NUMERO NUEVE

Nota: Espero q les guste mi giratiempo. Los personajes pertenecen a J.K. Rowling, así como algunas ideas (el amor entre Harry y Cho, por ej.). Van a tener q imaginar una parte de lo q pasó en los libros 5 y 6. Gracias, Hermione es una genia.

    

Harry Potter y el libro sagrado

Capítulo 1

    Eran las vacaciones de verano, y Harry Potter estaba desayunando junto a su padrino y Arabella Figg, la esposa de Sirius.

- Sirius, ¿puede venir Cho este fin de semana? Dale, que después en Hogwarts no la voy a ver, porque ya terminó la secundaria. – Preguntó Harry, que se estaba sirviendo unas tostadas y, como vago que estaba por la adolescencia, estaba tirando la mitad de la mermelada para las tostadas arriba de la mesa

- Ah... Harry, ¿no puedes estar dos días sin verla?- Le contestó Sirius. Miró el desastre que hacía Harry - Sos lo peor que vi en mi vida, vas a dejar la mesa roja de la cantidad de mermeladas, dulces, y cosas que tirás en el desayuno.

- Dejalo, querido. –Dijo Arabella limpiando la mesa - ¿Harry, querés que se quede en el cuarto al lado del tuyo?

- Bueno... sí. Se supone que no la quiero al lado de ustedes, ¿no? Va a seguir su ejemplo y tratar de que seamos una pareja tan cursi como ustedes dos.

- Si querés que venga, con más respeto, ¡eh! –Bromeó Sirius. Arabella se rió del comentario, pero dijo:

- Bueno, mandale una lechuza y preguntale si viene, que después la pasamos a buscar.

- Me parece que soy bastante grandecito como para poder ir solo a buscarla. – Dijo Harry con la mirada que les ponía siempre cuando lo trataban como a un nene. La verdad es que ya estaba bastante grande, estaba alto y había sacado músculo ejercitando con Sirius, que cuando apareció Peter Pettigrew (Gracias a su actual esposa) y quedó libre, aprovechó para “reconstruirse” y poder conquistar a Arabella, la hija de la señora q vivía cerca de Harry, de vuelta (ya habían sido novios).

   Harry y Cho habían empezado a salir en el quinto curso, cuando en un baile Harry le confesó lo que sentía. Por suerte, le salió todo bien. Luego de habérselo dicho, ella le dijo que también lo amaba, y, al lado del lago, se unieron en un beso.

- Listo –contestó Harry- Le voy a mandar a Hedwig ahora mismo –Tan feliz y apurado estaba, (recordando que hubiera sido de él si se hubiera quedado con los Dursley, que casi les agarra un infarto cuando Harry llegó con Sirius para avisarles que se iba a vivir con él) que cuando se levantó, tiró la silla y la tostada, que al fin cubierta de mermelada, se le cayó enchastrando más el lío que hizo en la mesa. Al llegar a su cuarto, se sentó en el escritorio,  y agarró un par de pergaminos y una pluma. Desde que vivía con Sirius, todo lo que sea sobre la magia, había mejorado, en especial su cuarto. Ahora lo tenía bien dispuesto, con todas las cosas necesarias en el mundo mágico. Incluso tenía una chimenea con un tarrito de polvos flú arriba de ésta. Tenía todas las paredes recubiertas de posters sobre equipos de quidditch, grupos de rock magos, fotos mágicas de él con Sirius y Arabella, con Ron, Hermione, Cho, Víctor Krum, y todos sus amigos del colegio.

Al mirar una de las fotos pensó que también podría mandarle una carta a Ron y Hermione que probablemente estarían juntos en la casa de Ron. A Harry no le molestaba, ya que se habían visto cuando él los invitó a pasar una semana en su casa, y, además, la pareja quería estar sola, al igual que Harry y Cho.

 

Querida Cho:

                    ¿Cómo estás? Espero que bien. Te extraño, ¿vos no? En realidad te mandaba esta carta para decirte si querías venir a casa este fin de semana. Te voy a extrañar mucho en Hogwarts ahora que no vas a estar, así que quiero verte antes de tener que ir. ¿Qué te parece la idea? Avisame si venís que te paso a buscar. Te puedo mostrar unas de esas películas muggles en un cine, que es donde las pasan, ¿Venís? Espero que sí..

Te ama,

                                       Harry.

PD: Mandale un saludo a tus viejos y deciles que te vamos a cuidar bien, ja, ja.

 
  Su carta era así:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al terminarla  la ató a la pata de Hedwig y la soltó. En ese momento, tocaron a la puerta:

- Pasa –dijo Harry.

- Perdón, pero quería preguntarte si venías a jugar un partido de quidditch en el jardín.- Era Sirius.

- Luego voy, quiero escribir otra carta. ¡Ah! ¿Me prestás tu lechuza?

- Bueno, está bien. Cuando quieras, bajá, que Ara y yo vamos a estar haciendo unos informes en el comedor.

- OK. Gracias y ¡Chau! – Contestó Harry, cerrándole la puerta.

 

    Luego de terminar de mandar las cartas, bajó a jugar al quidditch (habían hecho un hechizo para poder jugar sin que los muggles los vieran) y estuvo haciendo unos cálculos para Aritmacia, ya que, gracias a Hermione, Ron y él se habían anotado.

    Después de cenar, ya muy cansado, subió a su cuarto y se acostó a leer. Al rato se quedó dormido en un sueño intranquilo. Tenía visiones que no eran muy definidas. Veía manchas doradas y verdes, junto con ojos rojos que lo miraban desde las profundidades de algo. También escuchaba, muy bajo, casi sin hablar unos silbidos en pársel, que no entendía.

    Pero de repente, algo frío mojó sus pies. Se levantó sobresaltado y descubrió que estaba metido hasta las rodillas en la pileta de la parte trasera.  

 

 

 

 

En este capítulo y los siguientes, vamos a contar lo que pasó en el quinto y sexto libro. Esto no estaría escrito en el libro  verdadero, pero al saltear dos libros, debo relatar lo que pasó. Así que, cuando termine de contar eso, sigo con el libro.

Si se quisiera hacer el libro en serio, suprimimos esos capítulos, así que no la tomen como parte del libro, es una explicación para que puedan seguir la historia. Gracias.

 

Capítulo 2

- ¡Harry! ¡Harry!- Era Sirius, que estaba junto Arabella en la puerta trasera. Como pensaban que estaba dormido, evidentemente sonámbulo, no querían despertarlo.

- ¿Qué pasó?- Preguntó Harry, saliendo de la pileta y entrando a la casa. Tenía los labios morados y estaba temblando.

- Eso deberías contestarlo vos- le dijo Arabella- ¿Qué hacías en la pileta a las tres de la mañana?

- No tengo idea... de lo único que me acuerdo es de ese sueño extraño, y despertar en la pileta.- le contestó confuso Harry.

- Bueno, vení, abrigate, tomá algo caliente y hablamos.- Dijo Sirius, haciéndolo pasar e a la cocina. Se fue un rato, y volvió con una toalla, un par de chinelas y un abrigo para Harry. Arabella le estaba haciendo un chocolate caliente, Sirius, encendió la chimenea del living, y lo hizo sentar en uno de los sillones.

- Bueno, contanos de que trataba en sueño- Dijo Arabella, llevando una bandeja con una taza de chocolate caliente.

- Era... era muy confuso- Harry se relajó al sentir el calor del chocolate. Se acomodó en el sillón- Era un remolino de ideas... veía manchones verdes y dorados... unos ojos rojos que me miraban, y... y... unas palabras en pársel que no llegaba a escuchar.- Terminó, causando la sorpresa de su padrino.

- Es muy raro, Harry. ¿Pársel? ¿Ojos rojos? – Sirius lo miró como examinándolo.- Y encima despertás en la pileta...

- No tengo idea de cómo fue eso, sólo sé que me desperté al sentir el frío del agua. –Interrumpió Harry.

- ¿Vos estás bien, no? -Le preguntó Arabella. Harry asintió –Bueno, en todo caso te conviene dormir. No creo que haya sido nada grave, sólo una pesadilla acompañada de sonambulismo. Propongo que te vayas a dormir.

-Bueno, pero primero quiero darme un baño caliente.

   Harry subió y la pareja entró en la cocina. En realidad, él no creía que pueda dormirse, pero quería averiguar porqué cuando Ara dijo eso, había lanzado una mirada inquietante a Sirius. Así que abrió la ducha para que pensaran que se estaba bañando y bajó las escaleras sigilosamente. Se detuvo en la puerta de la cocina a escuchar,

- Sirius... ¿tú qué crees que puede haber pasado? ¿Crees que pudiera estar relacionado con...? – No pudo terminar la frase.

- No lo sé... algunos mortífagos siguen sueltos. Aunque no puede haber sido bajo el hechizo imperius porque Harry lo resiste- Le contestó Sirius.

    En ese momento Arabella lo vio:

- ¡Harry! ¿Qué hacés acá? 

    Harry no sabía que decir. Sirius y Arabella lo miraban sorprendidos, cuando él, nervioso entró en la cocina.

- No... es que... que...  me estaba por meter a la ducha y me pareció ver que venía Hedwig, entonces vine por la carta. –Dijo, causando miradas de desconfianza en la pareja.

- No.. Hedwig no vino, Harry. –Sirius lo miró con una cara extraña, como si estuviera analizando cuanto llegó a escuchar. Harry salió corriendo de la habitación, cerró la ducha y se acostó a pensar.

<No puede haber sido él... el año pasado lo reducimos> Pensó, acordándose del enfrentamiento del año anterior con Voldermont. Empezaron los recuerdos...

  

    “Después de que el mago más poderoso de todos los tiempos renació, todo el mundo mago era un conflicto. El ministerio trataba de ocultarlo todo, pero nadie podía parar ese pánico que se iba extendiendo en todas las familias. Empezaron a aparecer marcas tenebrosas arriba de casas, toda la masacre se repetía. Parecía que nunca hubiera ocurrido el incidente de Harry.

   Por suerte, aunque él no lo sabía, Harry estaba protegido en la casa de Los Dursley, por un potente hechizo y por la auror hija de Ojo loco Moody, que vivía a dos cuadras. Esa auror, se llamaba Arabella Figg.

   Con la edad de Sirius, Arabella, vivía con su madre, y llevaba su apellido, ya que sus padres eran divorciados. Por pedido de Dumblendore, siempre en el verano, protegía la casa de esos extraños vecinos. No tenía idea porqué, ya que nunca se acercaba a esa casa (no sabía quienes la habitaban) y sus superiores no le decían nada. Hasta que el 31 de julio (cuando Harry cumplía 15) se enteró.

    Un anónimo le decía que vigilara muy bien esa casa, o algo andaría mal. Toda temerosa, ella se acercó y tocó el timbre. Si ella, por alguna razón, lograba entrar, la casa estaría protegida totalmente. -¡¡Ve a abrir, mocoso mal educado!!- se sintió que le gritaban a alguien desde adentro. En ese momento abrieron la puerta. La persona que estaba del otro lado hizo que Arabella se sorprendiera. Flaco y un poco bajo, con grandes ojos verdes, anteojos de montura redonda, pelo negro azabache despeinado y una cicatriz con forma de rayo en la frente, Harry Potter la miraba con cara de aburrido.

-¿Si? ¿Qué desea?- preguntó, con toda naturalidad. Arabella se quedó muda, haciendo que el muchacho la mirara con cara inquietante. -¡¿Harry?!- fue lo que logró decir antes de caer desmayada.”

 

 

 

 

Capítulo 3

“- ¿Señora... señora, está usted bien?- Dijo Harry al ver que despertaba.

Arabella se levantó de repente:

- ¿Qué? –Dijo, mirando a su alrededor. Estaba recostada en un sillón verde oscuro, que estaba cerca de un chimenea llena de fotografías de un chico muy gordo. Miró hacia la ventana y recordó lo que había pasado. Observo a Harry con cariño.

- ¿Está mejor? Puedo remojarle otra vez el paño, si desea.- dijo, señalando el pañuelo azul a rayas que Arabella tenía en la frente.

– No, gracias, estoy bien.- fue lo único que ella pudo articular.

- ¿En serio? Me asusté cuando se cayó allá afuera...

- ¿¡Qué pasa acá!?- Preguntó Tío Vernon, entrando en el living.

- Es que le señora se desmayó, afuera, y entré para ver que le pasaba.

- ¡Ah! Mucho gusto, soy Vernon Dursley, director de una empresa de taladros –dijo agrandándose.

- Igualmente, yo soy Arabella Figg, una auror.

- ¿Qué es eso? –le preguntó, comenzándose a enfadar, Vernon. Harry la miró asustado. Cómo Arabella no sabía que contestar, siguió las indicaciones por medio de gestos que le hacía el muchacho.

- E-es... una especie de policía en Escocia. –Contestó, diciendo lo primero que le vino a la cabeza. –Vine... a visitar a mi madre, Loise Fig., que vive acá cerca.

- Si.. la Sra. Fig., mándele saludos de mi parte. Ahora... no quiero ser descortés, pero en este momento están por venir unos importantes empresarios y, si usted ya está bien, le pediría que se ausente. –Arabella lo miró enojada, pero se levantó, le hizo una seña a Harry y se fue. Luego de salir, rodeó la casa y se sentó en la vereda de enfrente a esperar.

   Cinco minutos después,  Harry salió por la misma puerta y se fue a encontrar con ella.

- ¡Harry! Estás enorme... todo un adolescente. No tenía idea que vivías ahí...

- Espere un momento. ¿Usted es la famosa Arabella  Figg del grupo de Sirius, Lupin, Mundungus Fletcher?

A Arabella se le llenaron los ojos de lágrimas al escuchar el nombre de Sirius. –Mira Harry...

  

   Así se conocieron los dos. Desde ahí estuvieron muy unidos, siempre Arabella se contaba anécdotas de sus padres y cosas de él de pequeño. Ese año, Harry, junto con Ron, Hermione y Arabella, logró atrapar a Peter Pettigrew. Muchos mortífagos murieron, y otros nuevos se unieron. Los dementores se habían asociado con Voldermont, pero por suerte los gigantes no. Gracias a un enfrentamiento a través de un instrumento llamado lopolizador, pudieron sacarle a Voldermont el poder (que había adquirido al mes de renacer) de hacer magia sin varita.

   Al año siguiente Voldermont empezó a atacar en Hogwarts a quien Harry tenía afecto del alumnado. Cayeron un montón: Ginny, Fred, George, todo el equipo de quidditch, Cho, todos los de su curso en Gryffindor, Ron, Hermione y un grupo más. Los atacaba a través de unos arquefroictidos, unos seres que atacaban mientras que dormían. Los dejaba en estada de shock, y no se podía hacer nada hasta que contuvieran a quien manejaba a los bichos. Lo peor era, que no sólo dañaba a Harry por quedarse solo, si no que también revelaba por quien tenía afecto. Nadie sabía que Cho Chang podía caer, y de esa forma se dieron cuenta de que Harry sentía algo por ella (el noviazgo de ellos era secreto).

   Esta pesadilla continuó hasta que, por medio de un maleficio en el cual participó Dumblendore, pudieron contener todo el espíritu y la magia de Voldermont en una esfera de cristal. El cuerpo quedó vacío y la esfera cuidada a más no poder en Hogwarts.”

  

    <Los mortífagos no tienen tanto poder... pero...> Siguió pensando Harry <pero... los dementores sí> terminó asustado.  Le mandaría una carta a Dumblendore, decidió, cuando sintió una ruido en el piso inferior. Bajó a investigar y vio la lechuza de Arabella. <No la usé yo para mandar algo> pensó, y decidió dejar la carta arriba de la mesada, así cuando se levantaran la verían. Estaba por depositarla cuando, sorprendido, le pareció ver un sello de confidencial con la letra de Dumblendore. Mirando que no viniera nadie, la abrió, y logró leer:

Arabella:

            Es muy extraño ese sueño que me contaste.¿ Harry está bien? Preguntale si sufre dolores de cicatriz, o si se siente extraño .Por aquí está todo normal, aunque he observado unas extrañas inscripciones en las paredes de la bóveda subterránea donde tenemos a Voldermont.

         Trata de usar el hechizo que ya conoces para proteger la casa. No sabemos que puede haber sido, pero podría repetirse con actos diferentes. Antes de ir a dormir, cierra todas las ventanas. De meterse en la pileta puede convertirse a saltar por el tejado, o hacer malabarismos con un cuchillo. Cuidalo mucho, no queremos que suceda nada.

       Sobre el Ministro de magia, me comentaron que será reemplazado por uno de tu grupo, Mundungus Fletcher. Por fin tendremos a alguien que actúe al mando.

     Avísame si pasa algo con Harry. Saludos,

                                                               Albus Dumblendore.   

 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


   Cuando terminó, Harry se enojó. No sabía bien por qué era, si por la carta, que no le habían contado nada, o por la frustración de que pasen esas cosas justamente en ese momento.

   Enojado y triste, si saber por qué, se asomó a la ventana y se quedó mudo. La marca tenebrosa estaba encima de la casa vecina.

     

     

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