesar el perímetro.
-
Vaya Potter, tu novia es un mortífago- se oyó la voz burlona de Malfoy-
El novio de tu hermanita, también Weasley. Parece que empezáis a juntaros con la
gente correcta.
Harry, oyó un ruido en el
exterior del perímetro, seguramente Ron había saltado sobre Malfoy para hacerle
callar. Harry empezó a enfurecerse, se sentía traicionado, ¿Cómo podían ser
Paula y Joaquín mortífagos?.
-
Sorprendido Potter, ¿verdad? – rió Joaquín- No te esperabas, que alguien
de Ravenclaw, pudiera ser un mortífago.
-
Sólo habíais pensado en Slytherin, ya me lo dijo Paula.- continuó
Joaquín, con una sonrisa de suficiencia- Eso demuestra que las apariencias
engañan, Potter, no te puedes fiar de las primeras impresiones.
-
Paula ¿Cómo has podido ayudar a este mortífago?- preguntó Harry, lleno de
ira- ¡Eras nuestra amiga!
Joaquín rió mas fuerte que
antes y agarró a Ginny, que intentaba escaparse de su lado.
-
Paula no ha tenido más remedio- dijo Joaquín entre risas- Está bajo mi
poder. Hace lo que yo ordeno y si no fíjate bien. A ti no puedo matarte, mi
señor Voldemort se disgustaría muchisimo, pero si puedo matar a tu amiguita
Weasley. O mejor aún: hazlo tú, Paula.
Paula, alzó su varita y
murmuró unas palabras que nadie pudo entender. Un rayo azul salió de su varita y
alcanzó a Ginny, que cayó al suelo. Harry se acercó a ella, Ginny aún tenia
pulso, así que no estaba muerta, pero parecía vacía, como si no tuviera
alma.
Harry se levantó aún más
furioso que antes.
-
¿Por qué Voldemort ha recurrido a ti?- dijo Harry, entre dientes- ¿No
tenía mortífagos suficientes?
-
Claro, que tiene- replicó Joaquín- Pero, ¿quién sospecharía de un chico
de 15 años, que además ha venido a estudiar en Hogwarts porque en su colegio
apareció la Marca Tenebrosa?
-
¿La dibujaste tú en tu colegio?- preguntó Harry.
-
Así es- confirmó- Joaquín- También conseguí que me mandaran a Hogwarts y
dibuje la Marca Tenebrosa sobre
Hogsmeade.
Joaquín rió de manera
horrible.
-
Y ahora –continuó Joaquín acercándose a Harry- Te llevare ante mi señor
Voldemort, quien me colmará de honores.
-
Hay algo que has olvidado- dijo Harry triunfante- No puedes
desaparecerte, así que en cuanto terminemos, te capturaran.
Joaquín rió aún más
fuerte.
- Potter, ese problema ya
esta resuelto- contestó Joaquín- En cuanto te deje inconsciente, activaré un
trasladador que llevo conmigo y que nos llevará a donde se encuentra mi
señor.
-
Pero ya es hora de dejarse de charla Potter- continuó Joaquín alzando la
varita hacia Harry- Ahora debes enfrentarte con tu destino.
Harry levantó su varita rápidamente hacia Joaquín, sabía que su única
esperanza era dejarle inconsciente antes de que lo hiciera él. Harry y Joaquín gritaron:
-
¡Desmaius!
De las dos varitas salió una luz naranja. Harry notó el impacto del
hechizo de Joaquín y antes de caer inconsciente, oyó un ruido muy fuerte como si
algo hubiera estallado.
Harry empezó a abrir los ojos, había tenido una pesadilla muy extraña,
había soñado que había un mortífago en Hogwarts y se enfrentaba a él. Harry
terminó de abrir los ojos y se encontró en la enfermería. Por lo visto no había
sido una pesadilla. Harry se incorporó y se encontró a la profesora Martínez
sentada a su lado.
-
Hola Harry- saludó la profesora- ¿Qué tal te encuentras?
-
Bien- contestó Harry- Pero, ¿Qué pasó?
-
Cuando abrimos la puerta, vimos que caías al suelo inconsciente, lo mismo
que Joaquín.- contó la profesora Martínez- Tu amigo Ron nos explicó que había
pasado y os trajimos a Ginny, Paula y a ti a la enfermería.
-
Profesora, ¿y que pasó con
Joaquín?- preguntó Harry.
-
Joaquín, utilizó una de las maldiciones imperdonables- respondió la
profesora muy seria- Así que será llevado a Azkaban.
-
Otra pregunta- dijo Harry- ¿Cómo están Paula y Ginny?
La cara de la profesora se llenó de tristeza.
-
Paula se recuperará- explicó con tristeza Martínez- Ha estado mucho
tiempo bajo la maldición Imperius, pero lo peor es que está en estado de shock,
por lo que le hizo a Ginny. De momento sólo habla en español y dice cosas
incoherentes, pero creo que en pocos días se recuperará.
-
¿Y Ginny?- preguntó Harry temiéndose lo peor.
-
Ahí está el problema- suspiró Martínez- Sigue viva, pero tiene una
expresión extraña, ese tipo de expresión sólo la había visto en los prisioneros
de Azkaban que han sido besados por un dementor.
-
¿No tiene alma?- gritó Harry.
-
Parece que no- confirmó la profesora- Pero hasta que Paula no sea capaz
de decirnos que hechizo usó, no sabremos si podemos curarla. Paula debió usar un
hechizo muy antiguo, porque nadie es capaz de identificarlo.
-
¿Y cuando se recuperara Paula?- preguntó Harry
-
Ya te dije- contestó la profesora- Que creo que en unos pocos días, pero
no estoy segura, alguien tiene que estar con ella todo el día y la señora
Pomfrey no es capaz de darla la medicina, porque parece que Paula no entiende el
inglés, así que todo es más complicado. Y, por desgracia yo no puedo estar todo
el día a su lado.
-
Profesora, yo conozco a alguien que quizás pueda ayudar- dijo Harry- Se
llama Alba McKinnons, habla español y trabaja en la tienda de bromas de
Hogsmeade.
-
Podríamos llamarla-
sugirió Harry- Quizás ella pueda cuidar a Paula.
-
Esta bien- accedió Martínez- Hablaré con el profesor Dumbledore, a ver
que opina. Y ahora acuéstate Harry. Mañana podrás levantarte.
A la mañana siguiente cuando Harry salía de la enfermería, camino del
comedor, vio a Alba que estaba sentada al lado de la cama de Paula. Eso le llenó
de esperanzas, quizás pronto se recuperara y podrían saber como curar a Ginny.
En el comedor se encontró con Ron y Hermione, que le pusieron al corriente de
todo. Harry se sorprendió de que sólo hicieran hubieran pasado días del ataque,
parecían muchos más. Toda la mesa de Gryffindor estaba muy triste y esperaban
que pronto se recuperaran el resto.
-
Esta mañana, he mandado a Pig a casa, para decirle a mi madre lo de
Ginny- dijo Ron, abatido- Supongo que en unas horas estará aquí.
-
Se sigue sin saber que clase de hechizo fue ¿verdad?- preguntó
Harry.
-
Si- contestó Hermione, con tristeza- La única que lo sabe es Paula y de
momento no dice nada coherente.
Harry suspiró e intentó
comer algo, aunque no era capaz de tragar nada. Harry esperaba que ese día
pasara lo más rápido posible.
Esa tarde Harry, Ron y
Hermione fueron a la enfermería a ver si había novedades. Al entrar se
encontraron allí a toda la familia Weasley, alrededor de la cama de Ginny. La
señora Weasley estaba llorando muy fuerte y Alba intentaba tranquilizarla. Alba
al verlos entrar esbozó una sonrisa triste y volvió al lado de Paula. Harry, Ron
y Hermione se quedaron allí un rato con el resto de la familia Weasley, pero al
final tuvieron que subir a la torre. Ese día nadie durmió bien en
Gryffindor.
Los días pasaban y no
parecía haber ninguna mejoría en Paula, con lo que las esperanzas de poder curar
a Ginny, se reducían. Una mañana mientras estaban desayunando Ron comunicó algo
a sus amigos:
-
Mañana trasladaran a Ginny a San Mungo, a ver si allí encuentran una
cura. Mi madre se lo va a decir esta tarde a Dumbledore.
Harry se sintió muy triste,
que trasladaran a Ginny a San Mungo daba la sensación de que tardaría mucho
tiempo en recuperarse. Así que esa tarde Harry se dirigió a la enfermería para
despedirse de Ginny. Allí se encontró con Alba que parecía muy contenta.
-
Harry ¿A qué viene esa cara?- preguntó Alba.
Harry le contó lo del
traslado de Ginny a San Mungo y que en esos momentos la señora Weasley se lo
debía estar diciendo a Dumbledore. Alba puso cara de espanto.
-
No hace falta- exclamó Alba- Paula, ya se ha recuperado y me ha dicho el
hechizo. Voy a avisar a Dumbledore. Harry quédate con Paula, además quiere
hablar contigo.
Alba salió corriendo de la
enfermería y Harry se dirigió hacia la cama de Paula. Se la veía muy pálida,
pero parecía que se recuperaría.
-
Hola Harry- saludó Paula- Me alegra ver que estás bien.
-
Yo me alegro de que tu te
encuentres mejor Paula- respondió Harry.
-
Harry, ¿podréis perdonarme por lo que hice?- pidió Paula.
-
Paula, estabas bajo la maldición Imperius- dijo Harry- No hay nada que
perdonar. Lo hiciste contra tu voluntad.
Paula suspiró, parecía que
la respuesta de Harry le había quitado un peso de encima.
-
Aún no entiendo como Joaquín pudo traicionarme así- contó Paula
angustiada y entre lagrimas- Yo le presente a Ginny y cuando le dije que iba
contigo al baile me echó la maldición Imperius y me obligó a hechizar a
Ginny.
-
Paula ¿Qué clase de hechizo hiciste a Ginny?- preguntó Harry.
-
La maldición Aurum- explicó Paula- Con esa maldición separé el alma del
cuerpo de Ginny.
-
¿Se recuperará?- preguntó Harry, muy intranquilo.
-
Si- respondió Paula- Ya le dije a Alba el contrahechizo, espero que no
sea muy tarde.
Paula parecía aún más
pálida que antes, así que Harry decidió dejarla dormir, después de prometerla
que volvería al día siguiente a visitarla.
Cuando Harry acababa de
despedirse de Paula, entraron en la enfermería como una tromba, toda la familia
Weasley, seguida de Hermione, Alba y el profesor Dumbledore.
Todos, Harry incluido, se
dirigieron hacia la cama de Ginny. Una vez allí, el profesor Dumbledore murmuró
unas palabras y salió un rayo blanco de su varita. Cuando la luz desapareció,
todo el mundo fijó su vista en Ginny, que parecía estar durmiendo.
Todos estallaron en un gran
alboroto, lo que hizo que viniera la señora Pomfrey, pidiendo silencio. La
señora Pomfrey examinó a Ginny y dijo que en unos pocos días despertaría y que
posiblemente para Navidad estuviera totalmente curada. Nada más decir esto la
señora Pomfrey tuvo que echarles de la enfermería, ya que empezaron a gritar de
alegría y podían despertar al resto de enfermos.
Una vez fuera de la
enfermería la señora Weasley se secó las lagrimas de alegría y agradeció a
Dumbledore su ayuda. Una vez que Dumbledore se hubo ido, la señora Weasley se
dirigió a Harry, Hermione y Alba.
-
Harry, Hermione, señorita McKinnons- dijo la señora Weasley- Estáis
invitados a pasar las Navidades con nosotros. Y también Paula si se
recupera.
-
Gracias señora Weasley- respondió Alba- Iré encantada, pero por favor
llámeme Alba.
Harry no podía estar más
contento, iba a pasar las Navidades en la Madriguera y además Ginny se iba a
recuperar, que más se podía pedir.
Fue a finales de Noviembre,
cuando Paula salió de la enfermería, aún estaba un poco pálida, pero volvía a
ser la chica que Harry y Ron habían conocido en el Expreso de Hogwarts. Aún se
la veía un poco triste por lo que había hecho cuando se encontraba bajo la
maldición Imperius, pero todos le aseguraron que no era culpa suya y la
profesora Martínez la enseñó a enfrentarse a la maldición para que nunca
volviera a ser dominada por ella, lo que la hizo sentirse algo mejor. Harry se
acostumbró a dar paseos con Paula, a veces iban solos y a veces les acompañaban
Ron y Hermione. Parecía que Paula no era capaz de hablar con el resto de la
gente, aún no estaba preparada para hablar sobre el tema.
A principios de Diciembre,
Ginny despertó y cuando salió de la enfermería una semana después, se celebró
una fiesta en la torre de Gryffindor por todo lo alto. Años después todos
recordarían esa fiesta como una de las más grandes que celebraron en la sala
común. Paula estuvo mucho rato hablando con Ginny y explicándole todo lo
sucedido. Ginny le dijo que no había nada que perdonar y que seguían siendo
amigas, lo que alegró a Paula profundamente.
Harry también se encontraba
muy feliz, había temido que Ginny no despertara nunca y eso le hubiera dejado
muy triste. Harry estaba sumido en esos pensamientos cuando se le acercó
Paula.
-
Harry- le dijo Paula- ¿Podemos hablar?
-
Claro – contestó Harry, algo desconcertado por la seriedad de Paula.
Harry y Paula se dirigieron
a un lugar de la sala común donde pudieran hablar sin que les molestaran.
-
Dime Paula, ¿qué querías decirme?- preguntó Harry intrigado.
-
Quería preguntarte si vas a decirla a Ginny algún día que estas enamorada
de ella- contestó Paula, mirándole a los ojos.
Harry se sintió muy
confuso, no entendía por que Paula pensaba eso.
-
Paula, ¿Por qué crees que me gusta Ginny?- dijo Harry.
-
Es simple Harry- respondió Paula sonriendo- Sólo atacaste a Joaquín
después de que creyeras que Ginny estaba muerta, y además cuando ibas a la
enfermería ibas a visitarla a ella exclusivamente, a mi lado ni pasabas.
Paula le dijo esto sin una
pizca de resentimiento y mirándole fijamente a los ojos. Harry se dio cuenta
gracias a esas palabras de que Paula estaba en lo cierto, estaba enamorado de
Ginny, por eso le había sentado tan mal que Ginny tuviera novio.
-
Tienes razón Paula, me gusta Ginny- admitió Harry- Pero no me atrevo a
decirla nada.
Paula rió, y la verdad es
que Harry no sabia que podía resultar tan divertido en sus palabras.
-
Harry- dijo Paula, conteniendo la risa- ¿Me vas a decir que un chico que
ha luchado contra dragones, mortífagos y el mismísimo Voldemort, no es capaz de
decir lo que siente a una chica que además esta enamorada de él?
-
¿De verdad Ginny esta enamorada de mí?- preguntó Harry lleno de
esperanza.
-
Sí, me lo dijo ella misma- confirmó Paula- Ve, ve a decirle lo que
sientes.
Harry se levantó y fue hacia Ginny, que estaba hablando con
Hermione.
-
Disculpad- pidió Harry- ¿Ginny puedo hablar contigo?
Ginny se levantó con cara
de asombro y siguió a Harry hasta donde no pudiera escucharles nadie.
-
Ginny, yo quería decirte... - empezó Harry ruborizándose- Que me gustas
mucho. Creo que estoy enamorado de
ti
Ginny se puso del color de
su pelo y a Harry también le ardía la cara. De pronto a Harry le entraron unas
ganas irremediables de salir corriendo, pero le frenó la respuesta de
Ginny:
-
Harry, tu también me gustas mucho- respondió Ginny- Yo estoy enamorada de
ti desde el primer día que te vi en la estación King Cross.
Antes de que pudiera darse
cuenta Harry estaba besando a Ginny. Cuando terminaron de besarse se oyeron los
aplausos y vítores de todos los que estaban en la sala común, lo que hizo que
Harry y Ginny se pusieran aún más colorados.
-
Bueno cuñado- dijo Ron, acercándose hacia ellos seguido por Hermione y
Paula- Creo que estas Navidades, Fred y George tendrán alguien más a quien
gastar bromas.
-
Que se le va a hacer- contestó Harry resignado- Pero tampoco me importa
mucho, aunque me gustaría que ellos también tuvieran novia para igualar las
bromas.
-
Eso es fácil- comentó Paula, esbozando una sonrisa picara- George al
menos si tiene. Le vi besándose con Alba el otro día.
Las caras de Ron y Harry se
iluminaron con sonrisas malignas.
-
Bueno Harry- rió Ron- Tus deseos se han hecho realidad. Estas Navidades
van a ser geniales.
Mientras todos se dirigían
hacia el centro de la sala común para continuar la fiesta, Harry pensó que esas
serian seguramente las mejores Navidades de su vida. Por un momento Harry se
preocupó al pensar que seguramente Voldemort volvería a atacar, pero desechó ese
pensamiento, pensando que lo que tuviera que llegar llegaría y de momento era
mejor vivir el presente y pensar en las fiestas de Navidad que le esperaban.
FIN